T/N (tú) es una chica de 17 años de edad con un pasado... diferente, un pasado con una gran historia y muchos secretos. Pero entonces, por diversas circunstancias acaba asistiendo al colegio de Magia y Hechicería llamado Hogwarts... Sin embargo, co...
A la mañana siguiente te despertaste temprano, te pusiste el uniforme, cogiste todas las cosas necesarias para las clases de ese día y bajaste a desayunar. No había nadie más que los profesores ya que aún era pronto para los estudiantes, tú madrugaste de más porque era el primer día. Terminaste de desayunar a las ocho, cuando aún quedaba una hora para la primera clase pero decidiste ir yendo ya que tenías dos horas de defensa contra las artes oscuras y ese aula estaba bastante lejos teniendo en cuenta que probablemente te perderías un par de veces. Al cruzar una de las esquinas de la planta baja chocaste con alguien, pero no te dio tiempo a ver quien era mientras intentabas mantener el equilibro para no caerte.
- Lo siento -dijiste tú levantando la mirada. Entonces viste quien era, Draco Malfoy. Él te miró por un segundo y luego siguió su camino como si no hubiese pasado nada.
Después de algunos problemas con las escaleras cambiantes conseguiste llegar al aula de defensa contra las artes oscuras. En tu horario ponía que la impartía un tal "Profesor Snape". A las nueve menos cuarto empezaron a llegar los alumnos así que decidiste entrar tú también. Exáctamente a las 9 en punto se escuchó un portazo, dando paso a un hombre de cabello negro y algo largo, con una enorme capa ondeando detrás de él. Notaste como todas las conversaciones que había hace apenas unos segundos desaparecieron por completo, dando paso a las palabras de aquel hombre.
- Tras el exceso de vacaciones regaladas innecesariamente -comenzó con un tono serio y malhumorado- retomamos las clases de Defensa Contra Las Artes Oscuras, espero que sus minúsculos cerebros no hayan olvidado nada de los años anteriores, porque necesitaréis recordar bien todo lo aprendido hasta ahora.
"Mierda" pensaste, aún no habías empezado con nada de esa clase, tus conocimientos aquí eran completamente nulos. Por suerte, esa clase solo la dedicó a dejar claro que no permitiría ningún fallo, a humillar a los alumnos y a explicar algo de teoría. Cuando hubo acabado todos salieron rápidamente, y tu hiciste lo mismo. Ahora debías dirigirte a los invernaderos para tu clase de Herbología, una de las escalera comenzó a girar cuando tú aún te encontrabas en ella, llevándote en una dirección completamente opuesta que te haría tardar mucho más de lo necesario. Comenzaste a correr, ya que si no no llegarías a tiempo, casi ni mirabas por donde ibas, sostenías fuertemente los libros mientras tus piernas daban rápidas zancadas y sin darte cuenta te encontrabas estampándote contra el pecho de otro alumno en una de las esquinas.
- ¡Lo siento! -dijo él entonces- llegó tarde a Herbología y no miraba lo que hacía.
- N-no importa -reíste tú- a mi me ha pasado exactamente lo mismo.
- Anda eres tú -rió también Mark- que coincidencia. ¿Te parece si corremos juntos hacía los invernaderos?
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- Claro respondiste tú.
Fuisteis juntos a clase, resultó que herbología se te daba increíblemente bien, gracias al don del reino de la naturaleza, e impresionaste mucho a la profesora Sprout. Tras largas horas de clases sentiste un alivio pensando en que ya solo te quedaba una hora, pero luego recordaste que tras eso tenías la clase extraescolar de Encantamientos con Flitwick. Querías dar una buena impresión, y en ese momento tenías Historia de la Magia, asignatura que no te pareció muy interesante, sobretodo porque el profesor no hacía más que una introducción al curso con un tono increíblemente monótono y aburrido. Como estabas atrás de la clase decidiste sacar el libro de encantamientos para principiantes y repasar un par de veces los conjuros. Tras veinte minutos leyendo hechizo tras hechizo, una figura a tu lado te hizo levantar la mirada. Era el fantasma Cuthbert Binns, profesor de la clase de historia.
