Capítulo 10: El concierto con Teddy Loid
- Sigámosles – le dije a Cristopher de repente.
- De acuerdo, por cierto, ¿quién era ese chico?
- Es un DJ muy conocido aquí en Japón y ha grabado un disco junto con Miyavi, haciendo remixes de sus canciones. – dije mientras atravesábamos la sala siguiendo muy de cerca a Miyavi – La verdad es que es un chico muy bueno, sabe manejarse bien.
- Ok, eso me aclara muchas cosas. Mira, se han metido por esa puerta – dijo Cristopher señalando hacia la puerta que teníamos justo enfrente. Yo asentí y fui directa a abrirla, pero un guarda cuatro por cuatro me frenó en seco.
- No está permitida la entrada.
- Lo siento – dije avergonzada al guardia – tendremos que esperar – esta vez me dirigí a Cristopher que asintió levemente.
Después de un rato esperando, cuando ya no sabíamos de que más hablar y cuando nos habíamos dejado llevar por nuestros pensamientos las luces se apagaron por un instante que me pareció eterno a la vez que la música se cortaba de golpe. Una voz habló por encima del murmullo generalizado.
- ¡Ladies and gentleman! Hoy, con todos ustedes… ¡Teddy Loid! – y las luces volvieron a encenderse para apuntar directamente hacia él, que estaba detrás de la mesa de mezclas. En ese instante una música comenzó a sonar, unas bases muy conocidas llegaron hasta mí.
La gente enloqueció, es lo que habían estado esperando durante toda la noche, y eso se hacía notar. Cuando terminó la introducción que tenía preparada se quitó los cascos y habló al micrófono.
- ¿Quién quiere divertirse? – un estruendo de yos inundaron la sala – bien, para ello hoy contamos con una colaboración muy especial, por favor, den un gran aplauso a… - una voz potente, proveniente de Miyavi se escuchó por encima de su propio nombre – ¡Miyavi! – La gente, que parecía que no podía estar más eufórica, comenzó a vitorear a la figura que ahora iluminaban los focos de la sala. Mientras, Teddy había comenzado a pinchar a la vez que Miyavi empezaba a cantar acercándose a su compañero.
Todos se movían al ritmo de la música, y yo, como en una nube, disfrutaba de lo que estaba pasando. ¡Dear my friend! Esa era la canción con la que habían comenzado, me alegraba de haberme acordado. Miyavi hacía una gran interpretación junto con Teddy, los dos se compenetraban muy bien y parecía que tenían todo ensayado, sin embargo no creía que así fuera. Pronto, demasiado pronto para mi gusto, la canción terminó, dando paso a un diálogo que poco pude entender por parte de Miyavi. Aunque sí que pude escuchar como decía Omamori-chan, lo que hizo que me pusiese roja como un tomate y ya no escuche nada más, solo un murmullo lejano.
- Señor, señora, señorita… - dijo con esa voz ronroneante que me puso la piel de gallina. ¿Por qué tenía que ser tan sumamente atractivo con todo lo que hacía? – dedicada a mi Omamori-chan especial. – dijo guiñando un ojo al público que enloqueció enseguida. Maldito provocador.
De nuevo esa música electrónica que invadía la sala, aquellos cuerpos que bailaban al son y aquel hombre que había sido desde hace tanto tiempo uno de mis mayores ídolos. Y esto último es lo único que podía ver. Bailaba solo, en medio del escenario, mostrando sus dotes como cantante y bailarín. Cuando llegó a la parte más lenta de la canción se acercó sigilosamente a Teddy, desapareciendo un momento del escenario para aparecer justo detrás de él, giró su cabeza hacia un lado para dejar expuesto su cuello y lo mordió. Teddy se dejó hacer, actuando y todas las chicas del público chillaron eufóricas y no era para menos, yo me había quedado mirando la escena sin saber qué hacer. Un rubor inundó mis mejillas mientras Miyavi relamía el cuello de su compañero como si fuese un vampiro hambriento y con esto las luces se apagaron junto con la música, pero al instante volvió todo para seguir con la actuación. “Jibun Kakumei”
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¡Miyavi-desu!
Fanfiction¿Qué pasaría si salvases la vida de tu J-Rock favorito? Abie en ningún momento pensó que iba a conocer a Miyavi en su visita a Japón, sin embargo, por azares del destino consigue salvarle la vida. Miyavi, decide compensarla por su valentía y ahí emp...