Capítulo 6

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Gigi 

Esta mañana me he vuelto a levantar a las 5 de la mañana por culpa de las malditas pesadillas que no hacen más que repetirse y cada vez van a peor, quiero plantarles cara, ser fuerte y aguantar hasta el final pero no soy capaz, no quiero llegar a ese mal momento de mi vida donde todo cambio, donde todo se volvió una mierda y no cambiaría jamás. Después de tanto tiempo mi mente está empezando a recordar ese día y parece que me quiere torturar, cada día todo pasa más rápido y me despierto más temprano, llegará un momento en el que muera de sueño por no querer soñar eso.

Por muy fuerte que aparente ser ese tema siempre hurga en el fondo y duele más que cualquier dolor físico. Siempre he pensado que las heridas del alma son las que más duelen porque algunas no tienen remedio como la mía y lo único que puedo hacer es aprender a vivir así.

Cuando termino de ponerme el chándal salgo de mi habitación, pero antes de bajar las escaleras me giro hacia el fondo del pasillo para mirar esas 4 puertas que no he querido abrir nunca y hoy por primera vez en años quiero hacerlo, bajo y voy hacia el cajón de la biblioteca y coger el manojo de llaves, subo y me quedo en mitad del camino recordando esas veces que jugábamos todos juntos, es como si estuviera allí otra vez pero viéndolo desde fuera.

Mis hermanos y yo corriendo hacia la habitación de nuestros padres para que pudiéramos abrir los regalos de navidad juntos, era una tradición el ir corriendo a despertarlos con gritos y saltos, abro la habitación de mis padres y sigo viéndonos a todos contentos porque era navidad y mis padres intentando taparse con los cojines o las sabanas.

-Los regalos abajo y quero abrilo ya- se queja mi hermano pequeño saltando en la cama.

-Neil cariño los regalos no se van a mover- le responde mama somnolienta.

-Jo- se sienta en la cama con los brazos cruzados y haciendo pucheros.

-¿Podemos ir bajando nosotros?- les pregunto contenta.

-Nop- dice papá saliendo de la cama haciendo que nos volvamos a revolucionar. -Los regalos los abrimos juntos, si no no tiene gracia.

-Mama solo faltas tú- le dice Josh, mi hermano un año mayor.

-Es verdad, eres la única que falta- se queja Jace, el hermano mayor de los cuatro.

-Bien bien, me levanto- salió de la cama y mi padre la esperaba con su bata en la mano para colocársela en cuanto saliera de la cama. -Venga vamos.

Los cuatro saltamos de la cama y corrimos escaleras abajo hacia el comedor donde estaba el árbol, nos quedamos en la puerta admirando los regalos que habían debajo del árbol y los dulces que habían en los calcetines que colgaban de la chimenea, primero corrimos hacia los calcetines y los vaciamos en el suelo.

-Si lo llegamos a saber pedimos que os traigan dulces en vez de regalos- dice mi madre sentándose en el sofá mientras mi padre llegaba con una bandeja con los chocolates calientes.

-¿No queréis ver lo que os han traído?- igual de rápido que fuimos a los calcetines llegamos al árbol y empezamos a repartir los regalos entre nosotros para empezar a abrirlos rápidamente.

-Me han traído material para dibujar- dije contenta al ver las acuarelas, pinturas y papeles especiales para dibujar.

-Gigi tienes otro más, y este es grande- me avisa Jace, cojo el regalo y lo empiezo a abrir para ver los dos libros que tanto había pedido.

-Mira, así ya no lo repetirás más- se burla Josh.

-Si, hasta que se los lea en menos de dos meses y empiece a hablar de otros- se une Jace.

En el punto de miraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora