XII

715 94 38
                                    

EMILIO

Las palabras de Ezequiel aun seguían en mi cabeza, apenas ayer pose mi cabeza en mi almohada; llore y llore; hasta quedarme dormido. Lo cual fue una pésima idea pues hoy amanecí con un dolor enorme de cabeza. Ya llevaba dos pastillas para el dolor, pero no lograba que se fuera. 

Habia pensando en quedarme acostado todo el día, y llorar si me placía. Pero para mi sorpresa los Bondoni iban a venir a cenar a la casa. Así que me toco ayudar en el aseo de la casa, la comida; y arreglar unas cosas de la televisión. 

Según mi mama quería que todo fuera perfecto, porque seria la primera cena juntos donde Joaco y yo, somos quedantes. Ella quería lucirse para mostrar que Joaco iba estar en buenas manos si le pedía ser mi novio. Lo cual era muy conflictivo, porque en si ya nos presentábamos como novios ante toda la gente; pero la pregunta aun no estaba hecha, porque ambos queríamos que fuera especial. Y eso confundía mucho a las dos familias.

Ahora mismo me encontraba en el balcón de mi cuarto, abrochándome la camiseta color vino; mientras que miraba el cielo de noche. Siendo sincero es la primera vez que quisiera no ver a los Bondoni. Se que frente a ellos debo de fingir una sonrisa para que no pregunten que tengo. 

Mire hacia la calle donde pasaban carros y personas caminando. Era una cuadra tranquila. Al momento de seguir viendo la calle, pude ver a la familia Bondoni caminando a la puerta de mi casa. Suspire hondo pues la farsa comenzaba. 

-¡EMILIO! ¡YA LLEGARON!- Grito mi mama. 

Suspire una ultima vez, antes de entrar a mi cuarto. Me coloque frente al espejo y revise que todo estuviera en su lugar, me puse perfume; tome un moño color negro, y lo coloque en el cuello de la camisa; peine una ultima vez mis chinos hacia atrás, para después fajarme la camiseta.

Tome mi celular, y camine a la puerta de mi cuarto. Baje las escaleras, intentando ya empezar a concentrarme en ser feliz al menos tres horas.

Cuando baje pude ver a mi papa y a Uberto hablando.

-¡Emilio!- Dijo el papa de Joaquin al percatarse de mi presencia.

-Hola Papa Uberto- Me acerque a el, mientras el se levantaba para darme un abrazo.

-Mira nomas- Dijo Uberto- Que galán te miras, nombre tu lo que quieres es conquistar de seguro otra vez a Joaquin- Dijo sonriendo acto que yo devolví con un leve sonrojo.

-Ahorita anda cambiado y arreglado, pero hubieras visto cuando le dije que se tenia que bañar; casi llora-

-¡Papa!- Dije irritado. 

-Jajajaja- Rio Uberto.- Se arregla para su novio, yo tambien solo me arreglaba para Eli-

-¿Y mama Eli?- Pregunte. 

-En la cocina, con tu madre y Joaco; están metiendo a hornear una Pay de manzana-

-Iré a saludarla, permiso-  Camine a la cocina, donde se supone que estaban los otros tres integrantes de esta familia. A penas entre pude ver a mi mama y a Eli. 

-¡Hijo! ¡Que guapo mi amor!- Dijo mi mama.

-¡Iralo!- Dijo Eli- Que guapo, verdad Joaco- Voltee a ver a donde se encontraba el fregadero, donde claramente estaba Joaquin con un mandil lavando platos; pero solo tenia el agua corriendo, pues se quedo viéndome.

El tambien llevaba una camiseta con un moño. Parecía que íbamos combinados pues su moño era color vino, su camiseta color negra; mientras que su pantalón era tambien color vino, a diferencia del mío color negro.

-¿Se pusieron de acuerdo?- Dijo mi mama.

-Awww si cierto, andas de los mismos colores, ¡Voy por la cámara!- Dijo Eli, mientras que salía de la cocina.

-¡Te acompaño!- Dijo mi mama siguiendo a Eli.

-¿No me piensas decir nada?- Pregunte viéndolo.- Sabes...se esta tirando el agua-

-¡El agua!- Cero el grifo, y se limpio las manos con un trapo- Te miras...guapísimo...- Dijo sonrojado. 

-No tanto como tu...quítate el mandil te quiero ver bien-

No se negro ante mi suplica, y se quito el mandil; demandándolo en una silla.

-Wow...te vez...wow...Ven- Le estire la mano, el la acepto al instante; y lo atraje a mi. Cuando quedamos frente a frente, tome con una mano su cintura. Era muy pequeñita, jamás la había sentido.- Eres hermoso- 

-No es verdad- Dijo Joaquin- Hay chicos mas guapos que yo- 

-No es cierto, y aun que así lo fuera; solo te quiero a ti-

Nos quedamos viendo unos instantes, hasta que sentí cuando Joaquin unió sus labios con los míos. La verdad es que ninguna sabia besar aun correctamente; así que solo nos quedábamos quietos disfrutando el tacto de los otros labios. Nos separamos ligeramente con un sonrojo, y uní nuestras frentes.

-Amas robarme besos, ¿No es así?- 

-Si...Pero te amo mas a ti- Rei bajito- Y de hecho...quiero robarte otro beso...-

-¿Quieres robarme mi tercer beso?-

-Si- Dijo.

-Pues hazlo-

No tardo mucho en unir otra vez nuestros labios. Aun que no fueran besos bien, eran perfectos. Podría sentir como sus labios eran regordetes y esponjosos, al igual que suaves y cálidos. Aun seguíamos unidos, cuando el sonido de una cámara; nos hizo separarnos y ver de donde provenía. 

Volteamos a la puerta de la cocina, donde se encontraban mis padres; juntos con los de Joaco. Viéndonos enternecidos. Nadie decía nada, hasta que la cámara instantánea saco la foto; revelada. 

-¡VEAN! ¡ES HERMOSA!- Dijo Uberto con la foto en las manos.

Todos nos acercamos a ver la foto. Y a decir verdad si era hermosa. Joaco tenia sus manos sobre las mías. Las cuales estaban en su cintura. Ambos nos sonrojamos al ver la foto. 

-A ver póngase, abrazos que les quiero tomar una foto- 

Joaco se puso frente a la cámara, mientras que yo me colocaba detrás de el; para poder abrazarlo por la espalda. El tomo mis manos, mientras que yo ponía mi barbilla en su hombro, Y el recargaba su cabeza en la mía. 

Eli comenzo a contar del tres al uno, y sonreímos; hasta que la foto fue tomada. Todos nos esperamos a verla, y la verdad era la mejor foto del mundo. Cuando todo el alboroto de las fotos termino, nos sentamos en un sillón juntos. 

-Mis notas amarillas están arriba- Dije mientras me acurrucaba mas en el.

-Ya sabes que puedes decírmelo, y luego lo pasas a la nota amarilla-

-Ok- Me acerque a su oído y le susurré, provocando que se sonrojada; y al mismo tiempo que le dieran escalofríos. - Te puse nervioso verdad-

-Poquito- Contesto.

-¿Y bien?- Pregunte. 

-Me encanta- Me dio pequeño beso en los labios, para después volverse acurrucar conmigo.

¨La segunda mejor cosa que puedes hacer con tus labios es sonreír. La primera es besarme.¨
-Con amor Mily

La Quinta EstacionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora