Cuando Emma Stokes se encuentra por accidente con el grupo de amigos de su hermano una situación que puede demostrar que los extraterrestres existen, comienza a pasar más tiempo con ellos y eso solo hace que sus sentimientos por Rudy aumenten cada v...
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❛la quería a ella❜
Tenía pensado llamar a Emma cuando me calmase un poco, cosa que me costó. Sabía que había actuado así por los celos que me invadieron en el momento, y no había pensado en ella. Sabía que le había hecho daño. Y me sentía aún peor después de todo.
Todo ocurrió el día anterior, ahora me estaba preparando para ir a clase, pero necesitaba verla antes. Tenía que hablar con ella.
Pero nunca me habría esperado lo que me encontré cuando cogí el móvil para hablar con ella.
Estaba tumbado en la cama cuando empecé a escuchar sirenas por todo el barrio.
Chase me llamaba al teléfono, tenía cuatro llamadas perdidas de los últimos dos minutos. Rápidamente lo descolgué. Yo seguía algo alterado por el sonido de las sirenas.
—Rudy —escuché que me decía al otro lado de la línea.—Emma ha desaparecido.
—Espera, ¿qué?
Noté cómo el corazón me daba un vuelco. No podía ser. Ella también no. No podía ser. Mi respiración comenzó agitarse y la vista se me nubló. ¿Cómo que había desaparecido? Si algo le pasaba yo nunca me lo podría perdonar, y mucho menos después no haber hablado con ella después de lo ocurrido la mañana del día anterior.
—Anoche llegué a las tantas y cuando lo hice no había nadie en casa. Mi madre está en cuidados intensivos en una carpa en las afueras de Los Ángeles —hablaba muy rápido y conforme me iba contando cosas yo iba flipando cada vez más—. Están empezando a evacuar a la mayor parte de la ciudad hasta las afueras y ciudades cercanas. No encuentran a Emma por ninguna parte y nos están haciendo salir de aquí. Tenemos que hacer algo.
Pasé mi mano libre por la cara y el cabello, resoplando. Mi corazón me latía a mil por hora y las manos comenzaban a temblarme. Me estaba imaginando a Emma de las maneras más terribles y peligrosas. Me la imaginé... tumbada en el suelo, llena de sangre, y rápidamente me sentí aterrorizado por ella.
Teníamos que encontrarla.
—La policía no va a hacer nada —le dije yo—, hay muchas desapariciones.
Entonces la puerta de mi habitación se abrió de golpe, era mi madre. En su rostro se veía plasmada la preocupación.
—Rudy nos vamos ya —dijo con urgencia—. Están evacuándonos.
