-¿Qué viste?-pregunta D mirándome amenazante, como si no hubiese sido él a quien encontré en el parque besando a la chica a la que supuestamente había dejado atrás para estar conmigo.
-Lo suficiente- respondo. No quiero parecer débil. No quiero llorar ante él; sin embargo, mi garganta me traiciona y envía hacia el exterior un sonido como si me encontrase roto, y tal vez no esté tan alejado de la realidad.
-Heather te vio- sentencia.
-Y yo los vi a ustedes ¿No deberías ser tú quien me da una explicación?-me atrevo a contestar, pero la ira hace eco en mi organismo, y siento cómo mis ojos empiezan a brillar sosteniendo lágrimas no derramadas.
-Yo no era quien te estaba siguiendo.
-¿En serio es eso lo que te preocupa? ¡Ni siquiera te estaba puto siguiendo!- exclamo, ya harto de su actitud desafiante.
-Te voy a dejar las cosas claras-dice de una vez.
-Dime, porque al parecer nunca tengo idea de nada- digo, esta vez ubicándome frente a él. De pronto mi habitación se siente fría. Lo único cálido que hay alrededor son mis ojos, mi pecho y garganta que parecen quemar más cada segundo.
-Tú y yo no estamos saliendo. Tú y yo somos amigos que en ocasiones se divierten, pero podemos salir con otras personas- me dice, acercándose a mi rostro y quedando a unos escasos centímetros de mí.
Soy tan estúpido, que le permitiría besarme en este momento.
Soy tan estúpido, que volvería a entregarme a él en alma y cuerpo si me lo pidiese ahora mismo.
Soy tan estúpido, que tomaría el puñal metafórico que sostiene entre sus manos, y lo clavaría en mi pecho hasta que él me pidiese que parara.
Soy tan estúpido, que en lugar de decirle lo mucho que detesto aquellas condiciones recién impuestas, que no quiero ser el amante al que saca a pasear cada dos semanas cuando le place, o el beso que no necesita, o la mentira entre sus dientes...
Le beso.
Le beso despacio, para que a través de él se demuestre lo que mis labios no son capaces de admitir en voz alta.
Lo amo.
Y a medida que él me corresponde aquel beso, me doy cuenta que el puñal ya ha sido clavado, y continuaré sangrando por la eternidad.