D y yo nos convertimos en inseparables.
Empezamos a salir todos los fines de semana junto a nuestro grupo de amigos.
Conducimos sin sentido casi todas las noches y sobre todo hablamos por horas acerca de nuestras vidas, contándole al otro historias que nadie aparte de nosotros conoce.
Siempre me he considerado un chico bastante abierto a expresar mis emociones, así que me es fácil llorar frente a él, mostrarle mi parte vulnerable.
D es más reservado, así que a veces, cuando la conversación se dirige a su persona, lo evade hasta que se haya "olvidado" del tema.
Solo que yo nunca me olvido de nada, por lo que siempre tengo presente aquello que le hace reaccionar a la defensiva, para no repetirlo y no hacerle sentir incómodo, lo que menos quiero es molestar a la única persona que se ha quedado conmigo luego de lo ocurrido con mi padre.
Nadie sabe lidiar con mi tristeza.
Nadie nunca ha sabido cómo tratarme cuándo manifiesto lo mucho que desearía morir en un momento determinado.
Él sabe cómo hacer que me olvide de todo, y le quiero por ello.
No sé si solo sea porque en cuestión de meses se ha convertido en mi mejor amigo, o si se trata realmente de que me estoy enamorando de él, y debo encontrar la forma de apagar los sentimientos antes de acabar con todo lo bonito que me está pasando ahora.