3. "Un trato, una oportunidad"

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—¡¿Qué demonios están haciendo aquí?! —Daniel exclamó desde el suelo, su voz aguda sonando más molesta que asustada.

Bobby trató de avanzar para ayudarlo a levantarse, pero al ver que Daniel retrocedía instintivamente, se detuvo a medio camino y, en cambio, alzó las manos y dijo:—No queremos una pelea.

Daniel frunció el ceño y su mirada en llamas se encontró con la de Johnny.

—¿Entonces qué? ¿Esperan que crea llegaron al dojo del señor Miyagi por casualidad? —Daniel masculla, poniéndose de pie. Parece que la acción le cuesta como el infierno, pero no desiste. Mantiene su postura erguida una vez que está de pie.

Ahí está, piensa Johnny, el mismo cabrón terco que ganó el torneo.

—Te estábamos buscando —Johnny aclara, recuperando la voz.

Daniel los mira con recelo, su postura a la defensiva.

—¿Para que...? No, no importa. No deberían estar aquí, este es el lugar del señor Miyagi. Esperen, ¿Cómo se supone que llegaron aquí en primer lugar?

—Tu madre nos dio la dirección —Johnny aclara, porque Daniel lo mira a él cuando hace las preguntas, así que supone que el chico espera que él le responda.

El ceño fruncido de Daniel se profundiza. Esto no está saliendo bien.

—Mi madre jamás...

—Daniel-san, ¿Qué pasa? —el señor Miyagi se asoma desde el interior de la casita. Su expresión ligera se frunce ligeramente de confusión cuando nota la presencia de los cinco ex-bullies—. Oh, visitas.

Johnny puede sentir claramente a Tommy y Jimmy escondiéndose detrás de él cuando ven al viejo (aunque luego negarán haberlo hecho). Sin embargo, el viejo no parece enojado como Johnny pensó que se vería cuando los viera, si no mas bien parece sentir sincera curiosidad.

—Ellos ya se iban, señor Miyagi —Daniel masculla con los dientes apretados, claramente echándolos del lugar—. ¿Verdad, chicos?

Ahora, Johnny podría tomar el camino fácil y dar media vuelta por donde vino. Convencería a Bobby de que el intento es lo que cuenta, y los otros chicos probablemente lo respaldarían. Pero su mirada sigue bajando a la férula en la pierna de LaRusso y no puede, no puede irse ahora.

Entonces, cuando Bobby abre la boca para hablar, Johnny da un paso adelante primero.

—En realidad, vinimos a disculparnos —dice, y dios, esto es algo extraño ¿no? ¿Cuándo fue la última vez que Johnny Lawrence pidió una disculpa a... a quien sea?

Los demás chicos, junto a Johnny asienten con la cabeza para confirmar sus palabras. Incluso Dutch lo hace.

LaRusso los mira como si les hubiera salido una segunda cabeza a cada uno y luego suelta un risita incrédula que hace que sobresalgan un poco sus dientes delanteros. —Deben estar bromeando.

—No lo hacemos. Es la verdad —Bobby dice ésta vez—. Nunca debimos... Nunca debí haberle hecho caso a Kreese.

Daniel mira a Johnny, lo que probablemente es lógico, porque fue entre Daniel y Johnny que ocurrieron la mayoría de las cosas.

Johnny levanta las manos en señal de paz y dice: —Lo sentimos. Por todo. Queremos hacerlo bien ahora, y que sepas eso.

La postura de Daniel no relajo ni un ápice, aunque su expresión se ladeo un poco. —No necesito sus disculpas ahora —dijo finalmente, su voz endurecida—. No las quiero. Ni necesito saber...

Daniel LaRusso & the ex-Cobras | Lawrusso.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora