Éramos amigos, pero a veces nos confundíamos.

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No recuerdo con exactitud cuando paso, pero recuerdo muy bien algunas cosas.
Sean vino junto a sus padres, exactamente no sé a qué. Salimos a jugar mientras los adultos platicaban, mi hermana jugaba con su mejor amiga Ella. Sean y yo jugábamos a las atrapadas, pero él se cayó, así que jugamos a quitarnos la pelota. Estábamos sudando y riendo sin parar, esta vez él tenía que quitarme la pelota. Iba tras de mí, yo no podía más, entonces él trató de quitarme la pelota, así que terminó abrazándome por detrás para tratar de agarrar la pelota, no estaba dispuesta a que me la quitará.

Tontamente, me giré, nos tropezamos y caímos de lado, claro quedé encima de su brazo y mi cara junto a su pecho. Sentía como mi corazón latía <<bum, bum>> parecía que los dos podíamos escucharlo.

Nos paramos como si nada.

-¿Estás bien?- pregunto Sean.

- Si ¿Tú?- conteste.

- Sí- sonrió para después decir- juguemos a algo más tranquilo-

-Bueno-

Nos sentamos en el patio de a lado (la casa estaba abandonada, así que no había problema)

-¿Jugamos verdad o reto?- se recargó con sus manos.

- Ok-

Hicimos varios retos hasta que yo le propuse uno peculiar, bueno, no tanto.

- Dile algo extraño a mi hermana-

Él sonrió.

- ¡¡Oye Dayanna!!-

Dayanna volteó.

- ¡¡Me gusta tu hermana y me casaré con ella!!- Sean gritó con una amplia sonrisa.

Dayanna soltó una carcajada.

- Listo- su mirada se dirigió a mí- oye-

-¿Mmm?-

- ¿Te parezco guapo?-

¿Guapo? La verdad no lo sabía, tal vez sí, tal vez no. Que le podía decir si me gustaba, aunque, por dentro, sabía qué guapo como tal, no lo era, atractivo, quizá. No lo sé.

- No lo sé, tal vez para unas sí, para otras no. Todo depende de la perspectiva de otras personas- me di unas palma ditas mentalmente a mí por esa respuesta. Sean me miró extrañado.

- Pero ¿A ti te parezco guapo?-

<<Rayos, ¿Qué le contesto? >> Pensé.

- Supongo- me encogí de hombros y puse la cara más neutral que pude.
Me moría de ganas de preguntarle: Y qué tal yo ¿Te parezco guapa? Pero no lo hice.

Cabe mencionar que los dos éramos juguetones, por lo tanto, no recuerdo si fue en la primaria o por la secundaria. El recuerdo es borroso a excepción de eso.

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Fuimos a su casa, esta vez Sean nos invitó a jugar. Saco sus pistolas de dardos y como un rayo láser extraño, que según él detectaba cuando alguien pasaba.
El chiste del juego era buscar a los otros (solo éramos tres) y dispararles si los encontrábamos.
Me tocaba a mí, no fue difícil encontrarlos, pero, a Sean se le ocurrió la brillante idea de disparar muy alto el dardo, subió al tubo del agua para alcanzarlo. Puff está se rompió, el agua salió con gran fuerza empapándolo. Su mamá lo regalo, pero no pareció importarle.

Sé que esto no fue nada romántico, pero fue tan divertido que me gusta recordarlo.

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Cuando íbamos a la secundaria pasaron demasiadas cosas, ese tipo de cosas que te hacen pensar que le gustas a alguien.

Era un día normal como los otros, llevábamos a Sean y a su mamá a su casa.
Su mamá llevaba un paraguas que olvidó en nuestro auto, afortunadamente estábamos cerca.
Regresamos a devolver el paraguas.

- Toca y dáselo- dijo mi mamá.

- Ajá-

Toqué como me indicaron, Sean se fijó por la ventana mientras se quitaba la playera, Además de sonreír con picardía.

Baje la vista un poco.

- Sé... Se le olvidó el paraguas a tu mamá- dije rápido sin tratar de reír.

Lo que pasa es que cuando estoy muy nerviosa no sé qué hacer, así que simplemente me da risa.

Sentía mis mejillas calientes.

- Ahorita le digo a mi mamá, gracias- seguía con esa sonrisa tonta en su cara.

Salió su mamá y le entregué el paraguas.

- Gracias Sophie- me dijo y le dijo adiós con la mano a mi mamá- gracias, Gris- le dijo a mi mamá.

Entre al auto. Por suerte creo que mi mamá no noto nada.

Cayendo hacia tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora