Wish you were sober

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La fiesta es una mierda.

Todas las personas beben sus penas en alcohol, y solo parecen divertirse cuando tienen su sistema invadido por cualquier sustancia alucinógena, cuando no, solo se sientan a tomar fotos y a pretender que tienen una vida perfecta en las redes sociales.

Como si fuera cierto. Pero los conozco a todos, y no hay nada envidiable en ellos.

Este definitivamente no es mi público.

D sobrio, es todo lo que está bien en la vida, pero se convierte en uno de ellos en su compañía, así que bebe a la par, una copa a la vez.

Baila y besa a cuantas personas se encuentran en el camino, mientras yo me siento en uno de los costosos muebles que han acomodado en una esquina, y le veo en acción.

Desearía que estuviese sobrio.

Si así fuese, reconocería que todo esto es un puto montaje.

Nos iríamos a algún sitio donde la música no se escuchase tanto, y hablaríamos sobre la vida, el amor, cualquier cosa, pero no estaría aquí, actuando como si tuviese 25 años, en medio de un montón de cuerpos sin alma.

-Por favor no bebas más- le pido cuando toma asiento a mi lado durante un segundo, para recargarse de energía.

 -Bailemos juntos- me dice con la mirada iluminada, pero sus ojos están perdidos y tropieza las palabras.

-No quiero.

-¿Por qué eres tan amargado ¿Ah?- exclama con frustración, pero aún así sonríe.

-Sabes que este no es mi ambiente.

-¡Pues lo será!- dice, como si estuviese pronunciando un difícil trabalenguas, se levanta y me hala del brazo.

Dejo que me lleve de mala gana hacia un lado de la improvisada pista, y de un momento a otro,  empiezo a disfrutar un poco de lo desinhibido que se encuentra. Aún así, desearía que estuviese sobrio, de esa manera sabría si realmente quiere estar aquí conmigo bailando, o si preferiría estar con otra persona.

D tiene el mundo a sus pies.

Pero al mismo tiempo, D se mueve contra mí, y no puedo evitar seguir un poco el ritmo de la canción, al fin y al cabo, puedo olvidarme un poco del contexto, y disfrutar  del aquí y ahora.

-¿Sabes que te quiero?- pregunta en una marea de palabras que apenas logro entender, pero al final lo hago.

¿Me quiere?

Me toma la cabeza entre las manos, y se acerca peligrosamente.

Por favor no beses mis labios.

Me aparto rápidamente.

-Suficiente. Nos vamos a casa-le digo con autoridad.

Desearía que estuviera sobrio.

-¡Si apenas empieza la fiesta!- exclama, pero se deja escoltar hasta la puerta, tomo nuestros abrigos, y nos dirigimos hacia el lugar donde D logró estacionar su Rover.

-Yo conduzco-anuncia, pero lo evito, él nos provocaría un accidente.

Él se acomoda a regañadientes en el asiento del copiloto, y conduzco en silencio hasta su casa, al estacionar, no baja del auto.

-En serio te quiero- me dice, solo que no creo que sea cierto. Por lo menos no con esa cantidad de alcohol que bebió durante la fiesta.

-Lo sé, ahora déjame llevarte a la puerta.

-Espera- de pronto percibo un vestigio de su persona.- Hay algo que...- de pronto lo siento en mis labios.

Lo que siempre anhelé que sucediera, ha ocurrido en un segundo.

En un momento en el que no me lo espero.

Nuestros labios se mueven de forma apasionada sobre el otro, introduciendo lenguas, y acariciando sitios donde nadie más ha llegado, por lo menos en mi caso.

Al final, nos separamos por la falta de aire, pero mi corazón no para de latir inquieto, como si él también estuviese intentando asegurarse de que los eventos recientes son reales, que no es producto de aquellas ensoñaciones en las que siempre estoy sumido; sin embargo, de pronto lo recuerdo: D está ebrio.

Ahora más que nunca, desearía que estuviese sobrio.

-Vamos D, tienes que entrar en casa- él asiente y se muerde el labio.

Al bajar del auto, tropieza con sus propios pies, y recargo sus brazos en mis hombros, para ayudarle a estabilizarse, de esta manera, caminamos hasta la puerta de su casa.

-Gracias... por siempre cuidar de mí- dice y acaricia mi mejilla con su suave mano.

No puedo ceder.

No es real.

Pero vuelve a besarme, y no me estoy oponiendo.

Soy el sobrio aquí, debería hacer algo, pero mi lado egoísta se antepone y me hace disfrutar del presente, que nunca se convertirá en futuro.

-¿Te quedarías esta noche?-pregunta, aún tropezando las palabras.

Esta vez encuentro fortaleza y me niego. Me dice que tome su auto por esta noche, y le veo desaparecer a través de la puerta.

Desearía que estuviese sobrio, solo así sabría si realmente quería besarme esta noche.

Kid KrowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora