¡Miyavi-desu!

Capítulo 2: Encuentro peligroso

Capítulo 2: Encuentro peligroso

-          ¡Wa! ¡Subarashii! (¡Genial!) - Abie estaba alucinando

-          ¿Te gusta?

-          Sí, pero ¿dónde estamos?

-          Estamos en Roppongi Hills, allí tienes una araña gigante – dijo señalando el lugar al que nos dirigíamos. – y por allí – señaló a otro lado – está la Tokyo Tower

-          Creo que lo conozco todo, es espectacular, ¡la Torre Eiffel de Tokyo! ¡La veo!

-          Bueno, hay más cosas por aquí, pero veremos esto y después iremos a Odaiba, a las islas artificiales que tienen cosas interesantes también.

-          ¡De acuerdo! – dije emocionada – Por cierto Miyavi… ¿por qué haces esto?

-          ¿Salvar la vida de Miyavi te parece poco?

-          …No, pero…no tenías porque molestarte.

-          ¡No es molestia! Hacía mucho que no salía por Japón tranquilamente, me viene bien.

-          Gracias – le dije con una gran sonrisa – Mira, la gente se hace muchas fotos con la araña, podrías… ¿hacerme una foto a mi?

-          ¡Claro! Iko (Vamos)

Me puse debajo de la gran araña y me hizo una foto, pero pensé que saldría mejor con él. Se lo pediría, o no. Sí. No. No sé. Era difícil decidirse, no sabía qué era lo correcto, él ya me estaba enseñando Japón, pero si no lo hacía me arrepentiría toda mi vida.

-          Miyavi-sama (-sama es la forma honorífica de llamar a alguien, se traduciría más o menos como Señor), ¿podríamos hacernos algunas fotos juntos? – dije intentando parecer natural.

-          ¡Por supuesto! Déjame la cámara, tengo experiencia en este tipo de fotos.

Él tomó el control de la cámara entonces, nos hizo algunas fotos en las que él salía con caras raras y al cabo de un rato me descubrí poniéndolas yo también. Al final todo fue una amalgama de extrañas expresiones y hasta hicimos un concurso a ver quien ponía la peor cara. Sin duda yo perdí, pero él salía monísimo en casi todas las fotos, pero eso él ya lo sabía.

Después de ver la torre de Tokyo nos dirigimos hacia las islas artificiales de Odaiba, donde veríamos la estatua de la libertad y un puente multicolor llamado “Rainbow bridge”. Todo era precioso, pero Miyavi me prometía que por la noche todo era mucho mejor. La verdad es que no sabía porque era el puente multicolor si era simplemente blanco, pero bueno, me quedaría con aquella duda.

Nos sentamos en un banco donde se podía ver la estatua de la libertad, el puente y la torre de Tokyo, eran unas vistas espectaculares, aunque la noche caía y la visión se hacía difícil. La puesta de sol fue hermosa, y pasarla con Miyavi más, pero de repente las luces multicolores del puente se encendieron, junto con las de las otras dos obras de arte. Parecía realmente un arcoíris, los japoneses no dejarían de asombrarme, sin embargo el sonido de mi móvil rompió el encanto. Una canción bien conocida por los dos se impuso en el silencio, Selfish Love de Miyavi y no quise haber puesto esa canción cuando lo hice, no quería que me viese como una fan alocada. Y eso era justamente lo que parecía.

-          Perdona – dije segundos antes de coger el móvil - ¿Sí?

-          Oye, ¿dónde diablos te has metido? – Era Cristopher…se me había olvidado por completo, tenía que ir a buscarle al aeropuerto por la tarde pero con todo lo que me había pasado…