Sakura sintió la mirada del príncipe Itachi y se dijo que aquel era el momento que había estado esperando. El momento de presentarse, aunque probablemente no hiciese falta porque seguro que él ya sabía quién era. No obstante, se presentaría, empezarían a charlar y...Volvió a centrar la atención en el hombre que tenía delante, un noble ruso cuyo linaje databa de la época de Pedro el Grande, que le estaba hablando de su tren de vapor de juguete. Sakura pensó que aquel hombre no le serviría si el príncipe Itachi se negaba a ayudarla. Lo único que podía fingir a su lado era una sonrisa, e incluso aquello le resultaba difícil.
–¿Puedo interrumpir? –preguntó una voz masculina y profunda a su lado.
Ella esperó que perteneciese al príncipe Itachi, pero se giró y vio decepcionada que no era él y que tampoco estaba en el lugar en el que lo había visto por última vez.
Sorprendida de que el príncipe la hubiese mirado con tanto descaro para después desaparecer, sonrió al hombre que acababa de pedirle que bailase con él.
En realidad, no quería bailar, pero pensó que tal vez sus nervios se calmarían un poco con algo de movimiento.
El príncipe la había recorrido de arriba abajo con la mirada y eso la había desconcertado y había hecho que se pusiese a sudar. Había sabido que era muy guapo, lo había visto en fotos antes, pero en persona... En persona lo era todavía más. Era más carismático, más poderoso, más sensual, más... todo.
Más alto que las personas que lo rodeaban, de hombros anchos y caderas estrechas, con el pelo negro azabache y relativamente largo, la mandíbula cuadrada y unos labios perfectamente esculpidos.
Le había recordado al rey Shisui, pero en una versión más sexy.
Porque el rey Shisui nunca le había parecido sexy, sí poderoso e intimidante, pero jamás había conseguido hacer que el corazón se le acelerase como cuando el príncipe Itachi la había mirado.
Sakura se sintió culpable por estar perdida en sus pensamientos y no hacerle caso al hombre con el que estaba bailando e intentó hacer algún comentario interesante.
–Siento interrumpir, lord Hyūga, pero han llamado de su despacho. Han dicho algo acerca de una prueba de paternidad.
–¿Cómo? –inquirió su pareja de baile, soltándola al instante y frunciendo el ceño al hombre con el que Sakura llevaba toda la velada intentando coincidir–. Eso no puede ser cierto.
El príncipe Itachi se encogió de hombros.
–Yo solo soy el mensajero.
Sakura frunció el ceño y lord Hyūga se disculpó atropelladamente y salió de la pista de baile.
–Permítame –dijo el príncipe, tomándola entre sus brazos y acercándola a su cuerpo mucho más de lo que lord Hyūga lo había hecho.
Ella tardó un momento en darse cuenta de que había hecho aquello a propósito, y de que era probable que no hubiese ninguna prueba de paternidad.
–Eso no ha estado bien –lo reprendió–. Le ha dado un buen susto al pobre lord Hyūga.
–Solo porque no es la primera vez que le ocurre.
–¿En serio? –preguntó ella sorprendida–. ¿Cómo lo sabe? ¿Es amigo suyo?
–Lo sé todo, pero no, no es amigo mío.
–Pues no se va a poner contento cuando averigüe que le ha mentido.
–Es probable, pero lo primero es lo primero. Ese acento suyo no es francés, ¿verdad?
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DESIERTO DE TENTACIONES
FanfictionEra un acuerdo temporal... ¡Pero la fecha de la boda ya estaba fijada! La estrategia de la princesa Sakura era muy sencilla: evitar una unión indeseada buscándose ella a un prometido temporal. El príncipe del desierto Itachi, que tenía fama de s...