Cuando Emma Stokes se encuentra por accidente con el grupo de amigos de su hermano una situación que puede demostrar que los extraterrestres existen, comienza a pasar más tiempo con ellos y eso solo hace que sus sentimientos por Rudy aumenten cada v...
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❛¡acción!❜
En cuanto llegaron los demás a casa ese viernes, me prometí no decirles nada sobre el sonido que escuchamos en los cascos. Chase y yo incluso barajamos la idea de decirle algo a nuestro padre, de intentar contactar con él. Pero, si yo lo había escuchado en unos cascos más viejos, donde sea que trabajase él o quien trabajase en alguna central de astronomía también debía haberlo escuchado.
—¡Emma baja!—gritó mi hermano cuando todos estaban en casa.
Me quité los cascos una vez más y bajé las escaleras. Estaban todos en la cocina, incluso Austin North estaba allí.
—Hoy no tengo que actuar, ¿no?—pregunté.
—No —Respondió Drew dejando una bolsa en la encimera—. Pero nos ayudarás.
Asentí acercándome a ellos. Hoy solo actuarían Rudy, Chase y Jonathan. Era una escena en la que Rudy visitaba al doctor que buscaba la cura contra la infección zombie, y Jonathan haría del chico infectado. Pero las cosas no saldrían como ellos esperaban.
—Hola —le saludé a Austin con una sonrisa, él me sonrió de vuelta.
Era un chico rubio con ojos azules y bastante atractivo.
—Me ayudarás a maquillar, ¿se te da bien?
—Mmm —reí un poco—. Me suelo maquillar como un zombie sin querer siempre así que creo que la cosa saldrá bien.
—Vale —Drew juntó sus manos pensativo—. Vamos al despacho —comentó agarrando una camilla que había cogido de la consulta de su madre. La había traído en el coche—. Chase, ponte la bata de médico. Austin, maquilla a Jonathan. Emma, arregla a Rudy para que parezca que es un detective atractivo y fresco.
—Ya lo parezco —se quejó Rudy. Drew puso una mueca.
Yo reí un poco.
Rudy y yo nos dirigimos hacia el office de la cocina y nos sentamos juntos, aunque yo mirándole a él. Abrí mi caja de maquillaje y rebusqué mi corrector y mi esponja para el rostro. Mientras lo buscaba, miré a Rudy, que me miraba fijamente con ojos intensos. Sonreí un poco nerviosa y seguí buscando.
—Lo primero será tapar las ojeras —comenté rebuscando.
—¿Qué ojeras?—preguntó ofendido.
—Esas de ahí tan moradas —bromeé. Él se quejó dándome un pequeño golpe en el hombro en broma, yo reí—. Tú si que eres ojerosa.
—También tengo que hacer un milagro, y es hacerte parecer atractivo.
