VII: Inevitable

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Ambos permanecieron en silencio por unos segundos ¿Cómo era posible? David se quedo sin palabras, Sor Lorena, ella... Era una gran persona. Ambos se dejaron caer en la cama de la habitación, mirando hacia el techo. Ahora la idea de que había sido ella la que causó eso no parecía tan descabellada «No puede ser una coincidencia» pensó. Miró de reojo a Ximena, que parecía igual de preocupada que él.

-Ella era una buena mujer -Dijo, él finalmente, sentándose-, no puedo creer que... -Se sentía frágil, sus ojos se humedecieron de nuevo, tragó saliva y contuvo las lágrimas-, esto... esto es un desastre, Xime.

-Lo sé -Finalizó-, ¡ahhhhh! Ella era la única que podía ayudarnos y ahora... Ya no está. 

-¿Qué vamos a hacer? -Preguntó, una lágrima se le escapó y se deslizó lentamente por su mejilla.

-No lo sé ¿okey? -Ximena se levantó-, no sé qué podemos hacer, David, estoy igual de sorprendida que tú... ¡estamos atascados!

-¡Todo es tu culpa! -David la confrontó.

-¿Mi cul...?

-¡Si! ¡Si no hubiéramos usado esa estúpida vela nada de esto estaría pasando! -David movía exageradamenge sus manos inconscientemente, aun con el enojo no dejó de llorar.

-¡Tú también pediste el deseo! ¿okey? ¡Estamos en esto juntos David!

David se dio la vuelta y caminó hasta el lado opuesto de la habitación, se miró en el espejo, sin reconocerse, lo único que veía era el rostro de Ximena, sus ojos verdes y su cabello dorado «Esto no puede estar pasando»  muchas veces se preguntó qué se sentiría ser mujer, simplemente por curiosidad pero jamás creyó que eso pasaría. Ximena colocó su mano en el hombro se David y él se giró, ella lo abrazó. Era diferente, estar rodeado por los brazos de su antiguo cuerpo le hacía sentir extrañamente seguro, como si estuviera protegido. Permanecieron así unos segundos, tal vez no era culpa de Ximena, ella tampoco querría que eso sucediera, ambos estaban asustados y enojados ¿cómo sabrían que ese deseo se cumpliría y que además lo haría de mal manera? Estaban tan cerca que ambos podían sentir la respiración del otro, por un momento esta llegó hasta el cuello de David, lo que ocasionó que un escalofrío recorriera todo su cuerpo femenino, eso lo regresó a la realidad.  Abrió los ojos de golpe y se apartó, sintiendo una extraña sensación en su vientre, trató de ignorarla.

-¿Y qué es lo que haremos? -Le preguntó él.

-Debemos... Debemos fingir ser el otro, al menos en el tiempo que dure esto -Le informó Ximena, con una voz seria pero avergonzada.

-¡¿Qué?! No, yo no puedo fingir ser tú... Yo no soy una niña, Xime -Le imploró David.

-Lo sé, esto es así para los dos, David, pero no veo otra manera de poder sobrellevar esto... -Suspiró-, tendrás que hacerte cargo de mi cuerpo, al menos hasta que encontremos una manera de volver.

David se mantuvo en cama, pensando lo que sucedía, estaba más calmado, aunque seguía sintiéndose muy incómodo, no estaba acostumbrado a nada de eso. El tacto de la tela de la bata era extraño, mucho más fuerte, descubrió que eso que decían de que las mujeres tenían la piel más sensible era cierto. Xime fue por algo de comer, y él se quedó solo en la habitación, tenía miedo de salir al exterior, que alguien se diera cuenta de quién era ¿Qué pensarían? ¿Que estaba loco? ¿Qué era un pervertido? ¿Un obsesivo con Ximena? Sin poder evitarlo llevó sus ojos a los pechos de su amiga, pero inmediatamente los apartó, no debía hacer eso, el respeto era la clave para que eso no se volviera todavía peor. Sujetó su teléfono, bueno, el que le pertenecía a su cuerpo y lo desbloqueó, abrió una pestaña incógnita de Google y empezó a buscar “Cambio de Cuerpos...” quería encontrar una solución, no podían estar así; pero justo cuando dio clic sobre una página que parecía hablar del tema el teléfono de Ximena comenzó a vibrar, eso le hizo perder la concentración «¿Qué pasa si...?» se levantó y tomó el teléfono con su mano, oprimió el botón y este se encendió, estaba bloqueado por una huella digital «Pero yo tengo su dedo...» solo era mirar un poco, no podía ser lo peor ¿O si? Además, si Ximena quería que fingieran ser el otro, tarde o temprano tendrían que cambiar de teléfono... Dudó unos instantes y después finalmente se animó, su amiga solía ser bastante celosa con su Smartphone, decía que nadie tenía derecho a tocarlo, ni siquiera él. La notificación era acerca de una nueva publicación de Renata, la chica parecía bastante feliz en la playa, llevaba un bikini diminuto que dejaba a la vista su gran figura, de inmediato muchos jóvenes empezaron a comentar la publicación, llenándola de likes y reacciones en menos de unos minutos... Normalmente David veía esas imágenes con cierto morbo, después de todo, no podía negar que se trataba de una chica muy bella pero esa vez se sentía extraño, como si fuera algo muy normal. No le gustaba esa sensación, lo hacía sentirse diferente «No, David, esto no está bien... Se va a arreglar, encontraremos la manera» se repitió. Dejó el celular en el mismo sitio donde estaba y fue al baño, se acercó al espejo, aún le impresionaba ver un reflejo diferente al suyo. Llevó su mano a su nuevo rostro, su piel era suave, sus ojos eran hermosos, su tez blanca, recorrió su rostro con bastante cuidado, su cabello dorado estaba enmarañado. Detuvo el recorrido en su cuello, no sabía qué tan buena idea era seguir... ¿Sería esa una falta de respeto? ¡Claro que sí! Ese no era su cuerpo, no podía hacerle eso a Ximena ¿Qué clase de amigo sería entonces? Pero un instinto le decía que lo hiciera, solo faltaba con aflojarse la bata, podría ver a su amiga como siempre soñó. Tragó saliva, estaba temblando, lleno de dudas; sus dedos se deslizaron lentamente, sujetaron el cordón y comenzaron a tirar de él... Por alguna razón eso sí parecía tener un efecto en él, su boca estaba un poco seca y tenía cierto calor en esa zona y de pronto tuvo un efecto parecido a cuando tenía erecciones, eso lo detuvo y casi en seguida escuchó que la puerta del hotel se abrió.

El Deseo de Mi Amiga (Cambio de cuerpo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora