2. "Buscando a LaRusso"

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Entonces, todo ésto de la disculpa parecía mucho más fácil cuando lo hablaron el día anterior. Ahora, entre el orgullo y la vergüenza, solo mirar a LaRusso los hizo saltar de sus asientos en clases.

El chico todavía no les prestaba nada de atención, más que una mirada de reojo en los pasillos. Probablemente los estaba evitando a propósito. Pensar en ello hizo a Johnny sentirse extraño, y se dió cuenta de que quería hablar con LaRusso aún más, para que dejara de creer que saltarían sobre él si osaba aparecer en su camino. Tenían un trato: El chico ganó el torneo (con una pierna rota), entonces ellos lo respetarían (Johnny todavía soñaba con esa patada en la cara, y con el momento después, cuándo le entregó el trofeo...). Podían ignorarse mutuamente luego de que Daniel lo supiera.

Si tan solo Daniel LaRusso no fuera tan jodidamente difícil de ignorar, por supuesto.

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El plan original era interceptar a Daniel a la salida de la escuela.

Obviamente, el plan original falló miserablemente.

—¿Cómo demonios lo perdimos? —Johnny gruñó, mirando en todas direcciones entre la marea de estudiantes que salían del establecimiento—. El tipo usa muletas.

Jimmy sacudió la cabeza con consternación. —Ni siquiera noté cuando salió del salón.

—Maldito ninja, ¿creen que sea parte de ese entrenamiento chino que le da el viejo? ¿Cómo camuflaje? —Tommy teorizó, apoyado en Jimmy.

Dutch cruzó los brazos por sobre el pecho con molestia. No era particularmente fan de todo este asunto de la disculpa a LaRusso, pero ahora tenía una misión, y mierda que sí cumplía sus misiones. —Joder con el pequeño escurridizo —dijo.

—¿Tal vez vinieron por él? ¿O tomó el autobús? —Bobby suspiró. Era viernes, lo que significaba que no tendrían otra oportunidad de hablar con LaRusso hasta después del fin de semana. A menos que... —. ¿Y si vamos a su casa? —sugirió de pronto.

—No sabemos dónde vive, genio —Tommy señaló, rodando los ojos.

Johnny dejó de mirar en todas direcciones, rindiéndose, y volvió su mirada a la conversación.

—Sé quién debe saberlo —Bobby afirmó en respuesta a Tommy, mirando hacia adelante.

Johnny siguió la trayectoria de su mirada y se encontró con... —Oh no, no no no no —sacudió la cabeza, con incredulidad—. No le vamos a pedirle la dirección de LaRusso a Ali.

A solo unos metros de ellos, la rubia reía junto a sus amigas, con las mochilas colgadas al hombro. Johnny tragó saliva. No había hablado con Ali desde lo del club, y ciertamente fue un cretino en el torneo. Entonces, había una gran posibilidad de que ella le propinara otro gancho derecho antes de que él pudiera decir "hola".

—¿Por qué no? Ella debe ser probablemente la única que lo sabe.

—Amigo, ella pensará que queremos asaltar la casa de LaRusso o algo así —Johnny dijo, todavía sufriendo un pánico interno ante la sola idea de tener un intercambio de palabras con Ali Mills.

No lo malentiendas, ya no siente nada por ella, no más sacudidas en el estomago en los pasillos al verla y no más celos. Pero definitivamente todavía está avergonzado, lo que es un problema. Y Johnny Lawrence tiene una filosofía para tratar con los problemas que ha funcionado bastante bien hasta ahora: Si no puedes golpear a tus problemas en la cara, ignóralos hasta que desaparezcan.

Eso es lo que planeaba hacer con lo de Ali (y con lo de LaRusso, cuando golpearlo en la cara ya no era una opción).

—Johnny debería ir —Jimmy señaló. Johnny anotó darle un buen golpe en la nuca más tarde—. ¿Verdad, Tommy?

Daniel LaRusso & the ex-Cobras | Lawrusso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora