CAPITULO 15
Las enfermeras y doctores del horario nocturno se pegaron a las paredes cuando el príncipe Hiro paso a toda prisa por el corredor. Había corrido todo el camino desde su recamara, en el decimosexto piso del ala privada del palacio, y solo paro a recuperar el aliento cuando debió esperar el elevador. Abrió intempestivamente la puerta y se detuvo al instante, aun sosteniendo el picaporte.
Sus ojos desorbitados encontraron a Wasabi, quien con los brazos cruzados estaba recargado contra el muro del fondo. El consejero aparto la vista del cristal de la ventana y respondió a la mirada de pánico de Hiro con una de resignación.
-Acabo de escuchar que... -empezó a decir Hiro, echando los hombros hacia atrás. Humedeciendo su boca seca, entro a la habitación. La puerta se cerró detrás de el con un chasquido. La pequeña antesala solo estaba iluminada por una lampara de mesa y las brillantes luces fluorescentes.
Hiro se asomo al cuarto justo cuando una enfermera junto a un robot medico sacaban todo el equipo que se encontraba dentro de la pequeña habitación. Sintió una pequeña punzada en el corazón. En la habitación ya no se encontraba nada.
-Llegue muy tarde.
-Ocurrió hace tan solo unos minutos -dijo Wasabi conmovido, apartándose con dificultad del muro. Hiro pudo notar el rostro cansado de Wasabi y sus ojos desvelados, y una taza de café intacta que se encontraba aun lado de su pantalla portátil. Había trabajado hasta tarde en lugar de volver a su propio hogar, a su propia cama.
El cansancio atrapo a Hiro de golpe y presiono su frente ardiente contra el frio cristal. El también debería haber estado ahí.
-Preparare una conferencia de prensa -la voz de Wasabi era hueca.
- ¿Una conferencia de prensa?
-La gente necesita saberlo. Todos guardaremos luto.
Por un extraño momento, Wasabi pareció conmocionado. Pero supo disimularlo con una respiración cansada. Hiro apretó los ojos y se los froto con las yemas de los dedos. Aunque sabía que esto sucedería tarde o temprano, que su mejor amiga padecía de este hechizo sin cura o remedio. Todo se había perdido rápidamente, le había sido rebatado. No solo su mejor amiga. No solo su hermano: su juventud. Su libertad.
-Usted será un buen rey -dijo Wasabi-. Como lo fue su hermano.
Hiro retrocedió con terror. No quería pensar sobre eso, en todos sus defectos. Nunca podría llegar a gobernar como lo hizo su hermano o hacerse cargo tan bien de su pueblo como lo hizo Gogo antes de morir. Era muy joven, muy estúpido. No podía hacerlo.
La pantalla detrás de ellos emitió un sonido metálico, seguido de una dulce voz femenina: "Un nuevo mensaje entrante para el príncipe heredero Hiro Hamada, del reino de San Fransokyo, del rey Obake, de Disnworks".
Hiro giro hacia la pantalla, que estaba en blanco salvo por una pequeña imagen de un sobre en la esquina, avisando que había un mensaje no leído. Cualquier indicio de lágrimas se transformó en un dolor de cabeza que se acercaba. El aire se había vuelto denso, pero ninguno de los dos se movió.
- ¿Cómo demonios se enteró tan rápido? -dijo Hiro-. Debe tener espías.
Por el rabillo del ojo, vio a Wasabi fulminarlo con la mirada. Una advertencia para que no empezara a formular teorías conspirativas. Menos en estos momentos.
-Quizás su consejera más leal y mano derecha o su guardia te vieron cruzar el castillo corriendo en medio de la noche. ¿Qué otra cosa podría significar?
Apretando la quijada, Hiro se alzo en toda su estatura y se dirigió a la pantalla como si se tratara de un enemigo.
-Supongo que nuestro periodo de luto ha terminado -murmuro-. Pantalla, aceptar mensaje.
La pantalla se ilumino. A Hiro se le erizo la piel al mirar al rey Obake, vestía un traje negro planchado a la perfección sin arruga alguna o rastro de polvo y tenía su cabello bien peinado hacia atrás. Lo único que arruinaba el lindo traje de vestir era su cara.
-Querido príncipe de San Fransokyo-dijo Obake con voz tranquila-. permítame ser el primero en ofrecer mis condolencias por la perdida de su consejera y mano derecha, la señorita Gogo. Era una buena mujer. Espero que la paz guie su camino.
Hiro echo una mirada fría a Wasabi. ¿Espías?
Pero Wasabi no se la devolvió.
-Aunque la ocasión es trágica, espero ansioso continuar con usted las negociaciones sobre una alianza, en su calidad de nuevo gobernarte de San Fransokyo y líder de las demás naciones que quedan. Como no veo razón para posponer estas conversaciones hasta su coronación, cualquiera que sea el momento en que ello ocurra, considero apropiado planear una reunión tan pronto como sea conveniente en este periodo de duelo. Por supuesto, el baile se tendrá que posponer hasta dentro de dos semanas, sospecho que tendremos muchas cosas de que hablar y discutir príncipe. Mi avión está preparado. Puedo partir a su siguiente amanecer para presentarle en persona tanto el pésame como mis felicitaciones. Avisare a mi consejera que este al pendiente de mi llegada. Ella puede hacerse cargo de que mi alojamiento sea preparada de forma adecuada. Le pido que no se preocupe por mi comodidad. Estoy seguro de que tendrá muchas otras preocupaciones durante este momento tan trágico. Mis sinceras condolencias están con usted y con sus súbditos.
Termino el mensaje con una ligera inclinación de cabeza y la pantalla se apagó.
Boquiabierto, Hiro encaro a Wasabi. Apretó los puños contra sus costados antes de que pudieran empezar a temblar.
- ¿Piensa venir aquí? ¿Justo ahora? ¡Ni siquiera han pasado 20 minutos!
Wasabi se aclaró la garganta.
-Deberíamos discutir esto en la mañana. Antes de la conferencia de prensa, supongo.
- Aparte ¿Posponer el baile dos semanas? ¿Se volvió loco?
-Lastimosamente no podemos negarnos a su petición si es que queremos que firme el contrato de paz.
Hiro se dio la vuelta y apoyo la cabeza contra la ventana. Al otro lado de cristal, no se encontraba nada solamente se podía observar lo blanca de la sabana. Gogo había perdido poco a poco su color en la semana que su rostro se mostraba muy pálido.
Gogo ya no estaba aquí. Era incapaz de protegerlo. Incapaz de darle consejo. Incapaz de poder darle un abrazo otra vez.
-El piensa que soy débil -dijo Hiro-. Va a tratar de convencerme de aceptar la alianza matrimonial ahora, mientras todo es un caos -pateo la pared y contuvo un grito de dolor al recordar que no llevaba sus zapatos-. ¿No podemos negarnos? ¿Decirle que no es bienvenido aquí?
-No estoy seguro de que esa sea la señal de paz por la cual se había esforzado su hermano.
- ¡Él es el que ha estado amenazando con una guerra durante los últimos doce años!
Wasabi frunció los labios, y con la preocupación que persistía en su mirada apaciguó la furia de Hiro.
-El dialogo debe ser reciproco, su majestad. Escucharemos sus peticiones, pero el también debe escuchar las nuestras.
Hiro dejo caer los hombros. Se dio la vuelta, echando la cabeza hacia atrás y observando el techo ensombrecido. ¿Qué rayos querían los de Disnworks? Y no cualquier ciudadano de ese horrible lugar: si no del rey Obake. En San Fransokyo. En su país. Su hogar. Se estremeció de tan solo pensarlo.
-A la gente no le gustara esto.
-Eso es un hecho -suspiro Wasabi-. Mañana será un día oscuro para todo el país.
Rey Obake está en camino hacia san Fransokyo!!! Ahora si se viene lo chido x3
¿Se esperaban la muerte de Gogo? :""v
Me escapé por un momento de mis deberes y les traje un capítulo xD espero les haya gustado.
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Love Petals - Higuel
Adventure"Al momento que veas brillar esta flor...sabrás que estoy contigo" Después de la trágica tercera guerra mundial, el pueblo de San Fransokyo ha vivido en paz durante generaciones ocasionando que gente de varias nacionalidades se juntaran y conviviera...