Fotografías

228 10 0
                                    

Toc, toc, toc.

—Está ocupado—solté alzando la voz un poco—salgo en un momento—contesté mirándome al espejo que estaba en el baño, donde me encontraba.

—oh, no querida, no necesito entrar, solo venía a avisarle que el señor Erik le llama—oí la voz de la señora Suria al otro lado de la puerta.

—claro, enseguida voy. Gracias por avisar señora Suria—.

—denada—escuché pasos alejarse.

— ya no se nota tanto...—dije tocando mi cara. Mi existencia reflejada en el espejo mostraba lo mejor que me encontraba unos varios días después de la pelea que tuve con Erik y con la que ahora sé que es su novia, Kristen, la rubia tonta y racista. Suspiré recordando aquél día y salí del baño, ahora tendría que ir al cuarto del chico estúpido. Cuando ya estaba enfrente de su puerta la abrí y entré sin tocar. Éste al verme de forma inesperada pegó un brinquito, y luego solo con mover sus labios dijo algo, supongo que me regañó diciendo que se debía de tocar. Poco me importaba mostrar algún tipo de educación o respeto hacia él, pide pero no da, muy gracioso el tipo.

—¿Más tiempo? Si quieren quédense allá—rodó los ojos después de responder. Estaba hablando con sus padres que se encontraban en Europa por cuestiones de trabajo y talvez para unas pequeñas vacaciones. Se habían ido el día de la pelea sin ni siquiera despedirse de su hijo, al menos no en persona, dejaron un papel con un mensaje escrito diciendo que se iban por unas semanas—si, si, adiós—colgó y suspiró cerrando su ojos—las cremas están donde siempre—volteé hacia la mesita de noche que yacía al lado de su cama y, en efecto, ahí estaba todo lo que necesitaba para curar las heridas que le causé a este estúpido. Habíamos quedado en que le iba a tratar sus heridas con tal de que él y su novia no le mencionaran nada a sus padres. Me dirigí a donde estaban las cremas, tomé las que necesitaba y me senté en la cama q un lado de Erik—que sea rápido, no me gusta sentir tus asquerosas manos en mí—.

—lo voy a hacer como yo quiera—respondí retadora colocando un poco de crema en la yema de dos de mis dedos. Vi como abrió su ojos.

—no empecemos—irritado contestó.

—no empieces—fui pasando esos dedos alrededor del ojo golpeado por la pelota, era la única herida que no estaba sanada, pero tampoco faltaba mucho para que lo estara. Sus ojos no dejaban de verme y sin darme cuenta ya estaba sonrojada.

—¿Qué?—le pregunté en un tono grosero, ni siquiera quería hablarle, solo estaba intentando calmar este calor en mi cara.

—¿Qué de qué?—me contestó confundido.

—¿Qué me ves?—hizo que mi celo se frunciera cuando soltó una risa sin gracia.

—¿Qué cosas dices? Por si no lo sabías, estaba viendo mis póster de Mötley Crüe—volteé hacia atrás mirando el póster del que hablaba. Ahora me encontraba más sonrojada, pero de pura vergüenza. Me dirigí de nuevo a hacer mi trabajo y el volvió a reír.

—¿Creías que te estaba viendo? Oh por dios, qué estúpida—se burló de mí, un chasquido salió de mi boca.

—cállate ya, no dejas que me concentre—respondí enojada, por dios, estaba muriendo de vergüenza.

—me da asco el simple hecho que hayas pensado que te estaba mirando—dijo con desprecio en sus palabras.

—okay, qué bueno que ya terminamos—limpié los restos de crema con mi blusa—por cierto, no me importa—les puse los tapones a las cremas para cerrarlas y me largué de ahí. Solté un suspiro cansado y me recargué en la puerta que había cerrado al salir.  Dediqué una débil sonrisa a la señora Suria cuando la vi pasando por el pasillo con un canasto lleno de ropa sucia, ella me devolvió la sonrisa.

—hija, ¿Puedes ayudarme a traer el canasto de ropa sucia que está en el baño de los señores Menéndez?—se paró a decirme.

—claro pero, ¿Dónde está su baño?—.

—en su recámara, voy a estar en la lavandería—sin nada más, se fue. Me dirigí hacia el cuarto de la pareja y cuando lo encontré me adentré en el. Al lado izquierdo de la habitación había otra puerta, estaba media abierta, se podía ver el retrete adentro. Me acerqué a éste pequeño-gran lugar y tomé el canasto lleno de ropa sucia para luego salir del lugar. Apenas salí de ahí y me tropecé con algo.

—Agh—me quejé de dolor mientras tocaba mi rodilla, me la había lastimado cuando me impacté contra el piso. Estaba tirada en este, quedándome así por un tiempo hasta que me sintiera mejor. Cuando estaba decidida a pararme, me di cuenta de que algo salía debajo de la base que conformaba la cama de los Menéndez.—¿Qué mierda es esto?—tomé las fotos en mis manos admirando lo que se encontraba en ellas. Eran fotos de genitales masculinos. Noté que habían  cuerpos de todas las edades. Me refiero a que habían desde infantes hasta adolescentes o jóvenes adultos. En estas no se mostraba la cara de las personas retratadas, solo su cuerpo desnudo desde su vientre hasta sus muslos o pies. Me asusté al ver todo eso y después las aventé bajo la cama, me paré, agarré el canasto tirado y me fui de ahí a toda velocidad.

[Espera, aún te necesito] #EmndzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora