IV: La Noche

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«Desearía que David supiera que yo siento lo mismo por él, que finalmente pudiera decidir mi futuro» pensó y en ese momento ambos soplaron, el fuego se extinguió y el humo comenzó a brotar, se introdujo en su nariz y la hizo toser, sentía como se introducía en su cuerpo pero repentinamente esa sensación se fue, miró a David, ambos estaban extrañados, después de eso comenzaron a reír. Pero Ximena no podía pensar en otra cosa que no fuera la oportunidad que dejó ir «Estuvimos tan cerca...» si ella se hubiera decidido a apresurarse por fin habrían tenido ese beso que estaba segura de que ambos querían que pasara.

Ximena sirvió las copas con el alcohol de nuevo y ambos volvieron a beber, en seguida cada uno de los dos tomó un pedazo del pastel que el hotel les entregó. Platicaron y jugaron con el teléfono por unos momentos, hablaron de todas las aventuras que habían tenido a lo largo de su época en el Instituto, esos momentos graciosos... Simplemente mágico, la habitación lujosa y la compañía que tenía ocasionaría que ese recuerdo quedara grabado en la mente de la chica. Su alegría solo se veía mezclada con un aire de melancolía al saber que esa sería la última vez que podría estar tanto tiempo con su mejor amigo. Los minutos transcurrieron uno después de otro, la noche avanzaba, compartieron los audífonos y estuvieron escuchando música de todo tipo, saltaron en la cama, hicieron de todo, se divirtieron como nunca antes, hasta que ambos cayeron rendidos, estaban agotados.

Ximena salió al balcón y desde ahí observó la playa, el agua parecía negra bajo la oscuridad de la noche. Sintió aire agitando su cabello, quisiera detener el tiempo y no tener que irse, que David se quedara ahí, que no tuvieran que crecer y dedicar sus vidas a ganar dinero, olvidándose de la verdadera diversión. Tarareó una melodía, tan bajo que nadie podría escucharla, David debía estar en el baño, cambiándose para ir a dormir. La canción en la que estaba pensando hablaba del paso del ser humano en la historia, de como solo pocos lograban dejar una verdadera marca mientras que el resto solamente desaparecían «Yo... Yo no sé lo que quiero» ¿A qué podría dedicarse la gran Ximena Williams Sunset? La hija de padres prominentes, la mejor animadora del Instituto, no podía fallar, no podía permitirse eso. Suspiró y escuchó la voz de David, que contaba algo de una publicación de Instagram.

Ella entró al baño, bajó su ropa interior y comenzó a orinar, llevó sus manos al rostro y trató de dejar de pensar, solo quería dormir, debían ser cerca de las tres de la mañana, no lo sabía con certeza. Terminó, tomó un poco de papel de baño y se limpió, bajó la palanca del inodoro y todo se fue. Quitó la blusa y el pantalón, se acercó al espejo y vio su cuerpo envuelto únicamente en el traje de baño negro, se observó por unos instantes «No estoy tan mal...» pensó tocando sus pequeños pechos, se alejó y se lo quitó, quedando totalmente desnuda. No hizo más que colocarse ropa interior limpia y su bata para dormir negra. Se acercó al agua y con un poco de su propio jabón se quitó el maquillaje, quedando totalmente al natural. Salió del baño y todo estaba muy silencio, creyó que David seguía despierto pero no era así, el chico se había quedado dormido en una silla, apoyaba su cabeza directo en la pared «Yo le dije que podía dormir en la cama...» pero el chico se negó rotundamente.

Ximena sonrió al verlo, llegó a su cama, tomó una de las almohadas y se dirigió hasta donde estaba su amigo. Levantó su cabeza con cuidado para no despertarlo y metió la almohada detrás de ella, miró su rostro de cerca. Aunque Reno dijera lo contrario, David le parecía atractivo, sus pestañas más largas que la mayoría de las chicas, su carácter, lo volvían alguien especial. Le dio un tierno beso en la frente y sonrió, después de eso le cubrió con una cobija y se dirigió a la cama finalmente para poder dormir. Se recostó y permaneció ahí por unos minutos, sin pensar en nada, solamente mirando el techo hasta que al final cerró los ojos.

Una vez más estaba en ese parque, se agachó y toco una de las flores, esta se abrió y quedó maravillada ante tanta hermosura. Fue entonces que una mano tocó su hombro y ella se giró, asustada. Se trataba de aquella chica, la que vio en el otro sueño, tenía él cabello marrón, la piel bronceada y unos poderosos ojos azules «Ya puedo ver su rostro» se dio cuenta. La mujer sonrió, su dentadura era perfecta y sus labios finos. Le tendió la mano y ella la siguió, dieron algunos pasos, escuchaba el cantar de las aves, cuando llegaron hasta un gran árbol de hojas verdes se detuvieron y tomaron asiento encima de las raíces. La mujer hizo que una mariposa se posara en su mano, Ximena no paraba de sorprenderse.

El Deseo de Mi Amiga (Cambio de cuerpo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora