6
―Víctor, despierta que vas a llegar tarde. ―¿A dónde?
―¿A dónde va a ser? A trabajar.
¿¡A trabajar!? Mi mente intentaba situarse pero después de todo lo acontecido le resultaba difícil. Algo me rozaba la garganta provocando un leve cosquilleo, eché mano y agarré el amuleto que mi abuela me había dado.
Me levanté y caminé hacia el baño chocando con todo lo que había a mi paso debido a no estar cien por cien despierto. Abrí el grifo del agua fría y me lavé la cara con el único fin de espabilarme.
―Víctor, ¿qué te pasaba anoche?, te tiraste un montón de rato dando vueltas por la casa antes de dormirte.
Claro, ahora empezaba a tener sentido todo: solo había sido un sueño. Pero para ser un sueño había sido demasiado real, además, ¿por qué salía la chica nueva en mi sueño? ¿Tanto me había marcado?
―No me podía dormir, tengo que dejar de beber coca-cola.
Nunca había soñado con ninguna chica y el soñar con esa en concreto me hacía plantearme muchas cosas. Sí es verdad que, por lo que habíamos hablado, teníamos muchas cosas en común, pero no era para nada mi prototipo de chica ideal.
Decidí no darle más importancia. Seguramente había sido una jugarreta de mi mente la que me había hecho soñar con ella. Además, en el sueño en ningún momento pasaba nada entre nosotros, incluso me preguntaba si me había gustado una amiga suya.
Desayuné y me vestí a toda prisa. De tanto darle vueltas a la cabeza se me había hecho tarde. Bajé y vi que el autobús estaba llegando a la parada, por lo que me tocó correr para poder cogerlo. Odiaba correr y, si encima era a esas horas de la mañana, todavía me sentaba peor. El día había empezado mal, pero tenía el consuelo de saber que era viernes y que al día siguiente no tendría que volver a ese almacén que me obsesionaba tanto que hasta soñaba con sus trabajadoras.
En el bus estaba en primera fila la mujer del día anterior, por lo que decidí ponerme lo más lejos posible de ella aunque eso implicara atravesar todo el autobús y saludar a todo el mundo.
Me senté en la última fila, saqué el libro y me puse a leer. Pero, en ese momento, recordé el colgante que llevaba en el cuello, lo busqué por dentro de la camiseta y empecé a observarlo tratando de reparar en lo que no había sido capaz de encontrar la noche anterior: un significado.
Lo miré de todas las maneras posibles pero no encontraba nada. Lo único similar que recordaba mi mente eran las figuras de educación plástica, pero a diferencia de ellas, esta flor, estrella o como se la quiera llamar, en vez de seis pétalos solo tenía tres.
Otra vez, como todos los días, estaba siguiendo la misma rutina a la hora de entrar al trabajo. Mientras arrancaba el toro vi venir a Jessy acompañada de Rebeca. Cuando se pararon a hablar conmigo sentí un poco de vergüenza, pensar que estaba delante de la chica con la que había soñado la noche anterior me hacía sentir un poco incómodo.

ESTÁS LEYENDO
El idioma de la luna
Teen FictionTienes un "don" puedes ver el futuro Sabes que esa persona es quien caminara junto a ti hasta el final de tus días , pero para eso tienes que dejarla marchar ¿qué haces? Victor se enfrenta a esta situación, ¿podrá soportar el dolor hasta que vuelva...