𝐂𝐮𝐚𝐭𝐫𝐨

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Una semana pasó y el oficial Son se encontró mordiendo el borrador de un lápiz entre sus muelas, con el sol quemándolo sin hacer tanto daño a través del vidrio de la van.

Al parecer había una sospecha de que entre todos los sucesos ocurridos la semana pasada con relación a Kihyun, algo los estaba conectando.

Simplemente parecían actos demasiado infantiles de alguien que no tenía el mínimo conocimiento de un acto criminal.

Primero, lo sucedido en el banco había sido lo más público e ingenuo de todo desde el hecho de que todo el pueblo conocía a todo el pueblo y lo habían estado haciendo a escondidos hasta ahora. Simplemente hacerlo público a una hora ajetreada no tenía sentido.

Luego el imbecil del banano del que es mejor que ni hablemos y después lo ocurrido en la calle a horas no tan cercas de la media noche.

Había únicamente algo relacionado a todo eso y era, bueno, Kihyun. Demasiado iluso como para saber en lo que se estaba metido igual que un ratón de laboratorio y un Ferrari.

Auto negro, último modelo, que aparcaba siempre donde los sucesos ocurrían. Lo había visto Joel Gillian el otro día, el otro y el otro, uno de sus detectives adjuntos.

Lo curioso de todo era, que parecía que cada vez que el oficial Son se hacía cargo, la puerta que parecía abierta para dejar salir a tan no oculto sospechoso, se volvía a cerrar.

Una noche se necesito para saber la ruta del vehículo y aquí estaban. Una mañana fría pero con un sol radiante espiando todo movimiento realizado por Kihyun y ese Ferrari negro.

Al parecer, Kihyun había despertado temprano para ayudar a Lee Minhyuk a cuidar de uno de sus sobrinos, el hijo de su hermano que lo visitaba a él solo cuando su cuñada parecía entrar en labor de parto, lo cual sucedía más veces de lo que debería.

A él no le importo que otro hombre hiciera eso por querer tener más hijos. Seguro que el oficial Son era un hombre solitario pero incluso para alguien como él, pensar en pies de bebé descalzos corriendo por su covertizo no era algo que lo espantara.

En cierta forma lo deseaba, hasta que la pareja con quien hubiese hecho algo como aquello nunca llegó.

El oficial Son miro de Kihyun, usando una camisa negro rallada que le hacía lucir realmente radiante. Minhyuk, rubio con un corte de cabello americano sobre un abrigo azul y un pantalón de ejercicio blanco.

Objetivamente, ambos hombres eran muy atractivos. Kihyun era pequeño pero tenía sus puntos buenos, unas caderas llamativas y un trasero grande que por primera vez el oficial Son notó. Incluso era bueno de medida en su contextura, no extremadamente delgado pero rellenito, él en realidad tenía más cuerpo que Minhyuk, pero Minhyuk era Minhyuk, alto y risueño.

— Hay movimiento — Dijo Joel apuntando con la barbilla para nada impresionado al Ferrari que se acababa de detener frente al parque. — Bajaron el vidrio

Son miró al automóvil entrecerrando los ojos y lo que no espero ni en un millón de años sucedió.

Kihyun voltea y saludo con una sonrisa a la persona dentro del vehículo.

Minhyuk le da al niño a Kihyun para atender una llamada y es cuando él, con el niño en brazos camina hacia el auto sospechoso de liderar lo sucedido en la semana anterior para un pequeño pueblo como Richmond y entablar una conversación.
























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