Daryl vio pasar a una sonriente Alice y no dudó en ir tras ella, pero la chica iba tan distraída que no se percató cuando las manos del cazador aterrizaron sobre sus hombros.
El cuerpo de Alice se puso tenso ante la sorpresa y le fue imposible no soltar insultos sin saber quién había sido el causante.
—Mal hablada—le regañó Dixon con un deje de burla.
Alice parpadeó varias veces y sin aparta la mano de su atolondrado corazón, dijo:
—¿Por qué apareces de la nada?—cuestionó tras soltar un suspiro y volver a la normalidad.
—Hago lo mismo que tú—le recordó él señalandola con un dedo—apareces por donde sea e intentas asustarme. Como esa vez que esperaste bajo mi cama por no sé cuánto tiempo solo para asustarme.
Alice se río culpable de aquel dato y se encogió de hombros risueña.
—Pero lo conseguí—contestó con una pequeña sonrisa de victoria—la camara polaroid capturó ese momento, me río cada vez que la veo.
Daryl suspiró ante lo intensa que podía ser su amiga en ocasiones y le preguntó a donde se dirigía pues se aburría, por lo que Alice siempre lo sacaba de la monotonía del día a día.
—He quedado con Levi—respondió sin dar muchas vueltas—vamos a jugar al ajedrez.
Daryl memorizó de quién se trataba y no tardó en visualizar en su mente aquellos ojos grisáceos. Había llegado un grupo reciente hace un par de semanas y Alice ya había conseguido entablar amistad con el mas reservado. ¿Será ese hombre el que trae enamorada a Alice? Se preguntó así mismo mientras observaba a su amiga.
—¿Sabes jugar al ajedrez?
—No, él me va a enseñar.
Daryl se rascó el cuello en signo nervioso tal como Alice solía hacer la mayoría de veces. La analizó con detenimiento y se fijó en la tranquilidad que poseía y ese brillo en su mirada marrón. Su corazón volvió a acelerarse mas de normal, cuestionandose si debía ir a la enfermería a ver que le pasaba. ¿Se pondría enfermo?
—Diviértete entonces—respondió el mayor con una sonrisa sincera, pues le gustaba ver a su amiga salir de su zona de confort.
—¿Quieres venir? Mientras más seamos mejor—animó de manera inocente.
Ella adoraba estar con Daryl lo más que podía y siempre intentaba incluirlo en todos sus planes.
—¿No molestaré?
—¿Por que ibas a molestar?—cuestionó confundida—. Nunca molestas, Daryl. Venga, vamos a que nos machaquen al ajedrez—le agarró la muñeca y jaló de él para que caminase a su lado.
La pareja de amigos se encaminó hacia el jardín donde habían varias mesas y sillas que recientemente habían colocado como zona de ocio. Allí estaba Levi con el semblante serio y observando el horizonte mientras esperaba a la chica parlanchina que había conocido. Sin mostrar emoción alguna la vio aparecer en compañía y no demoró en saludar a ambos.
Daryl lo examinó con la mirada y le devolvió el saludo. Alice se sentó frente a Levi y comenzó una charla bastante amena entre los tres, donde el de ojos grisáceos les explicaba las reglas del juego con mucha paciencia.
Daryl había captado el juego enseguida mientras que Alice intentaba que no se le notase en la cara lo desorientada que estaba y asentía cuando le preguntaban si ya lo había captado. Daryl vio que ella no se sentía del todo agusto con el juego por lo que se encargó de hacer la partida lo más larga posible.
Alice como de costumbre observó a su amigo con admiración y no tardó en imaginar como sería enterrar las yemas de sus dedos por el largo cabello negro de Daryl. En como sería tocar con sus labios los del contrario y comprobar por si misma si serían tan suaves y blandos como los había imaginado. También se preguntaba como alguien tan reservado y de pocas palabras podía ser tan abierto con ella sin tapujos.
Idolatraba la forma en que él sonreía en su presencia, en los malos chistes que la hacían reír hasta soltar lágrimas, en su forma de hacerle saber que se preocupaba por ella; cuando aparecía corriendo en su habitación cada vez que las pesadillas la atormentaban y esperaba pacientemente a que volviese a quedarse dormida. ¿Hasta cuándo debía callar sus sentimientos? ¿Su amistad cambiaría si él no sentía lo mismo? Pensar en perder a Daryl la entristecia mucho, pero había una parte de ella que le gritaba que se arriesgara y en caso de que él no la viese de la misma forma, se encargaría de conquistarlo cada día. La esperanza es lo último que se pierde, ¿verdad?
—Perdiste—afirmó Levi con el semblante serie, careciendo de felicidad ante la clara victoria.
Daryl apretó la mandíbula con fuerza hasta que se percató que Alice ni siquiera prestaba atención al juego, sino que lo miraba de manera intensa y se preguntó si tenía un moco en la nariz o suciedad en la cara. Juraría haberse limpiando bien el rostro tras almorzar en compañía de Carol.
—¿Quieres jugar otra partida?—preguntó Dixon ante su mal perder.
Levi le restó importancia y aceptó, había encontrado un buen contrincante pese a ser novato. Mientras tanto Alice se cuestionaba como expresar sus sentimientos al mayor, deseaba con toda su alma que Daryl la viese con otros ojos, con amor.
Tal vez debería hacer caso al consejo de Maggie y arriesgarse sin importar los resultados, debía dar todo de si misma para lograr sus objetivos.