ESTÚPIDO PROFESOR MIDORIYA

CONFETI ERES Y EN CONFETI TE CONVERTIRÁS ⁽⁽ଘ( ˊᵕˋ )ଓ⁾⁾

Fue abriendo los ojos, viendo la imagen más bella que había visto, el cenizo durmiendo plácidamente sobre su pecho, acaricio con sus dedos la mejilla izquierda.

- Lindo - Beso su frente. Te amo. Esas palabras salieron de su boca, nunca se imagino que algún día las diría, sonrió como tonto.

Se levantó con extremo cuidado de no despertar al cenizo, saliendo de la cama para poder bañarse, aún era temprano iba a dejar que el menor durmiera un rato más, así aprovechaba para hacerle el desayuno.

Katsuki abrió los ojos, de nuevo Izuku no estaba, pero el olor a comida y el ruido en alguna parte de la casa lo tranquilizarón, se levantó con cuidado, aún así sintió un leve dolor en su cadera y espalda baja, ¿Cómo se le ocurre dejar que entrara como si nada?

- Te necesito -

Abrió los ojos asustado, ¿El dijo eso? ¿El en verdad dijo que necesita a alguien? Sus pensamientos fueron interrumpidos por su tono de celular, se apresuro a levantarse y tomar su pantalón que estaba tirado en el suelo, las punzadas de dolor lo estaban matando pero aún así contesto la llamada.

- ¿Bueno? - Se volvió a sentar en la cama adolorido.

- Eh Bakugou - Era Kirishima, suspiro, sentía ganas de llorar - ¿Bakugou estás bien? - Negó con la cabeza aunque sabía que no podía verlo.

- No, no lo estoy - Eso alertó al pelirrojo.

- ¿Qué paso? ¿Dónde estás? ¿Voy por ti? - Pregunto rápido, Katsuki fue tomando su ropa lentamente para luego ponérsela con dificultad.

- No, no vengas, yo voy para haya - Se puso sus tenis levantándose de nuevo.

- ¿Seguro? - Cuestionó preocupado.

- Si, ya voy en camino, te veo haya - Se hizo el pelo para atrás.

- Está bien, aquí te espero - Sacudió su cabeza para sacar todo el malestar.

- Si, adiós - Corto la llamada y guardo su celular saliendo del cuarto esperando que el peliverde no lo escuchará.

- ¿Katsuki? ¿A dónde vas? - Mierda. Giro a verlo nervioso.

- Es que Kirishima me habló, paso algo en el bar - Mintió, Izuku lo miro preocupado.

- ¿Están bien? Deja te acompaño - Se empezó a quitar su mandil.

- ¡No! - El pecoso lo miro extrañado - No, no es nada importante, tranquilo - Sonrió nervioso, el mayor lo miro dudoso.

- ¿Seguro? - Se acercó a el, el cenizo se alejo levemente.

- Si, yo puedo ir solo - Señalo la puerta.

- Pero es al otro lado de la ciudad - Comento inseguro.

- Tranquilo, tranquilo, ya e ido muchas veces yo solo, estare bien - Lo tomo por las mejillas para calmarlo, el peliverde las sujeto y beso una de ellas sonrojando al cenizo.

- Está bien, después me dices lo que sucedió - El menor asintio - Bien, nos vemos en la escuela - Lo beso con dulzura - Desayuna por favor - Hablo con severidad.

- Si, si no te preocupes - Tomo su mochila que había quedado en el suelo de la entrada - Nos vemos - Abrió la puerta nervioso, cerrándola con cuidado, para luego comenzar a correr lo más rápido que podía, sentía miedo, enojo y un nuevo sentimiento que no le gustaba para nada.