Título 7

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Dos semanas han pasado. Últimamente no me he fijado cómo avanza el tiempo. Estos días solo los he pasado con Connie, a veces se me olvidaba que un plan nos unía. Y por supuesto, el trabajo igual. Siempre que tenía una vuelta en la editorial, la veía. Nadie sospecha en la empresa que tenemos algo, pero sí han notado que estamos más unidos. La cosa es que para mí Connie se me está volviendo una costumbre, aún puedo decir que es una gran amiga. Y estoy olvidando que debo escribir, y no sé si es bueno.

Ahora yo estaba en un sitio donde vendían comida rápida con Niall, Devin y Eliza, mis amigos cercanos.

—Estas alitas de pollo picosas saben deliciosas con jugo Maggi, ¿quieren un poco? —habló Niall.

—De hecho son las favoritas de Connie —sonreí, pero Niall se me quedó viendo— ¿Qué? —pregunté dudoso del por qué me veía así.

—¿Quién es Connie? —preguntó Eliza, algo confundida.

—La chica con la que sale Harry —terminó diciendo, y no puedo creerlo. Sé que se me escapó mencionarla, pero no tiene por qué decirle tal cosa. Ahora son él, casi toda mi familia, Louis y ellos.

—¿En serio? ¿Estás saliendo con alguien? —ella me miró.

—Bueno, algo así. A veces Niall exagera —le di una mirada dura a Niall.

—Perdón amigo, pero la mencionas cada vez que puedes —dijo con algo de gracia.

No me había dado cuenta de ello. No creo que la mencione todo el tiempo. Apenas tenemos un mes con el plan, ¿en serio la menciono seguido?

—Vaya, yo pensé que saldrías con Aria —rió Devin.

—No pasó nada, ¿fue una cosa pasajera con ella, no? —me sonrió Eliza, yo asentí.

—Sí, hubo tensión entre ambos. Sin embargo, no hubo nada —encogí mis hombros.

—Esa chica era linda, hermano —dijo Niall, bebiendo de su cerveza.

Por la noche, invité a Connie a mi departamento a jugar Dominó. Y aunque suene una estupidez, fue verdad. Ambos estábamos en la mesa del comedor, con el juego en el centro y ambos teníamos una cerveza en la mano.

—¡Te gané! —Connie exclamó contenta.

—Ya van dos seguidas, te apuesto a que ganaré yo la siguiente —bebí de mi botella y luego comencé a acomodar todo de nuevo.

—Eso quiero ver...—soltó una risa— ¿Puedo llamarte cariño? —preguntó curiosa y yo la miré al instante, eso me sorprendió un poco.

—¿Cariño?

—Sí, pienso que ponerte apodos hará que te acostumbres a ello y te parezca, ¿melodioso? Pienso que serviría para el plan —me sonrió.

—Bien, me gusta —sonreí algo tímido.

—¿O prefieres mi sol, mi cielo, nene,  papi o...? —bromeó.

—Oh, cállate —ambos reímos— Cariño está bien —dije algo sonrojado, pero supongo que funcionaría. Si me acostumbro a ello, cuando todo termine, dolerá al momento en el que deje de llamarme así.

Después de jugar por un buen rato, llevé a Connie a mi habitación y la recosté en mi cama. Me subí encima de ella y comencé a besarla con suavidad en sus labios. Pero cuando me separo de su cuerpo, me bajo de la cama y quedo en rodillas. Connie estaba en la orilla, se endereza un poco para verme. Como ella estaba usando una falda algo corta, eso me facilitó para solo quitarle sus bragas y dejarlas en el suelo.

Sus piernas están mis hombros, y yo comienzo a dejarle lentos besos en sus muslos. Dejarle la falda ahí, sin nada debajo, lo hacía más erótico. Cerré mis ojos, oyendo sus gemidos al momento que la probaba. Solo dejaba ponerme más duro con sus suaves jadeos, por lo que no paré.

Momento más tarde, llegó la hora de la despedida. Yo la acompañé a la puerta.

—Me gustaría invitarte a la cena de autores este Viernes —mencioné y ella sonrió asombrada.

—¿Quieres que vaya contigo? Suena importante.

—Es aburrida. Es cada año, pero no es nada interesante. Por favor ven conmigo.

—Bien, lo haré, amor —besó mis labios con delicadeza.

—Espera ¿amor? —tomé su mano y la junté a mí de nuevo a mi cuerpo— Siendo sincero, me gusta cómo suena eso —le di otro beso.

—Bien, porque pensé que sonaría como una idiota —carcajeó mientras se alejaba.

—¿Quieres que pase por ti? —pregunté pero ella negó.

—No, no te molestes. Vendré yo aquí —sonrió un poco y yo asentí. 

Cuando se fue, yo regresé a mi habitación. Mi cuarto olía a ella, su dulce aroma estaba aquí. Y pienso que cuando todo termine, me quedaré con el recuerdo de su olor. 

Por la mañana, mi madre me habló por el celular. Me daba consejos de amor para no arruinar lo que tenía con Connie. Y por lo que noto, ella no quiere verme fracasar de nuevo con esta "relación". Y para Gemma, mi hermana, he hablado con ella y está feliz con la noticia. Seguro mi madre le ha platicado todo sobre ella y yo. Pero temo que las decepcionaré cuando mi plan con Connie llegue a su fin.

Terminé de arreglarme con mi traje de vestir negro, observé mi peinado y pienso que todo está en orden. Alguien tocó mi puerta de la entrada y supe que era ella.

—Hola —dije al momento de abrir la puerta.

—Ya te dije que no, ¡adiós Fanny! —colgó y luego me miró— Perdón, era mi hermana, pero todo bien.

Connie usaba un vestido largo y ligero color perla. Estaba preciosa.

—¿Nos vamos? Por cierto, te ves bellísima —le sonreí.

—Tú te ves muy bien, pareces un apuesto actor de los años 50's con ese traje y peinado —sonrió, a la vez que guardaba su celular en el bolso.

—No soy James Dean, pero lo tomaré como un cumplido —besé su mejilla y salí por completo del departamento para irnos.

Nos fuimos a la lujosa fiesta donde había autores de diferentes generaciones. Es un honor ser un invitado, sin duda. Cada año vengo solo, así que al tener a Connie conmigo no me haría sentir solo. Saludé a algunos conocidos, al parecer ellos se alegraban de verme. Nos sentamos en una mesa con otras personas, y nos ofrecieron champaña. Todos los demás estaban en sus propias conversaciones, por lo que me acerqué al oído de Connie para decirle algo.

—Esto es aburrido —le dije.

—No es tan malo —se apartó para verme y me sonrió.

—Prefiero estar en mi hogar y estar contigo —murmuré y reímos en bajo.

—Ooh, y sé para qué. Qué poético, tus palabras me dejaron sin habla —bromeó.

—Te lo diré como el buen escritor que soy...—aclaré mi garganta y me acerqué más para que solo ella me escuchara— Mi querida Connie, no hay nada que deseé más que estar en mi rincón más cómodo para poder fundir nuestros cuerpos en uno solo. Así nuestras almas sabrán lo que es ser amado. Esta noche bajo la magia de tus suspiros, permíteme amarte.

—Sigue diciendo eso y terminaremos en el baño —susurró en mi oído, luego se apartó para beber de su copa.

Su celular sonó. Ella lo sacó y vi que en la pantalla decía "Fanny".

—Mierda, es mi hermana de nuevo. Es un dolor de cabeza, iré a contestar...—se levantó de la silla— Lo lamento, regreso en un momento.

Vi que se alejó. Recuerdo que dijo que tuvo una pelea con su hermana, ella aclaró que nada fuerte se trataba. Sin embargo, ya tardó como media hora desde que se fue a atender esa llamada. Esperé otros diez minutos, pero no regresaba. Me levanté de la mesa y fui a buscarla, pero no la veía. La llamé, y me mandó al buzón de mensajes. Algo preocupado, me acerqué al señor que atendía a los invitados en la puerta principal.

—Disculpe, ¿ha visto a una chica...?

—¿Una chica de vestido blanco y cabello recogido? Sí, salió hace 20 minutos. Un carro vino por ella —terminó diciendo.

Se fue.

Rómpeme el Corazón | Harry StylesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora