Capítulo 6

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"Empecé a sentirme quebrada mentalmente

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"Empecé a sentirme quebrada mentalmente. Vivía con miedo y angustia, al punto en que casi no podía dormir en las noches. Dejé la costumbre de escribir, y sin nada ni nadie con quien desahogarme, comencé a hundirme en mi dolor hasta que los conocí a ellos"

𝐸𝑙 𝑑𝑖𝑎𝑟𝑖𝑜 𝑑𝑒 𝐴𝑟𝑖𝑜𝑛
꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦꒷꒦

Justo cuando pensó que su vida no podría ser peor, entró en un rápido declive luego de arribar a aquel funesto sitio. Por lo que había podido presenciar el día de su ingreso, su madre parecía conocer con anterioridad el internado y a los dueños del mismo: Hades y Pandora Heinstein. Quizá fue por eso mismo que decidió abandonarla en ese lugar. Era el mismo infierno para sus residentes y Charlize estaba completamente consciente de ello.

Aunque al principio Arion pensó que no importaba mucho dado que las cosas en casa eran una mierda y literalmente no tenía un hogar al cual volver, pronto comprendió que había pasado de la sartén directamente al fuego.

Lo que rumoraba en labios de la muchedumbre es que se trataba de un lugar tremendamente prestigioso, pues era dirigido por dos nobles alemanes y su tasa de aceptación era realmente baja, y nadie sabía de qué características eran de las que se valían realmente para aceptar a los nuevos jóvenes. Sin embargo, la realidad allí vivida era por completo diferente. El dolor y la injusticia plagaban el aire desde que se traspasaba la reja, siendo el montón de muchachos allí atrapados el catálogo de ganado para satisfacer las perversiones de los directores, maestros y algunos otros miembros de élite con gustos ilegales.

Desde el día de su ingreso fue aislada y marcada como una oveja para iniciar todo su proceso, que lejos de referirse a algún tipo de papeleo— exceptuando los permisos sobre los infantes y adolescentes que firmaban sus acudientes al momento del ingreso—, iniciaba en las mujeres con una cirugía de ligamiento de trompas (vasectomía para los hombres) y exámenes de sangre para evitar cualquier riesgo. Cuando finalizó tanto su recuperación como los estudios médicos, fue fotografiada y documentada como un producto, pasando por último a la prueba de calidad, consistente en pasar por los aposentos de Hades y Pandora para aprender a complacer en el coito a ambos sexos antes de dejarla "libre" por los pasillos.

La supuesta libertad traía consigo abusos de los maestros, compañeros en grados superiores o gente adinerada que acudía al sitio para satisfacer sus más bajas pasiones. Y aún cuando bebía sin descanso de una copa de desdicha, sentía que no tenía derecho a quejarse de nada, pues su situación no era más que una en el montón y su historia no había sido la más trágica escuchada por los pasillos. Su vida se tornó gris, monótona y algo que hacía solo por costumbre, considerando muchas veces, mientras ayudaba a cortar los vegetales en la cocina, dar otro uso al cuchillo y acariciar con el filo su piel hasta que el desbordamiento de una cascada granate naciente en su cuello la liberase del tormento terrenal.

Quizá fue la incertidumbre de no saber lo que se halla más allá de la muerte o la insensibilidad que germinaba en su pecho, pero continuó caminando por los corredores, siguiendo una rutina que no la llenaba, perdiéndose en el azul, por días que se convirtieron en meses y meses que se convirtieron en años.

Hasta que encontró un refugio para resguardarse de la tormenta que atravesaba en ese momento.

De entre todas las personas con las que había estado, sentía que aquel chico de ojos y cabellos oscuros era diferente de los demás, pero no estaba segura de si se debía al hecho de que él también se preocupaba por que ella se sintiera bien en el momento del coito o porque la protegía de cierta manera cuando se encontraba cerca de ella. No sabía si la razón detrás del hecho de que la siguiera y la acaparara se debía a una obsesión o un sentimiento más transparente, pero la acogió de una manera que le arrancó lágrimas de nostalgia a Arion. Hace mucho que no se sentía querida realmente.

Sea como fuere, se dejó envolver en los sentimientos de Aiacos y él, en respuesta, la hizo sentir especial. Claro, no todo fue perfecto desde el principio, pues Aiacos no estaba solo. Dentro de aquellas paredes también podría considerarse veraz la ley de la vida que recarga mayores posibilidades de supervivencia en una manada, y la manada de Aiacos se componía por Radamanthys, un chico británico (al igual que ella) de cabellos rubios y ojos dorados; Minos, un joven de personalidad arrogante, luceros del color del ámbar y cabellos blancos; e Ithira, una chica de tintes misteriosos y peligrosos, orbes violetas y cabello negro, quien sostenía una relación sentimental con el de hebras blancas.

Al principio comenzó con un rango equiparable al de una mascota, pero con el paso de las semanas ascendió a ser vista como su igual, entrando en una relación poliamorosa con ellos. Aunque Aiacos siempre demostró ser quien más llegó a amarla. Se cuidaban entre ellos, se apoyaban y reescribían el repudio por el ámbito sexual al que se habían hecho por su llegada a aquel sitio en una nueva visión placentera. Eran como su nueva familia, el oasis por el que había estado sedienta mientras caminaba sin rumbo en el desierto.

Ellos se encargaron de encender nuevamente la chispa que se hallaba casi extinta en el fondo de su corazón, y entonces Arion comenzó a sentirse viva nuevamente, comenzó a sentir gusto por la comida, comenzó a sentir un cosquilleo cuando las gotas de lluvia golpeaban su rostro, comenzó a sentir el dolor en su estómago cuando reía hasta quedarse sin aire, y comenzó a sentir la ambición creciendo en su interior.

Pasaba horas contemplando el cielo, detallando el vuelo de las aves que jugaban entre las nubes. No quería callar, suicidarse o enloquecer como la mayoría de muchachas y muchachos que habían residido en ese infierno. Quería libertad, escapar de ese lúgubre sitio que estuvo a punto de sofocarla, liberarse de la sombra que se había cernido sobre ella, romper sus ataduras. Y no era solamente eso. Su alma también anhelaba probar un dulce trago de venganza, porque luego de meditarlo por un tiempo exageradamente largo, llegó a la conclusión de que no era justo todo el dolor que le habían causado. 

He resucitado, amores míos

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He resucitado, amores míos. Bueno, algo así. Me gustaría ofrecer una disculpa por toda la inactividad, pero como algunos sabrán la situación de mi país (Colombia) no es la mejor en estos momentos y eso junto con las asambleas y charlas de la universidad respecto al paro me han mantenido un tanto ocupada.

En fin, mi intención no es aburrirlos con mi situación así que no voy a ahondar. Simplemente diré que estoy bien para el que le interese uwu espero nos leamos pronto.

Att. Cheshire.

Diario de una ninfómana┆Saint Seiya. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora