Sólo es un niño patético

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Hoy estaba llendo de camino a la tienda a comprar algunos suministros, estaba pagando cuando por aquella puerta entro un chico de cuerpo atlético, tez blanca, cabello corto, algo alto y ojos marrones claros.

<<Sean>> paso por mi mente, así como aquellos recuerdos del pasado.

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7 años atrás.

Yo soy una niña algo rellenita, tengo amigas en la escuela. No muy buenas pero al fin y al cabo amigas.
Yessica es una niña que nunca me deja en paz, claro, ella jura y perjura que somos las mejores amigas (tal vez solo pasa en su mente).

Estaba con ella resolviendo un problema de matemáticas, aunque a decir verdad no tenía ni idea de cómo hacerlo ella es la inteligente del salón), Yessica lo resolvió en un par de segundos.
Abigaíl era otra niña del salón, con ella siempre estaba. Se podría decir que era cómo mi mejor amiga.

Ya que Yessica resolvió el problema, fui con Abigaíl para librarme de ella, platicábamos de cosas tontas de niñas pequeñas hasta que llegó el profesor y comento que teníamos que hacer equipos.

Claro que no me esperaba que Abigaíl se fuese con otras niñas y no me quedo más remedio que juntarme con Leonardo y Sean, nadie los quería, ya que eran catalogados como los tontos y a las niñas les daba Ascó.
Suspiré para darme fuerzas.

- Somos equipo- les comenté, ellos solo asintieron.

Teníamos que hacer una exposición.
A la salida todos les comentamos a nuestras mamás, quienes de inmediato se presentaron y comenzaron a organizar todo. Estaba dicho, todo se haría en casa de Sean.

La primera vez casi ninguno hablo (bueno Leonardo y Sean sí, pues ellos eran amigos). Sean saco un monopolio para que juguemos todos.

- Escojan- señaló las fichas.

- ¿Quién empezará primero?- dije yo un poco tímida.

- Yo digo que lanzamos los dados y el que tenga mayor puntaje empieza- dijo Leonardo.

- Bien- dijimos Sean y yo.

Lo que no se esperaban es que yo amaba ganar, incluso hacía trampa.
Pasaron los minutos y como mencioné antes amaba ganar.

- Ha!! Voy ganando- me burlé.

Los dos me miraron con extrañeza.

Se preguntarán el porqué estábamos jugando y no haciendo el trabajo, bien, pues la mamá de Sean era algo obsesiva con respecto a los trabajos, por ende ella y las otras mamás hacían lo que nosotros debíamos hacer.

Leonardo hizo una pausa y pregunto si podía pasar al baño.

- ¡¡No veas mis cosas!!- gritó Sean de inmediato, Leonardo solo soltó una carcajada, lo que hizo que Sean saliera como bala a cerrar su habitación.

Al regreso de Leonardo jugamos una ronda más.

- Ya no quiero jugar- dijo Leonardo.

- Yo tampoco, ya me aburrí- le siguió Sean.

Yo no estaba aburrida, pero no podía jugar sola.

- Bien- dije a regañadientes.

Cuando estábamos por pensar en otro juego, nos informaron que ya teníamos que irnos.

Así fueron los siguientes días hasta la exposición, que por cierto no fue tan mala como todos creíamos (o al menos yo).

Sean parecía tenerme más confianza, así que se animó y me preguntó.

- ¿Sabes que le gusta a Abigaíl?-

- ¿Aby? ¿Por qué?-

Él se puso rojo como tomate.

- Es que me gusta tu amiga-

Eso me tomo por sorpresa, pero realmente no me importó, ya que a mí me interesaba otro niño. Carlos.

- No sé, pero yo investigo por ti-

-¿En serio?-

- Si-

- Gracias-

En el receso muy disimuladamente le pregunté a Aby que le gustaba.

- El chocolate- ella respondió mientras comía su desayuno.

- ¿No hay algo más?-

- No, solo el chocolate ¿Por qué?-

- Ahh nada más- medio sonreí.

Pero se preguntarán como era esa niña, ella era de tez blanca, pero no lo suficiente para qué se notará cuando se pusiera roja; su cabello era tan negro que podías compararlo con el de Blancanieves (incluso en el tamaño, ya que lo tenía corto), sus ojos eran del mismo marrón que Sean, era bajita y tenía un lunar cerca de la boca.

Entramos por fin al salón. Me acerqué con disimulo a Sean.

- Le gusta el chocolate-

-¡¡Gracias!!- dijo animado.

Al siguiente día apareció un chocolate en el pupitre de Abigaíl.

- ¿Y esto?- me preguntó.

- No sé- me hice la tonta y miré a Sean quién tenía una sonrisa enorme en la cara.

Me parecía que no debía decirle a ella sobre Sean, claro que le insinúe a Sean, pero ella respondió con un gran
¡¡Guácala!!.

Pasaron unas semanas en las que intente ser cupido de ellos dos, pero no contaba con que Abigaíl se mudaron a otra parte ¿Qué haría sin ella? ¿Tendría que juntarme con Yessica? Era una gran tragedia para mí.

Cayendo hacia tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora