Capítulo XXV

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-Mas fuerte- grito Melier hacia los jóvenes que estaban en combate, algunos de los que se habían enlistado para quedarse en los pelotones de defensa no tenían más que las nociones básicas de cacería, por lo que debíamos entrenarlos, junto a eso ha...

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-Mas fuerte- grito Melier hacia los jóvenes que estaban en combate, algunos de los que se habían enlistado para quedarse en los pelotones de defensa no tenían más que las nociones básicas de cacería, por lo que debíamos entrenarlos, junto a eso había surgido la idea de que algunos demonios que quería abandonar su vida como seres de la oscuridad se convirtieran en guardianes como Melier, quien ahora era el encargado de entrenarlos a mi lado.

También nació la idea de crear guardianes completamente puros, que crecieran como niños, me había encargado de eso y de asignarles una familia adoptiva en Belafor; eran mi creaciones, no mis hijos, no podía representar su rol de madre, si no de líder; estaba cansada de siempre estar contra las cuerdas del peligro y después de esta vez, estaría lista para enfrentar cualquier cosa.

-Mátalo- dije mirando a la joven omega que se había quedado para atender los hospitales y que ahora estaba obligada a recibir entrenamiento militar- hoy solo es un holograma, mañana será un demonio dispuesto a arrancarte la cabeza – le dije con dureza- mátalo- dije, ella cerro sus ojos y mato al holograma.

Para los omegas era muy difícil arrebatar la vida cuando su naturaleza les exigía protegerla y servir a ella; de sus ojos salían lágrimas, no me detuve a consolarla porque necesitaba que su corazón creara una muralla de dureza como todos habíamos hecho, ya no había tiempo para sensibilidad o temor, esto era una realidad y debíamos enfrentarla.

-Que no te tiemble la mano a la próxima- dije hacia ella que era consolada por sus compañeros de pelotón, nadie me exigía nobleza o compasión, comprendían que en este lugar no había espacio para eso, quien no soportaba la presión de los entrenamientos, o no se sentía en la capacidad para seguir con esto, era enviado a Belafor con su familia.

- ¿Cómo va todo? - dijo Samuel apareciendo luego de recibir la llamada diaria de su esposa y de sus trillizas- ¿los entrenamientos? - pregunto él y suspire sobando mi pecho; Samuel y yo habíamos tratado de recuperar ese fuerte vínculo que antes teníamos, en la situación que nos encontrábamos era difícil- te veo cansada pequeña ¿pasa algo contigo? - me pregunto, negué mintiéndole con descaro, los últimos días había empezado a sentirme fatal, la comida me repugnaba, tenía fuertes malestares, y en ocasiones perdía un poco de fuerza; él asintió poco convencido y lo dejo pasar.

-Es solo estrés- dije mirando concentrada los entrenamientos- tenemos muchas bajas y no sé si lograremos hacerles frente Samuel- dije preocupada y él apretó mi hombro.

-Somos suficientes y es lo que importa- dijo intentando llenarme de consuelo, deje pasar el tema y ayude a Melier con los nuevos, me distraje cuando la puerta del salón de entrenamientos se abrió de par en par dándole paso a Samara que venía completamente pálida y agitada.

- ¿Qué paso? - me acerqué rápidamente, preocupada por su noticia, últimamente ver el terror en el rostro de las personas solo causaba que mis nervios perdieran el control- habla Samara por Dios- dije y ella me observo agitada.

Tormentoso PasadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora