Capítulo 18: Segundos encuentros

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Capítulo 18: Segundos encuentros

Miyavi había sido nuestra guía en Japón y por mucho Cristopher había insistido en que él le guiaba, no le dejo hacerlo. Parecía que nos dirigíamos a la boca del lobo y Miyavi era el que nos llevaba hacia allí.

-          Hemos llegado – dijo parándose frente a un lujoso restaurante. Me miré la ropa, le miré a él y miré a Cristopher.

-          Nos van a echar. – dije resignada. Miyavi pegó un gritito y empezó a moverse rápidamente.

-          ¡Iie! (¡No!) – gritó.

-          Ok, ok, como quieras, pero luego no me digas que no te lo advertí. – Sonrió y nos abrió la puerta para que pasásemos Cristopher y yo. Todo lo que podía ver era de un lujo que a mí me parecía extremos y nuestras ropas no pintaban nada allí. Por un momento me sentí fuera de lugar y desee salir de allí, pero cuando Miyavi me dio un beso en la mejilla, todas esas tonterías desaparecieron de mi mente.

-          ¿Mesa para tres? - Preguntó el camarero en perfecto español.

-          En inglés – le dijo Miyavi amablemente.

-          ¿Mesa para tres? – preguntó esta vez en inglés.

-          Hay alguien que nos está esperando, creo. - ¿Quién nos esperaba?

-          ¡Oh! Sí, síganme.

Cristopher se puso nervioso y se empezó a arreglar el pelo y a alisarse la ropa.

-          Cristopher, pareces nervioso – dije alzando las cejas con una sonrisa.

-          ¡Para nada! – dijo sin modular el volumen de su voz.

-          ¿Crees que puede ser Midori? – le miré significativamente.

-          Sí… - dijo con un hilo de voz.

-          Jijijiji ¡Pillíín!

-          Shhh… - intentó mostrar dignidad, pero estaba rojo como un tomate, le había calado.

Al llegar a la mesa que nos indicó el camarero no había nadie. Cristopher miró a un lado y a otro para desplomarse en la silla al no encontrar lo que estaba buscando. Le miré apoyándole y le di una palmadita en la espalda.

-          Aquí no hay nadie – pero de pronto vi a Midori, con un vestido muy atractivo acercándose a la mesa. Me quedé boquiabierta al verla, pero la cara de Cristopher no tenía desperdicio.

-          Estas…esto… estas… muy guapa – dijo sin saber cómo expresarlo correctamente sin soltar alguna burrada. Ella parecía por un momento avergonzada de su atuendo, pero cuando Cristopher le dijo que estaba guapa su autoestima subió varios puntos. Cristopher le tendió una mano y la ayudó a sentarse.

-          Estás preciosa Midori, ese vestido te favorece mucho. Siento que nosotros vengamos con estas ropas, pero el señor Miyavi – dije dándole un codazo muy leve – no nos avisó de a dónde veníamos – aunque dudaba que tuviese ropa que ponerme para aquel lugar tan lujoso.

-          ¡No pasa nada! – dijo Miyavi restando importancia a la indumentaria – además, tu siempre estas guapa Abie – me susurró al oído. Me estremecí y le sonreí halagada.

La velada transcurrió tranquila y para mi desgracia, no nos echaron del restaurante por lo que tuve que darle la razón a Miyavi. Midori y Cristopher parecía congeniar bien y eso me alegraba. Cristopher necesitaba esa brisa de aire nueva que le proporcionaba ella. Cuando sirvieron los postres una banda de música se puso en su sitio y comenzó a tocar. Algunas parejas se levantaron para bailar y Midori parecía encantada, cosa que no le paso desapercibida a Cristopher que con algo de vergüenza la invitó a bailar.

¡Miyavi-desu!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora