Capítulo 31

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Capitulo 31

La puerta es abierta con brusquedad. Dalas se pone nervioso y en alerta, trate de levantarme rápido del suelo pero un mareo intenso llegó haciéndome perder el equilibrio.

Cerré mis ojos por un instante y respire. El aroma dulce de Elton se hizo presenté en la habitación tranquilizando un poco mi corazón. Cuando los volví abrir un sentimiento de nostalgia y tristeza apareció apretando mi pecho.

El mismo peinado, la misma boca, el mismo olor de siempre.

Me levanté como pude del suelo, sentía mis pies flácidos y adormidos, pero no me importó yo anhelaba poder socorrerme en su pecho y llorar mis penas. Camine en su dirección, con mi boca reseca y mis manos sucias, estire una de ellas y él también lo hizo sin embargo su mano se quedó congelada en el aire por las palabras siguientes:

—Si fuera tu, no me atrevería a tocarla Elton.— dijo Dalas, sentí furia contra él, su inoportuna voz hizo que Elton no tomara mi mano.

—¡CIERRA LA BOCA MESTIZO!— oí a mi lado a Elton, su mano se volvió puño a su costado.

—La cerraría pero me resultas tan patético que temo que si haces una estupidez tú dueño te jalará la correa y quizás no te de tu huesito en la noche.— se burló, su cara tenía una sonrisa brillante— o peor, que“ EL MEZTISO” reclamé lo suyo y te rompa el cuello.

Elton tenía los ojos encendidos por la furia, sus manos estaban hechas puño y eran tan blancas como el papel.

—¿Qué reclamé lo suyo?— dijo Elton con furia— Lo que supuestamente es de él me debía pertenecer por ley y derecho, pero me lo arrebató.— su voz era ligeramente atemorizante, sin embargo estaba harta de que ese "objeto" del por qué se están peleando sea yo, yo no soy una cosa que puede pasar de mano en mano.

Así que con el coraje que iba anteriormente dirigido a Dalas paso a Elton. Me acerque a su cuerpo y el calor que este desprendió me pareció asqueroso, sus ojos que me parecían dos enormes y hermosas estrellas me resultaron poco agraciados, en ese momento esos ojos me miraron con intriga y sospecho.

—Si no hubieras sido un puto cobarde y hubieras luchado por mi no estaría pasando eso...  si hubieras cumplido tu puta palabra no estaría yo aquí. Pero no lo hiciste, igual que cuando mi padre me golpeaba y tú podías sacarme de mi casa jamás lo hiciste... así que deja de reclamarme como tuya, por qué no soy tuya, ni de él... ni de nadie... ¡Solo me pertenezco a mi!— mi dedo golpeaba su pecho tras salir cada palabra de mi boca, mis ojos deseaban llorar pero tuve que retener las lágrimas para no verme frágil.

—Sabes perfectamente por qué hice todo aquello, Malory.— tomo mi mano en el aire, sus ojos aún estaban encendidos por la furia en un color amarillo intenso.

—¡No!— grite.— No lo sé, y no me importa ya. Todo aquí de han aprovechado de mi, a su gusto y placer pero estoy harta de todo y todos. Es mi puta vida, es mi puto destino.

La furia crecía como una llama en mi pecho. Sentía la piel arder, podía ser el cambio, o simplemente había desatado aquello que toda mi vida tenía en candado: el amor propio, el amor que siempre debí tenerme.

Mi cuerpo se engrandeció y mis manos pasaron hacer horripilantes garras monstruosas, me sentía viva y poderosa, pero todo aquello se fue al caño cuando lo mire. Elton saco una inyección de su pantalón y la clavo en mi pecho. Aullé de dolor cuando aquel líquido ardiente entro en mis venas, el ardor incesante que apareció por todo mi cuerpo era menos doloroso que su traición.

Nuevamente traicionada.

Destino; Atada A Ti © Nueva actualización Donde viven las historias. Descúbrelo ahora