Capítulo 9: El chico misterioso

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Capítulo 9: El chico misterioso

Los tres salimos y nos dejamos guiar por Miyavi hasta el local. Era un edificio entero con una gran entrada de cristal, o al menos eso aparentaba. Había dos guardias enormes protegiéndolo con cara de muy pocos amigos; hasta que vieron al gran Miyavi. Le saludaron cortésmente y después de tener una pequeña charla muy agradable con ellos nos dejaron pasar con entusiasmo. Por dentro parecía todo aún más grande, con un techo enorme, luces de colores y una pista gigante en medio. La música sonaba alta y la gente se movía a su ritmo, dejándose llevar por los sonidos. Pedimos unas copas en la barra y nos pusimos en la barra, pero cerca de la pista.

Miyavi se contoneaba de vez en cuando sin poder evitarlo, pero intentaba no mirarle fijamente porque sino no podría apartar la vista, pero sucumbí a la tentación una vez que se adentró en la pista de baile. Sus movimientos sensuales, cálidos y sexys, ¡muy sexys! Se acercó a mí al ritmo de la música, moviendo sus caderas y moviendo sus brazos de una forma muy sensual. Me tendió la mano, me estaba invitando a bailar, me lo pensé un poco pero al final cedí.

Nos adentramos un poco más en la pista y no dejaba de mirarle mientras disimulaba bailando también. Bailaba un poco a su aire, sin importar quien estuviese a su lado, no se chocaba nunca con nadie y cerraba los ojos de vez en cuando para sentir más la música. Se acercaba a veces a mí, una de ellas poniendo su espalda contra la mía y moviendo la cadera de lado a lado. Yo no podía evitar contener la respiración cada vez que me tocaba, con su baile me estaba seduciendo irrevocablemente y no debía caer en la tentación. Me disculpé y me dirigí a la barra donde aún se encontraba Cristopher bebiendo de su copa. Parecía que había estado mirándome y me invitó a bailar. No pude decirle que no. Cristopher tenía un estilo de baile diferente y aún así se defendía muy bien, sus movimientos iban al ritmo de la música y resultaba en cierta manera atrayente. Me dejé llevar por su ritmo, incluso llegue a sentirme atraída hacia él, me preguntaba por qué jamás habíamos ido los dos juntos de copas, debería reconsiderarlo una vez llegásemos a España.

Miyavi nos miraba sonriendo pícaramente e incluso nos guiño un ojo cuando le mirábamos los dos a la vez, parecía estar pasándoselo en grande y no podía negar que yo también.

Después de estar un rato bailando decidimos sentarnos en una mesa para estar tranquilos. Me senté entre los dos que me miraban fijamente, cosa que me hizo sentir incomoda y no solté mi copa, bebiendo de vez en cuando.

-¿Os gusta el local?

-¡Mucho! – grité para hacerme oír por encima de la música.

-Está muy bien – dijo Cristopher afirmando con la cabeza.

-Luego os tengo preparada una pequeña sorpresa – dijo misteriosamente

-¡Qué miedo! Jajajaja – dije haciendo que temblaba - ¡Koai!

-Jajajaja ¡tiemble, tiembla! Muaajajajaja ¡Hii! ¡Hii!

-¿Hiheamos? ¡Hii! ¡Hii!

-¿Hii? – dijo Cristopher desconcertado y los dos nos empezamos a reír.

-Hihea Cristopher, ¡hihea!

-¡Hii! – y los tres estallamos en carcajadas y después le explicamos el por qué del hiheo

-¡Ah! ¡Esta canción la conozco! Si me disculpáis – dije levantándome para dirigirme a la pista.

-Claro – dijo Miyavi dejándome salir

Cristopher y Miyavi se quedaron mirándome mientras estaba bailando. Nada más plantarme en la pista un chico de mi estatura, de pelo rubio y lentillas verdes se me acercó. Era bastante guapo y atractivo. Se quedó mirándome como si fuese la única chica de la pista, lo que hizo que sonriese avergonzada y a su vez él se acercó más a mí. Me dijo algo que no entendí así que le dije que no hablaba japonés.

¡Miyavi-desu!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora