XVI

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NARRA CAPRICORNIO

Ya sabía que todo lo que guarde en mi mochila serviría de algo, Geminis había tomado mis calcetines metiendo panes y comida a ellos, mientras golpeaba a cualquier persona que se le cruzara.

Por más que dejáramos a gente inconsciente parecían aparecer más.

—Tenemos que irnos de aquí —dije a Libra, Leo y Escorpio que se encontraban cerca de mi.

—¿Como? —Escorpio pateó las piernas de un hombre haciendo que cayera de espaldas—. Ocho.

—Debemos crear una distracción —Leo tacleo a un hombre y giro en el piso para ponerse de pie—. Diez.

Estos dos chicos nunca dejaban de competir, ahora se encontraban viendo quien derribara más personas.

La mochila a mi espalda pesaba, mientras un par de hombres corrían hacia mi deshaciéndose de las mesas a su camino.

—Yo me encargo, ustedes saquen a todos los chicos de aquí —contó Libra mientras se encontraba estrellando botellas a cualquiera que se acercara tras la barra.

—Me quedo contigo —levante una silla lanzandola a los hombres que se acercaban a mi.

—Vamos a ver este lugar arder.

Algo me decía que Libra no lo decía metafóricamente. La chica estaba loca.

Leo y Escorpio empezaron a acercarse a los chicos y se acercaban a la salida poco a poco.

—Cubreme —pidió, mientras empezaba a tirar todas las botellas al piso y la barra.

¿Cubrirla?, ¿cómo?...

Hasta que una idea salto a mi mente.

Era un estupido, ¿Como no se me había ocurrido antes?

Saque la pistola de pintura de mi mochila e hice lo que mejor sabía hacer... disparar.

Las bolitas de pintura se impactaba en las caras de todo aquel que se acercara a Libra.

La chica brinco la barra parándose a mi lado.

—Vamonos.

Ella lanzó un encendedor y la barra empezó a encenderse.

Libra tomo mi mano y empezamos a correr empujando hombres, entre el bullicio de la gente.

Logramos ver a los chicos en la esquina, todos se veían destrozados, golpeados o con la ropa hecha gironés.

Nadie dijo ni una palabra, estábamos agotados y decidimos volver al punto donde Gardian nos recogería, a solo esperar.

Todos nos sentamos en el filo de la banqueta y Libra recostó su cabeza en mi hombro soltando un suspiro, no me quejé, estaba demasiado agotado para hacerlo, solo recargue mi cabeza por encima de la suya sin importar lo extraño que era lo bien que se sentía.

Y todos nos quedamos ahí esperando unos minutos hasta que nos recogieran, llenos de sangre y sudor, pero más unidos que nunca, por fin podría decir que Gardian lo había logrado sin intentarlo, habíamos sido un equipo peleando, cubriendonos la espalda unos a otros.

NARRA LEO

Las sirvientas que Gardian había llevado nos habían curado y cuidado, señoras que nos mimaban como si fuéramos sus hijos, en especial Esther a la que todos habíamos agarrado un especial cariño, tenía aproximadamente sesenta años, pero siempre procuraba que todos comieramos a horas o nos cuidaba cuando alguien se sentía mal, como ahora nos había preparado baños calientes a todos en cuanto nos vio llegar llenos de sangre.

Más que criminales [ZODIACO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora