CAPITULO 3

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CAPITULO 3

-Mamá coco si Ernesto pregunta-dijo Miguel mientras caminaba hacia las escaleras- dile que la zapatería ni se encuentra cercas de la joyería de la señora Ariel-

La luz del pequeño robot parpadeo varias veces.

-Entendido joven Miguel-

La casa se encontraba en silencio, bueno, al menos en la parte baja ya que al momento de subir por completo las escaleras se escuchaban murmullos, asi que el joven moreno ya estaba soltando un suspiro de cansancio, tal vez Ernesto ya llego y está dando mil ordenes como siempre, suena algo absurdo pero para el tener a ese señor en la casa era mil veces peor que cualquier otra cosa de eso no tenía duda. Pero esos pensamientos se esfumaron al entrar a la pequeña habitación de estar, observo como una señora mayor se encontraba ajustándole un vestido a María y esta maldecía al instante.

-¿No me digas que ya te vas a casar? Porque si es asi, yo quiero ser el padrino de bodas borracho que se encarga de relevar los secretos del novio o de la novia-se recargo en el marco de la puerta mientras soltaba una sonrisa-

-Chistosito Miguel-dijo volteándolo a ver con mala cara-Cuando trates de escabullirte otra vez, no pienso cubrirte por nada cabeza de balón-

-Señorita por favor no se mueva mucho-

María sentía que le faltaba el aire al sentir que la señora apretaba más de lo normal el vestido, ocasionando que Miguel soltara una risa al ver la expresión de su prima, sin ver que un zapato se encontraba en dirección a su cara con fuerza para caer sin previo aviso en el rostro del moreno.

-Y eso solo fue un aviso-dijo cruzándose de brazos-

-Bueno ya ¿Por qué estas usando eso?-pregunto mientras se tocaba la mejilla donde había sido golpeado-

-Ernesto quiere que asista al baile del aniversario de la paz de San Fransokyo-

Miguel hizo una expresión de confusión ante tales palabras de la morena ¿Acaso escucho bien?

-¿Por qué?-pregunto incrédulo-

-Quiere que consiga un marido pronto-Elevo ambos brazos dejando que la costurera le midiera el pecho-Es todo un plan para sacarle dinero a alguien más que no seamos nosotros-

Miguel se quedó quieto ¿María casarse? Él no tenía ningún problema con eso, pero el recordaba que ella le había dicho hace tiempo que en sus planes aún no se encontraba casarse o tener novio ya que, aun tenían que seguir pagándole a su tutor la gran deuda que se sumaba con el pasar de los días. Ambos se quedaron callados y viendo hacia algún punto de la habitación ¿Cuánto tiempo seguiremos viviendo asi? Esa fue una de las tantas preguntas que rondaban por la mente de ambos, ya habían pasado casi 6 años desde que empezaron a vivir de este modo ¿Estaban hartos? Si ¿Estaban cansados? Por completo ¿Estaban exhaustos? Esa sería la primera en su lista. El silencio que se había formado se esfumo, al momento de que María volteo hacia la televisión holográfica.

-¡El príncipe Hiro!-

Eso hizo que a Miguel se le helara la sangre y con cuidado volteo hacia la pantalla. "Las capturas de los seres con magia se ha vuelto nuestra mayor prioridad" decía Hiro mientras colocaba sus manos en ambos lados del podio "magia o hechizos están prohibidos por completo en San Fransokyo, aquel que sea capturado será sentenciado a muerte o abandonar el pais sin ninguna de sus pertenencias. Esta ley existe para seguir con el tratado de paz que ha estado desde generaciones con el reino de Disnworks y asi seguirá, pero como siempre se ha hecho el festival de la paz de San Fransokyo se festejará en la próxima luna llena".

Aplausos se escucharon algunos emocionados, pero también se escuchaban algunos forzados, ya que la ley mágica no los emocionaba o les hacía feliz ver como encierran a personas algo diferentes al resto. Pero aun que no les gustase esa idea era la ley y todo aquel ser con magia debería ser regresado a Disnworks sin duda alguna o tener la sentencia a muerte, eso dependería de su gobernante.

-¿Escuchaste la noticia matutina?-Pregunto María haciendo que Miguel volteara al instante-

-No ¿Qué paso?-

-La tutora del príncipe está muriendo por el hechizo-

-¿Todavía no encuentran al culpable?-

María solo negó con la cabeza dándose la vuelta por orden de la costurera. Miguel volvió a voltear hacia la televisión holográfica, la tutora del joven príncipe está muriendo por el hechizo, no era una noticia nueva ya que hace semanas atrás hubo un gran escándalo al saber que la señorita Gogo había sido emboscada por maleantes hace dos semanas atrás, y parece ser que uno de ellos era alguien con magia ya que le había lanzado un hechizo que, para todo San Fransokyo, era totalmente desconocido y el gobernante Obake no quiere dar mucha información de ello hasta que el contrato de paz se renueve como cada generación. Miguel sentía su estómago contraerse en tan solo pensar en Disnworks, sabia el porqué, pero aun asi no le gustaba pensar mucho en ello, todo terminaría al escapar la próxima semana, todo se solucionaría al fin.

****

El sonido de unas herramientas se escuchaba en la tienda, la zapatería se encontraba cerrada ya que Miguel no podía atender y estar arreglando los estantes donde se colocaban los zapatos al mismo tiempo. Solo rogaba con que Ernesto no llegara temprano y se diera cuenta que la tienda se encontraba cerrada aun después de las 12 del mediodía, eso definitivamente le costaría lo poco de mesada que le dan, claro que si consideramos que tener 2 dólares se considera mesada, entonces sí, sería su ruina en realidad.

-Dante pásame el desarmador-Dijo Miguel-

Para el joven moreno Dante era como un amigo, aunque sea un robot, pero había veces en las que se olvidaba de aquel detalle y solo sentía que convivía con una persona o algo parecido. El pequeño robot empezó a rodar hacia la caja de herramientas agarrando el objeto algo puntiagudo, para después entregárselo a Miguel quien se encontraba arriba de una escalera.

-Aquí tienes-

-Sabes... me caías mejor antes de que María te implantara el chip de voz-Dijo agarrando el desarmador y dedicándole una media sonrisa.

El pequeño robot hace dos semanas que empezó a hablar gracias al chip que María le pudo conseguir ya que le pudo ganar en un juego de cartas a Yama, aunque eso les tuvo que costar ir a la cárcel por dos días y lo peor no fue eso, para Miguel y María su desgracia fue que tuvieron ser sacados de ahí por su tutor legar, Ernesto de la Cruz, y termino con un severo castigo para ambos, bueno, mejor dicho para Miguel.

-María me dijo que mi voz era linda y que si tú decías algo al respecto me autorizo para darle el siguiente mensaje... Si vuelves a decir algo al respecto sobre la voz de Dante, te juro por la virgencita que tu guitarra aparecerá sin cuerdas al día siguiente.-

-De verdad que se nota el gran cariño que me tiene María -soltó un suspiro- Bueno al menos dices más palabras que el chip de mamá coco...-

Miguel desde hace mucho tiempo había querido incrementar el vocabulario del sistema de su hogar que era mamá coco, ya que, tenía que admitir que el sistema ya era algo viejo comparado con los nuevos que han salido a lo largo de estos años. El joven moreno estiro el brazo sin mirar a Dante.

-Ahora podrías pasarme las cajas de zapatos-Dijo para después sentir 2 cajas de zapatos en su mano- veremos si esta cosa resiste-

Con algo de cuidado coloco las cajas encima del estante, para que al fin su trabajo haya terminado, pero cuando por fin las coloco encima empezó a contar...1...2...3...4...5...6...7...8...9...10 y nada había pasado, las cajas seguían ahí.

-Veo que eres bueno reparando cosas-

-Gracias-dijo con orgullo- aunque no sea lo mío también se me da un poc...-no pudo terminar su oración al reconocer esa voz y quedándose quieto al instante-

Miguel con lentitud volteo la mirada poco a poco hacia la persona que se encontraba detrás de él, no podía moverse mucho puesto que aún se encontraba arriba de la escalera asi que solo se limitó a voltear un poco su torso para verlo ahí parado con los brazos cruzados y con su cabello despeinado como la última vez.

-Espero que esa sea la razón por la que no hayas visto aun el mensaje que te he enviado hace dos días-

Y después de decir aquello el estante se calló junto con las cajas encimas.

Love Petals - HiguelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora