CAPITULO 8
Faltan 4 días para el festival de la paz
Miguel se escabullo en la tranquilidad y silenciosa oscuridad de la noche, el sonido de sus pies arrastrándose por el pavimento era el único sonido que acompañaba al joven moreno. El vacío de la oscuridad era un coro de sonidos apagados en su cabeza: el crujido de las bandas de rodamiento de Dante, el chisporroteo de las luminarias sobre ellas, el zumbido constante de superconductor magnético debajo de la calle. La mirada seria de Miguel solo veía el camino –que ya conocía- con detenimiento como si fuera algo importante que ver, pero en realidad en su mente no podía evitar recordar aquel recuerdo. María. Hechizo de Cempasúchil. Todo estaba pasando muy rápido, pero aun asi Miguel no dejaba de pensar en demasiadas cosas ¿Qué pasara ahora? ¿Qué ara ahora que María ya no está? ¿Cómo reaccionara Ernesto al enterarse de esto?
Un escalofrió le recorrió por todo el cuerpo. Ernesto. Al pensar en la reacción enojada y eufórica de su tutor le causaba nerviosismo. Obviamente su reacción no será nada buena y no estaba preparado para ello. No quería tener que verle ahora que estaba sucediendo todo esto de María, para que ahora tuviera que soportar los gritos y el castigo de Ernesto. Ya que sin duda alguna la policía le informara o si no es que ya le informo. Miguel rogaba con que fuera la primera opción. Entre tanto pensamiento hizo que de repente volviera a la realidad, dándose cuenta que estaba parando enfrente de la puerta.
Vacilo enfrente del apartamento 1720, con el corazón latiéndole con fuerza. No podía dejar de pensar en el sufrimiento de María, de esa tarde, tanto que parecía que su mente lo quería torturar con ese recuerdo una y otra vez.
¿Qué podía decir? ¿Qué le esperaba?
Con algo de temblor en su mano. Abrió la puerta tan silenciosamente como pudo. El brillo de la sala de estar se hacía presente en el suelo en el oscuro corredor. Entonces con algo de duda entro a la habitación pero se detuvo antes poder otro paso. Dante choco contra su pierna. Delante de él había 2 hombres con un uniforme negro, pero tenían en su brazo derecho del traje 3 líneas. 2 rojas. Una blanca. Eran agente de emergencias médicas.
Un escalofrió le recorrió la nunca. Ernesto estaba de pie, con su típico traje blanco que le hacía verse elegante y profesional, frente a la chimenea, aunque el fuego hecho por un holograma estaba apagado. Desde que entro a la habitación Ernesto dirigió su mirada hacia Miguel, pero esta era dirigida con repulsión.
El estómago de Miguel se contrajo, se quitó su estuche y la coloco en el piso, a pesar de todo trabaja de mantener la calma en todo momento. Cosa que no estaba funcionando del todo. Ernesto se aclaró la garganta y acomodo con cuidado su saco.
-Hace una hora recibí un comunicado-dijo cuándo el silencio se congelo en la habitación-Me informaron que a María la recogieron en la zapatería y que se la llevaron...-su voz sonaba hostil y sus ojos relampagueaban- Pero déjame adivinar...tú ya lo sabias ¿verdad?-
Miguel no se movió, no quería ver a los hombres con uniforme.
Pero cuando el joven moreno iba articular una palabra, Ernesto agrego.
-Chatarra inútil puedes empezar en deshacerte de todas las pertenencias de María. Cualquier cosa aunque sea la más insignificante y no quiero que nada se quede, quiero que esa habitación quede completamente limpia-
Su voz sonaba severa y firme, como si hubiera memorizado todas esas palabras desde hace mucho tiempo.
-Sí, Sr. Ernesto-dijo Dante, regresando al corredor-
Miguel se había quedado inmóvil. Aunque el pequeño robot era incapaz de ignorar o cumplir las órdenes de Ernesto, por la lentitud en la que obedeció era muy claro que no quería dejarlo solo en la vista de esos hombres "paramédicos".
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Love Petals - Higuel
Adventure"Al momento que veas brillar esta flor...sabrás que estoy contigo" Después de la trágica tercera guerra mundial, el pueblo de San Fransokyo ha vivido en paz durante generaciones ocasionando que gente de varias nacionalidades se juntaran y conviviera...