CAPÍTULO 6

308 30 10
                                    

 
Salgo de la propiedad de la señora Carmen con el corazón palpitando a cada instante y la respiración agitada. Corro tan rápido que mis piernas comienzan a sentirse cansadas. Escucho un aullido entre los árboles a lo lejos, pero es de noche y no pude ver claramente el camino.
Torpemente corro entre los arbustos y algunas veces quedé estampada entre las ramas bajas de los pinos y árboles, dañando mi cuerpo… Partes de mis brazos y piernas pican debido al sudor que mi cuerpo desprende sobre las heridas recién hechas. 

Llegó a un pino alto debajo de la plateada luna que logra iluminar un poco el terreno donde estoy; trato de respirar con calma, pero cada respiración pareciera arañar mis pulmones, al igual que mi nariz comienza a doler por el aire frío que entra en mi cuerpo. Me quedé quieta tratando de escuchar cualquier ruido; sin embargo, mi corazón retumba en mis oídos, aturdiendome.

De repente el bosque es cubierto por una neblina intensa, y el ambiente se vuelve más frío. Miro detrás de mí; los árboles son tapados por la neblina. No veo por ningún lado si esa bestia aun está detrás de mí. Mi mente crea escenarios de esa bestia y la señora Carmen. ¿Qué le habrá pasado? Me pregunto con dolor: ¿Acaso esa bestia mató a su propia esposa?

Escucho el crujir de las ramas que se rompen debido al peso de algo, o de alguien. Mi cerebro se activó, poniendo en alerta todo mi cuerpo, erizando mi piel. Tragó en seco y giró de nuevo mi rostro. Todo a mi alrededor es borroso, el corazón late desenfrenado nuevamente, nuevas ramas son rotas y mi vista se va al lugar donde creo escuchar el sonido. Agudizó mi vista; algo echa humo; trato de ver mejor cuando unos ojos café casi dorados se abren en par y un gruñido gutural sale de la bestia. 

Corro más rápido que hace horas atrás, que juraría que mis pies apenas tocan el suelo; mi vista se hizo más clara que podía evitar chocar contra los árboles que se cruzaran por mi camino, al igual que mis oídos se agudizan y podía escuchar mejor el peso de esa bestia caer cada vez que pisaba el suelo.

Algo me golpea tan fuerte que me lanza varios metros de mi lugar. Doy vueltas sobre el suelo hasta que mi cabeza choca con una pequeña piedra deteniéndome. El dolor se expande por todo mi cráneo desde mi frente. Trato de incorporarme del lugar, pero mi cuerpo no tiene fuerzas. Veo la bestia de pelaje gris rugiendo frente a mí. Cierro los ojos y vuelvo abrirlos; ahora una nueva bestia pelea contra mi atacante. 

Lo salvaje de ambos animales era tan irreal; arañazos y rugidos son lo último que mi subconsciente logra captar. Mis ojos se vuelven pesados, llevándome a un agujero negro que me consume.

Antes de que mi cuerpo cayera en oscuridad, mis ojos presenciaron el desmembramiento del señor Bruno; la bestia que me salvó arrancó la cabeza de este sin piedad, manchando su pelaje de color canela con la sangre del señor Bruno. La bestia negra se gira hacia mí; veo sus ojos; esos ojos son de él.

~*~

Abro los ojos poco a poco, mi vista se aclara con cada parpadeo, mi cuerpo arde a cada extremidad y mi cabeza parece que va a explotar. Estoy tirada cerca de un basurero cubierta por grandes y malolientes bolsas de basura; las tiro a un lado dejando que el aire fresco llene mis pulmones. Es de mañana y el sol ilumina cada rincón del callejón donde fui arrojada.

Levanto mi cuerpo despacio del frío pavimento. Tambaleante camino fuera del callejón, un hombre anciano me sonríe, mostrando sus dientes podridos. Camino más de prisa, pero mi cadera duele lo suficiente para retrasar mi salida de ese espantoso lugar. El sol me ciega por un instante al salir fuera del callejón. Las calles tan blancas y el agua cristalina de la gran fuente hacen que cierre por un breve instante mis ojos. Camino hasta la fuente robando miradas de las personas que caminan tranquilas por la ciudad. Al llegar a la fuente, veo mi reflejo borroso y al instante mi mente se inunda con imágenes de dos grandes bestias luchando entre el bosque, y esos ojos observando cada movimiento que hacía… Sigo observando mi reflejo, preguntándome qué fue lo que pasó.

Destino; Atada A Ti © Nueva actualización Donde viven las historias. Descúbrelo ahora