•My Beautiful Treasure• [AU Volkacio]

.1.

Estaba cansado.

Durante muchos años le dedico gran parte de su tiempo y vida a su trabajo.
Le dedico tanto de si que hubo ocasiones en donde casi pierde la vida, riesgo que cualquiera siendo parte del CNP estaba propenso a pasar por lo mismo.
Por años le otorgo lealtad al que fue su jefe y mejor amigo, años en donde ambos se conocieron y se complementaban  en el trabajo.
El fue testigo del dolor de su amigo al perder a su familia, y es mismo fue testigo de verlo morir a sus ojos.

Por una parte; estaba feliz, pues su amigo cumpliría su sueño de al fin regresar con su familia... pero por otra parte estaba devastado.

Se había quedado solo y el mismo sentía que no podía llevar a cabo el gran puesto que se le fue asignado. Puesto que había dejado su amigo.
Pero lo intento... intento hacer lo mejor posible unos meses, pero no podía más.
El estar en aquella oficina y aquella ciudad le estaba torturando, pues en cada esquina el recuerdo de algún suceso de su pasado llegaba a su mente, torturandolo al saber que jamás volvería a sentir aquella felicidad que llegó a vivir.

Las noches en donde bebía hasta desmayar habían aumentado, y la soledad era la compañía que le abrazaba por las noches.
Algunas veces llego a terminar en el hospital, pues su alimentación comenzó a ser un problema para su día a día, todo era tan difícil... se sentía tan solitario.
Pues con su característica actitud sería no lograba llegar a hacer alguna conversación que no fuera de trabajo, por ende, no lograba socializar con otros compañeros. La única persona con el que logro ser el mismo y llego a ser su único y mejor amigo ya no estaba...

Viktor Volkov estaba cansado, estaba cansado y harto de seguir en la misería.
Estaba harto de sentirse así cuando estaba seguro que su amigo quisiera verlo de otra manera... feliz, o con una familia o pareja como el tanto jodía e insistía.

Y fue así... como a sus 38 años decidió renunciar a todo aquello.
Tuvo que insistir y negar varias propuestas, incluso tuvo que alzar la voz... pero le otorgaron su renuncia. 
Hizo papeleo y busco un lugar lejos.
Dejo todo su trabajo en orden, termino el ultimo informe con perfección, sin error alguno y lo entrego a sus superiores.
Termino de entrenar a los nuevos agentes y fue ahí, en aquella oficina lleno de recuerdos, frente a aquel escritorio en donde suspiro y sin dar vuelta atrás... dejó su arma y placa.

Y antes de salir por la puerta, dio un ultimo vistazo a aquella oficina... y podía ver a su mejor amigo de pie, demostrando autoridad, detrás de aquel pulcro escritorio, como solía verle cuando entraba a su oficina.

Podía ver a su amigo feliz, verlo sonreir y saludandole... o más bien despidiéndose.
Se puso firme y de igual manera poso su mano sobre su frente, demostrandole lealtad incluso después de la muerte.
Con una sonrisa salio de aquel lugar.

Camino hasta el estacionamiento exclusivo de aquella comisaría y se montó en su auto.
Manejo hasta su hogar...o bueno... lo que quedaba de este.
Ya había vendido la mayoría de muebles u objetos para decorar que había adquirido en los años que llevaba viviendo allí. Aquel piso estaba casi vacío, y con algunas maletas en la entrada.
Maletas con cosas importantes y que necesitaría para iniciar su nueva vida.
Llego y sin quitarse la ropa se aventó en aquella cama y se tapo con una simple sabana blanca.

Una vez pasaron sus respectivas horas de sueño despertó.
Se baño y arreglo y desayuno un cereal con café, y sin más, dio inicio a su primera vuelta hacia su auto
Tomo algunas maletas y bajo, para cuando las acomodo en su auto volvió a subir para tomar las últimas dos maletas de un total de 6 para volver a bajar.
Subió una ultima vez  y dio un ultimo recorrido por aquel amplio departamento, pues quedaría como un lugar con grandes momentos, y en donde vivió muchos años hasta ese momento. Cerro aquella puerta y camino a recepción a dejar las que fueron sus llaves.

Sin más, dio rumbo a su nueva vida fuera de esa ciudad.
Ciudad que seguramente volvería a visitar, pero no en un corto tiempo... dejaría pasar algunos años, una vez haya reconstruido su vida.

Antes de salir por completo de "Los Santos" llego a una gasolinera a llenar el tanque de su auto y bajó al establecimiento 24 hrs que había para comprar algunos snacks para su largo camino. Pues no tenía planeado en sí a donde iría, solo pensó en llegar a la próxima ciudad "más cercana" el cuál quedaba bastante lejos, en esta ya había investigado algunas cosas, como algún departamento.
Por el dinero no se preocupaba, ya que en su cuenta bancaria contaba con lo necesario para vivir sin trabajar por unos años, lo cuál pagar un departamento tan solo llegar mo sería un problema.

Pasaban las horas y sabía que ya estaba realmente lejos de su vida pasada, de aquella ciudad que tantos recuerdos le dejo y sabía que ahora ni había vuelta atrás.
Pasó un día entero conduciendo, donde en la noche tuvo que orillar su  auto en aquella interminable carretera para dormir, pero tan solo amaneció y desayuno unas galletas y un jugo, volvió a encender el auto para seguir con su camino.

Las horas pasaban, y Volkov se distraía escuchando música o algunos podcasts que transmitían por la radio.

Llegando el atardecer, el camino se volvió mucho más verde y hermoso. Dándole a entender que estaba pasando por algún campo, pudo divisar una gran granja, con animales y cultivos enormes.
Aquello llamo la atención del ruso, pues a pesar de no ser algo del otro mundo, no era algo que pudiera ver en la ciudad.
Así que era interesante.
Pasó aquella granja y a aproximadamente 40 minutos había otra granja... o eso parecía.
Pues solo se trataba de una pequeña casa por lo que podía ver. 

La noche estaba a nada de llegar, pues el característico color rojizo y naranja provocado por el sol del atardecer estaba desapareciendo. Haciendo notar la luna en aquel gigantesco y hermoso cielo, donde las estrellas no tardaron en llegar y hacerse notar con su brillo.

Con algo de duda y pena decidió llegar a aquella casa, pues si iba a decidir detenerse en aquel lugar a dormir, al menos le pediría permiso al dueño de la casa y de aquella parte del campo.

Estaciono su auto en un enorme y hermoso árbol que se encontraba a unos metros de aquella casa.
Casa que de sus ventanas salía luz, haciendo saber a cualquiera que alguien vivía ahí y estaba despierto.
Una vez bajo y puso seguro al auto, metió sus manos en aquella chaqueta de piel que llevaba y camino a la casa.
Mientras más se acercaba podía escuchar como dentro de la casa había música, y como de esta salía un delicioso aroma. Cosa que hizo saber al ruso que seguramente llego a la hora de la cena.

Cosa que le hizo arrepentirse un poco, pues probablemente la familia de dicha casa.estarían a punto de comer y el ahí... preguntando si no sería molestia dormir en su campo.
Pero era demasiado tarde para dar vuelta atrás, pues ya se encontraba de pie frente aquella puerta y con su mano en puño alzada, a nada de tocar.

Tomo valor y antes de tocar, acomodo su cabello, se quito sus gafas de sol y suspiro.
Toco delicadamente tres veces la puerta, y se percató de como la música se detuvo.

-¡Enseguida voy!- escuchó desde el interior del hogar.

Y sin poder hacer otra cosa o contestar, la puerta se abrió.
Dejándole ver el interior de esta.

Sorpresa se llevo al ver que el que abrió no fue algún infante o padre de familía... si no un chico.

Un... hermoso chico.