Pudo distinguir su figura aún antes de dar por terminada la misa. En medio de la multitud y revestida en aquel lujoso vestido de seda granate, resplandecía como el rubí de la corona. Sus miradas se cruzaron por solo unos segundos, pero aún así fue capaz de discernir la profunda tristeza puesta como un velo sobre sus radiantes turquesas antes de que ella bajara el rostro para sumergirse en la oración.
La misa terminó y todos los presentes comenzaron a abandonar la iglesia, excepto por ella, quien permaneció de pie en frente de la estatua de Jesucristo crucificado que le observaba con compasión divina. Parecía inquieta, observando el rostro del santo como si esperase hallar algún tipo de respuesta en sus labios. Cuando las puertas se cerraron, ella rompió en un quejido lastimero que sobresaltó al anciano.
⸻Por favor perdóneme, Padre, por dejar que me vea en este estado tan patético⸻ se escuchó la voz de la fémina luego de sentir la mano del religioso sobre su hombro en un silencioso gesto de apoyo.
⸻No hay nada de patético, hija mía, en desnudar tu dolor ante los ojos de Dios⸻ le reconfortó, elevando sus ojos grises a la estatua postrada en la pared.
Ambos se quedaron en silencio por largos instantes, admirando el rostro ensangrentado de Cristo. El Padre reparaba en toda la misericordia presente aún en aquel par de ojos de porcelana. Arion, por otra parte, parecía inmersa en una frustración y dolor tan grandes que no era capaz de disimularlos.
⸻Quiero confesar mis pecados, Padre.
Aquello no fue ninguna sorpresa. Ya se había vuelto costumbre recibir a aquella mujer de elegantes vestiduras y lacios cabellos castaños en su parroquia dos domingos al mes, durante la última misa de la noche, y tras finalizada la misa escuchar sus pecados- casi todos relacionados a los placeres carnales del sexo y la infidelidad- para poder dictaminar un castigo que le sirviera de arrepentimiento. Así fue como ambos ejecutaron su rutina, tomando su posición correspondiente en el confesionario antes de recitar las palabras que daban inicio al ritual del sacramento de la reconciliación.
⸻En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
⸻El señor esté en tu corazón para que te puedas arrepentir y confesar humildemente tus pecados.
⸻Han pasado catorce días desde mi última confesión, Padre⸻ el aludido guardó silencio en señal de que la escuchaba. Arion inhaló profundo antes de hablar⸻. Cometí el sacrilegio de recibir el sacramento de penitencia sin mencionar todos mis pecados en más de una ocasión; debo ser juzgada nuevamente por perjurio en contra de mi esposo y mis hijos; también tenga en cuenta usted mi falta de modestia y pureza en mi forma de vestir y hablar, así como el hecho de que me exponga yo a medios que fomenten la indecencia, o el que yo ame darme placer a mí misma cuando no tengo compañía en la cama. Todos estos pecados usted ya los conoce, Padre, así como los actos homosexuales de los que soy responsable, toda la fornicación que cometí en el pasado y el adulterio en el presente, pero hoy confesaré lo que usted no ha escuchado.
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Diario de una ninfómana┆Saint Seiya.
FanfictionDicen que el diablo se viste de mujer, y a medida que Arion relata su historia al Padre de la iglesia luego de confesarse, el sacerdote confirma la veracidad de esa creencia. Una historia teñida de sangre y corrupción cuya protagonista es mujer que...