Capítulo 3.

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Alessandra.

Suena la alarma del móvil y después de quedarme mirando a la nada y tonteando, me levanto para ir al trabajo.

Ha pasado cuatro días de la fiesta, el día después de la fiesta fue domingo y me levante con un resacon que pa qué. Hemos quedado una vez más desde ese día y me he vuelto a encontrar con Marcos, la cosa sigue demasiado tensa, cada vez que nuestras miradas se cruzan a él le sale un poco de arrepentimiento pero no me ha hablado y yo como soy muy orgullosa pues tampoco. Hoy las chicas y yo hemos planteado quedar por la tarde y posiblemente también vengan los chicos.

Las chicas después de la fiesta me escribieron para ver cómo estaba, hablaron con Marcos y el dijo que estaba muy arrepentido pero a mi no me ha dicho nada.

Me visto con unos pantalones vaqueros blancos de campana y una camiseta de Tommy Higlter en azul marino y por supuesto con mis inseparables converses. Cojo el maletin con todas las cosas del trabajo y voy hacia la cocina. Desayuno unos cereales con leche y mi típico zumo de naranja y espero a Anais, que también entra ya a su trabajo.
Llega a la cocina y cuando la veo me falta tirarle algo a la cara.

- ¿pero qué haces sin vestirte? - grito.

- Es que estaba haciendo unas cosas. - Me dice tranquilamente.

- Tira a vestirte anda, que si no ni llego yo ni llegas tú a trabajar. - Digo.

- Ostia voy - dice corriendo hacia su habitación.

Después que se prepare, vamos hacia nuestros respectivos trabajos. Anais me ha pedido que yo conduzca, pues ella tiene un pequeño problema y no le gusta conducir. La verdad es que ya sé moverme más o menos por Madrid sin perderme, pues ayer estuvimos dando un paseo.

Llegamos al trabajo y mi trabajo está justo enfrente que el suyo. Nos despedimos y voy hacia mi trabajo. En la puerta me encuentro a Sandra esperándome y me mira sonriendome y dándome un abrazo.

- ¿Lista para empezar en tu nuevo trabajo? - me pregunta.

- Bueno vamos a intentarlo - digo con una pequeña sonrisa.

- Todo va a salir bien - dice.

Entramos las dos y vemos a un señor de unos 50 años.

- uy mira Alessandra ese es el señor que está un poco amargado y es uno de los jefes nosotros lo llamamos gruñón porque nos recuerda a uno de los enanitos de Blancanieves - me dice susurrando Sandra y nos reímos.

- Buenos días ¿eres Alessandra Bianchi verdad? - pregunta el señor.

- Si soy yo. - Respondo.

- Perfecto yo soy Víctor, un placer - dice extendiendome la mano.

- Igualmente - le digo.

Me enseñan todas las cosas y nos ponemos a trabajar.

Antes de que me dé cuenta ya he acabado el trabajo. Llamo a Sandra que está en otra parte para ver dónde está y nos vamos a comer al Foster Hollywood por petición de Sandra pero como a mi también me gusta pues acepto encantada.

- Bella, esta noche vamos a todos a cenar a el restaurante amazónico, el favorito de Sara - dice mientras come patatas.

- ¿Todos es todos? Ósea ese muchacho también - digo refiendome a Marcos.

- Emm si - responde.

- Bueno no pasa nada, no pienso dirigirle ninguna palabra - digo.

- No no si te hablas le contestas - dice y yo la mira con una cara de diciendo enserio me lo estas diciendo. - Venga anda porfi hazlo por los demás.

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