Capítulo 1

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"Recuerdo el sabor de la felicidad en mi boca, la verdadera felicidad, esa que solo se siente cuando uno es niño y vive sin preocupaciones

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"Recuerdo el sabor de la felicidad en mi boca, la verdadera felicidad, esa que solo se siente cuando uno es niño y vive sin preocupaciones. Puedo saborear todavía la inmensa tristeza que sentí cuando me dijeron que papá había muerto. Pero sobre todo, recuerdo la angustia que me consumió desde que mi madre volvió a casarse"

𝐸𝑙 𝑑𝑖𝑎𝑟𝑖𝑜 𝑑𝑒 𝐴𝑟𝑖𝑜𝑛
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Sus pies se balanceaban al no poder tocar el suelo mientras permanecía sentada en aquella banca, esperando como todos la gran entrada que tendría que hacer su madre. Ya tenía siete años, por lo que según su madre, era una "niña grande", pero seguía sin comprenderlo muy bien, o quizás era que no lo aceptaba. Hasta hace tan solo dos años había podido ser tan feliz... Pero entonces su padre fue asesinado por un ladrón ebrio y armado, y entonces las cosas en su hogar se derrumbaron.

Eran largas y abundantes las noches que ella y su madre se sumían en llanto por el solo recuerdo del carismático músico. En ese momento fue muy duro asumir que no volvería a verlo nunca más, que no le cantaría de nuevo antes de dormir, no reirían juntos mientras trataba de enseñarle a tocar el piano ni escucharía su grave risa mientras jugaban en la sala de estar. Incluso aún le era difícil aceptar su pérdida y solía recordarlo con frecuencia, pero esa era una herida que el tiempo sanaría de a poco.

Quería que su mami fuera feliz nuevamente, que volviera a reírse y a pintar cosas bonitas en sus cuadros como antes. Sin embargo, comenzó a sentirse inquieta cuando aquel hombre y su hijo comenzaron a visitarlas cada vez más seguido. La primera vez que Arion le expresó que no le agradaba, fue también la última, pues recibió como respuesta una bofetada por parte de su progenitora mientras le advertía no decir cosas como esa de nuevo. Por lo menos trataba de refugiarse entonces en la idea de que su madre parecía ser muy feliz al lado de ese hombre, y en consecuencia, ella era feliz también.

La marcha nupcial comenzó a resonar en los parlantes de la iglesia, anunciando la llegada de la novia. Al ver la entrada de su mami en ese bonito vestido blanco, la menor se emocionó demasiado por lo hermosa que se veía. Charlize emprendió su caminata hacia el altar con tanta gracia como un cisne que desciende sobre las cristalinas y tranquilas aguas de un lago, siendo seguida por las miradas de todos los presentes en el sagrado templo.

Los ojos turquesa de Jane se dirigieron luego al hombre que esperaba a su madre en el altar. Vestido en un elegante traje de paño negro Sage aguardaba a su prometida con una apacible sonrisa dibujada en los labios. Él también se veía contento al ver llegado ese día. Tal vez Arion no podría decirle "papá" desde el principio, porque las memorias de su padre biológico seguían marcadas en lo profundo, pero al menos lo aceptaría en su familia si de verdad amaba a su mami y la hacía siempre tan feliz como en ese momento.

El único detalle que seguía poniéndola nerviosa era su nuevo hermanastro. Dirigió su mirada hacia él, que mantenía una mueca de aburrimiento por lo tediosa y aburrida que era aquella ceremonia. Para Manigoldo, la boda de su padre y su madrastra era algo que no le interesaba en lo absoluto; para un joven de catorce años hay cosas mucho más entretenidas en las cuales centrar su atención. No entendía qué le veía de bueno el viejo a contraer matrimonio. Es decir, sí, entendía que Charlize era una mujer bonita y mucho más joven que su padre-que adentrado en los cincuenta, le llevaba poco más de veinte años a la dama inglesa-, y podría mantener su cama caliente por un largo tiempo, ¿pero ascenderla de su amante a su esposa e integrarla a la familia junto con su hija? Bah, eso era absurdo.

Diario de una ninfómana┆Saint Seiya. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora