Epílogo

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ITACHI no había estado equivocado. Doscientos setenta días después de su boda nacieron Itachi y Kai, que en esos momentos tenían un año.

–Naori, ¿puedes evitar que Jane y Itachi se caigan en la fuente otra vez? –le preguntó Itachi a su hermana mientras él agarraba al gemelo restante.

–¡Voy! –gritó ella, corriendo detrás de los dos niños, que no paraban de reír.

–¡Os veo muy ocupados! –comentó Shisui riendo, con uno de sus gemelos recién nacidos en brazos–. ¿Dónde está Sakura?

–Tomándose un café con Shizune y hablando con su padre –dijo Itachi, dejando a Kai en el suelo–. Ve a tirar a tu tía Naori del pelo, que no nos gusta el color que se ha puesto.

Kai gritó y echó a correr y Itachi suspiró aliviado.

–Esto de la paternidad es más duro que atender a un salón lleno de berenios enfadados.

–Bueno, es medio berenio –comentó Shisui.

–Por suerte para ti. Gracias a mí, las relaciones entre los dos países se han calmado. Los berenios me adoran.

–Sí, sí. Y, hablando de Berenia, ¿cómo van tus negocios?

–Muy bien. La nueva universidad ha tenido tanto éxito que vamos a tener que construir más alojamientos.

–¿Dónde están los gemelos?

Itachi giró la cabeza al oír la voz de su esposa.

–Princesa, los gemelos están en la fuente con Naori. ¿Cómo está tu padre?

–Sigue decidido a reinar hasta los noventa.

Itachi se echó a reír y le dio un beso.

–Estupendo, cuanto más tiempo puedas estar tú a mi lado, mejor.

–Siempre estaré a tu lado –le prometió ella con voz ronca.

Shisui se levantó para ir a buscar a su esposa y dejó a Itachi y a Sakura solos. Este le dio otro beso y comentó:

–¿Sabes que aceptar tu propuesta de matrimonio es el mejor negocio que he hecho jamás?

–No aceptaste mi propuesta. Mi padre te obligó a casarte conmigo.

–¿De verdad?

–Sí.

–¿Todavía no sabes que nunca hago nada que no quiera hacer?

–¿Me estás diciendo que querías casarte conmigo?

–Digamos que no quería que ningún otro hombre te tuviera después de cómo me habías besado la noche anterior.

–Me habías besado tú a mí.

–¿Por qué no vamos dentro a discutirlo?

–¿Cuánto tiempo crees que tenemos? –preguntó Sakura, mirando hacia donde estaban los gemelos.

–Lo suficiente para que te demuestre lo mucho que te amo –le respondió Itachi.

–Bien –dijo ella sonriendo–. Es mi actividad favorita.





FIN.

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