16
Llegó justo el momento en el que me solía despertar. Yo hablaba con Rebeca sobre qué me había parecido su amiga y a partir de ahí, todo era nuevo para mí ya que, justo desde ese momento, no había soñado nunca nada más.
―Víctor, ahora en serio, ¿qué te ha parecido Alicia?
―Pues si te soy sincero, no me la esperaba tan guapa. Tiene una cara preciosa.
―Creo que a ella también le has gustado. Habla con ella y si quieres yo acerco a Dani a su casa.
No me dio tiempo a contestar cuando apareció Alicia. Rebeca desapareció con mucha habilidad en un abrir y cerrar de ojos, y allí nos quedamos: solos al lado de la barra.
Después de intercambiar una sonrisa que no quería decir otra cosa sino "menuda encerrona", empezamos a hablar respondiendo y formulando las preguntas más típicas: ¿de dónde eres? ¿Cuantos años tienes?...
Después de que la conversación se alargara durante varias horas, y cuando ya sabía cuántos hermanos tenía, en qué trabajaba y hasta el nombre de sus mascotas, volvió Rebeca.
―Nosotros nos vamos ya, yo acerco a Dani, ¿vosotros que hacéis?
Antes de que me diera tiempo siquiera a mirar a Alicia buscando una respuesta, ella dijo:
―Yo por mí me quedo un rato más, ¿tú qué quieres hacer, Víctor? ―A mí también me apetece quedarme un rato.
―Bueno, pues entonces hasta luego.
―Adiós.
Y así me quedé a solas con Alicia, hablando de ningún tema en concreto, aislados del resto de la gente que bailaba alrededor nuestro. Mientras me hablaba no podía dejar de mirarla a los ojos. Oír su voz contándome lo que hacía día a día en el trabajo me hacía sentir una tranquilidad que nunca había experimentado.
Todas esas sensaciones me hacían desear que lo que estaba pasando no fuera como todo lo que había vivido anteriormente, como todas esas relaciones que no había querido continuar.
No quería precipitarme, por lo que decidí olvidarme de todo lo que no fuera seguir conociéndola. Hablamos otro buen rato hasta que el cansancio se fue apoderando de ambos.
―Creo que va siendo hora de irnos. ―Sí, creo que sí.
Salimos del local en el que estábamos y empezamos a caminar hacia donde había aparcado el coche. Mientras andábamos continuamos la conversación.
Fue al doblar la esquina cuando apareció un hombre de unos treinta años y me empujó contra un coche, agarró el bolso de Alicia y salió corriendo. Yo salí a la carrera detrás de él, llegamos a una calle principal y nos cruzamos con un coche de policía que, al ver la situación, puso la alarma y salió detrás del caco.

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El idioma de la luna
Teen FictionTienes un "don" puedes ver el futuro Sabes que esa persona es quien caminara junto a ti hasta el final de tus días , pero para eso tienes que dejarla marchar ¿qué haces? Victor se enfrenta a esta situación, ¿podrá soportar el dolor hasta que vuelva...