Capítulo 6

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LEAN LA NOTA FINAL, PLS^·^

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Narra Willy:

-¿Cómo te encuentras, Staxx?

Sin embargo no recibo respuesta, suspiro sentándome en el sillón más cercano a la camilla donde descansa el chico. Rubius le dio una paliza buena. Aprieto los puños y me relajo poco a poco. Sabía que esos cabrones no eran de fiar... Y pensar que me parecieron majos... 

La puerta de la habitación se abre y entra una Lanita completamente distinta a la de ayer, tiene una expresión cansada y se sienta en otro sillón mirando solamente a Staxx. Suspiro, en cuanto vio alejarse la ambulancia ayer, Luzu, el chico de la barra, la trajo al hospital y se pasó toda la noche aquí. Apoya su cabeza en mi hombro y yo me siento dolido. Me duele no ser correspondido, pero el chico de la barra es mucho más guapo, más apuesto, y es normal que se haya enamorado de él. Acaricio su pelo pensando en mis cosas y no me doy cuenta de que entra otra persona hasta que Lana no se levanta.

-¿Qué haces aquí, Samuel?

Me levanto yo también y ambos miramos al que acaba de entrar desafiantes. 

-Vine a ver como estaba Frank, no a vosotros. 

Los tres nos miramos fríamente, se nota la tensión. Todos estamos incómodos y saltaremos en cualquier momento, atentos a cualquier movimiento de Samuel. 

-¿Cómo va a estar? Mal, destrozado. 

Lanita mantiene su compostura y no deja de mirar fijamente a Samuel.

-Yo no hice nada.

-Tú perteneces a ese grupo, eres como Rubén. Sois desagradables. 

-Ni se te ocurra hablar así de nosotros. - Samuel aprieta los dientes mirando más serio a Lana.

-¿O qué?

Soy yo el que interviene y miro a Vegetta atento.

-No te metas.

-Largate, Samuel. Desapareced de nuestras vidas. 

Lanita se abraza a mí mirando igual de seria a Samuel, quien al vernos así, se queda perplejo.

-¿Estáis juntos?

-Que te vayas, no lo vuelvo a repetir.

-Bueno, Willy, tranquilo, que es una simple pregunta. 

-Para ti, soy Guillermo. -Suelto fríamente. Jamás había sido tan borde con nadie, pero con él me sale, me es imposible ser un poco más amable.- Vete. 

Al ver que no nos relajamos, Samuel murmura algo entre dientes y sale de la habitación dando un portazo que despierta a Staxx. 

-¿Q...quién era?

Lana y yo nos giramos al escuchar su voz y al instante se nos relajan los músculos. La tensión desaparece. 

-Samuel, pero ya se fue. -Lanita coge con cuidado su mano y la acaricia tiernamente. Yo me quedo mirándolos y me siento de nuevo en el sillón- ¿Cómo te encuentras?

-Cansado y dolorido... ¿Sabéis cuántos días tendré que quedarme aquí?

-Pues... -Lanita me mira sin saber y vuelve a mirar a Staxx- No nos han dicho nada, pero imagino que si mejoras, mañana te pasarán a planta, y luego quizás sea solo una semana...

-¡Una semana...! -Suspira Staxx desalentado y cierra los ojos- ¿Y Mangel?

Lana vuelve a mirarme, ella tampoco sabe donde está. Me encojo de hombros.

Amar es de cobardes... ¿O de valientes? (Wigetta, Rubelangel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora