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ACABÁIS de comprometeros? –preguntó su padre con incredulidad.

Y Sakura supo que estaba pensando que aquel hombre no podía ser su futuro yerno. Si no lo dijo fue solo porque, al fin y al cabo, era el siguiente heredero al trono de Santara.

–Eso he dicho –respondió el príncipe.

–Es verdad, ¿Sakura? –le preguntó su padre en tono gélido–. ¿Has aceptado la petición de mano del príncipe Itachi?

No, en realidad había sido ella quién se lo había pedido, pero pensó en cómo iba a responder a aquella pregunta de la manera más diplomática posible. Itachi la había sorprendido y no estaba segura de por qué había hecho algo así. En cualquier caso, no podía contradecirlo porque su padre los había visto besándose, pero darle la razón también era un problema.

Por suerte, su padre estaba demasiado furioso para darse cuenta de que a ella no se le ocurría una respuesta.

–¿Después de que hubiésemos decidido que ibas a casarte con lord Ōtsutsuki esta mañana?

A Sakura se le había olvidado lord Ōtsutsuki. «Tierra, trágame», pensó.

–Lord Ōtsutsuki ya no es una opción –declaró el príncipe.

Sakura frunció el ceño al ver que tomaba las riendas de la situación y de ella, como si tuviese derecho a asumir aquel papel.

De pronto salieron también a la terraza varios invitados que habían pasado la noche en palacio.

–¿Por qué no vamos dentro a continuar con la conversación? –sugirió el rey Shisui en tono amable–. Una terraza no es el lugar más indicado para hablar de algo tan importante.

El padre de Sakura asintió brevemente.

Itachi le puso la mano en la espalda y le dijo en tono educado:

–Después de ti.

Ella anduvo más despacio que su padre y el hermano de Itachi, y le preguntó en un susurro:

–¿Por qué les has dicho que estamos prometidos?

–Porque no podía decirle a tu padre que yo solo quería acostarme contigo, y que tú lo deseabas también. Le tengo aprecio a mi vida –le respondió él.

–Que te haya besado no quiere decir que quiera acostarme contigo –protestó Sakura.

–Lo siento, princesa, pero pensé que desearías un escándalo tan poco como yo. Al fin y al cabo, anoche me pediste que me casara contigo, así que he supuesto que era lo que querías.

Era cierto, pero eso había sido la noche anterior. La noche anterior, antes de que la hubiese besado y hubiese despertado en ella un cúmulo de emociones que Sakura no quería sentir. Antes de que hubiese soñado que estaba con él en la cama. Desnudos.

Siguió a su padre dentro de una habitación, con Itachi tan cerca que podía sentir su calor a través de la ropa.

Al menos entendía lo que había hecho. Itachi le había prometido a su hermano que no causaría ningún escándalo, así que había improvisado y había aceptado su propuesta. Una propuesta que se le había ocurrido a ella.

Salvo que la había hecho para recuperar el control de su vida y tenía la sensación de que lo estaba perdiendo por completo.

Se llevó un dedo a la sien. Le estaba empezando a doler la cabeza. Supuso que no tenía elección, que tendría que seguirle el juego a Itachi quien, al fin y al cabo, tenía razón: ella no quería casarse con lord Ōtsutsuki y la opción del falso compromiso le parecía mejor.

DESIERTO DE TENTACIONES Donde viven las historias. Descúbrelo ahora