breezeblocks || rudy pankow

epílogo

• FINAL BREEZEBLOCKS •

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Por primera vez en mucho tiempo me sentía en paz, como si algo en mi se hubiese liberado. Ya no sentía la angustia que antes me invadía, y tampoco me pasaba las noches llorando pensando en lo que le podría haber pasado.

Tenía la certeza de que algún día volvería a verlo. Aunque no fuese en nuestro mundo, por muy espiritual que sonase.

La ciudad tardó en recuperarse después de todo lo ocurrido y las noticias de todo el mundo estallaron en cuanto supieron lo que pasó. Dakota y yo fuimos dos de las pocas personas que se salvaron de la guardia de la criatura. El resto murieron de hipotermia o de otras enfermedades por los pocos cuidados que el alien pudo tener en ellos, y el resto fueron sacados de allí con rapidez.

Respecto a nosotros...

—Nunca he estado más sobrio en mi vida —decía Drew levantando su dedo índice, y en el otro sujetaba sus cartas de póquer—. Recordaré este momento siempre hasta que muera.

Después puso todas sus fichas en el centro, claramente perdiendo, pues no fue un buen movimiento.

—Me juego todo. Uno, pringados.

Todos comenzamos a reír como locos al escuchar sus palabras. Llevaba ya como cinco cervezas, dos cubatas y un par de chupitos. Estaba de todo menos sobrio. Acababa de jugarse todo lo que había apostado en la partida. Estaba más que muerto.

—Muy bien, bonito —ironizó Madison riendo, acariciando su brazo con una mueca.

Drew sonrió y acercó su rostro al de la chica, ella se apartó riendo.

—Céntrate en dejar de beber y te ganarás ese beso.

Drew puso una mueca y yo reí mientras miraba mis cartas para después soltar una ficha. Jonathan y Rudy me miraron con los ojos entrecerrados.

Rudy tenía su mano libre en mi muslo y cuando se ponía nervioso por algún movimiento de otra persona en la partida, lo apretaba y me ponía tensa. Pero no quería que apartase la mano.

Madelyn no sabía jugar, así que se posicionó al lado de Chase y nos miraba para ir aprendiendo mientras él le explicaba el porqué de cada movimiento.

Estábamos los ocho del grupo sentados alrededor de la mesa de la cocina de Chase y mía, justo como el día cuando empezó todo.

Era veinte de diciembre y habían empezado las vacaciones de Navidad. Me sorprendió cómo a lo largo del trimestre habían pasado tantas cosas.
Todo había cambiado mucho. Y también éramos más en el grupo, habíamos añadido unas cuantas personas...

—¡Aquí viene la pizza! —Exclamó Evan entrando con unas cuatro cajas de pizzas familiares.

Todos aplaudimos con ilusión y al ver la comida se nos olvidó por completo la partida a la que estábamos jugando. Apartamos todo lo que había en la mesa –mientras Drew se quedaba sentado, pues seguía con la pierna rota– y después pusimos la mesa para poder comer.

Entre que nos levantábamos e íbamos recogiendo platos y vasos, de vez en cuando Rudy pasaba por mi lado y posaba su mano en mi cintura o me daba un beso rápido en el cuello. Aún no me acostumbraba a estar así de esa manera con él.