En busca de protección, las hijas de un par de mafiosos italianos, Taylor y Madeline Santini viajan a Vinewood, Los Santos; con la esperanza de alejarse de todos aquellos que buscan despojarlas de ser las próximas líderes de la mafia Santini.
Un par...
• • • ☞︎ parte uno: CAPÍTULO CUATRO ☜︎ trevor "fucking" philips
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TAYLOR SANTINI LLEVABA TRES SEMANAS con los De Santa y estaba bastante inconforme con su nueva "vida", si es que así le podría llamar a su horrible manera de vivir. Realmente era difícil estar en una casa llena de tensión, apenas contaba con la posibilidad de salir de su habitación y cuando lograba hacerlo, todo el mundo estaba fuera o peleando, aunque realmente, tampoco deseaba convivir mucho con ellos, pero la constante e irritante voz de Tracey y Amanda discutiendo, era sin duda lo más insoportable de todo aquello. Habían pasado unos días desde la última vez que convivió con Michael. Era claro que la familia era disfuncional, pero pese a ello, se esforzaban por compartir un momento juntos, aunque fuera casi a la fuerza. Todas las noches, la familia del ladrón, se reunía a tomar la cena, hablaban y se insultaban un poco, sin llegar a la necesidad de discutir y de vez en cuando, los escuchaba reír. En varias ocasiones, Michael la había invitado a ser parte del espectáculo, invitación que rechazaba continuamente, hasta que simplemente él dejó de insistir. Esto ocasionó que desarrollaran una dinámica donde él le dejaba la cena dentro del horno y ella, bajaba a tomarla cuando tuviera ganas; su contacto y diálogo se redujo a nada en cuestión de días, seguro que eso resultaba gratificante para él, sobre todo cuando lo último que le dijo o más bien, ordenó fue: –"No salgas de la casa y no me molestes, encuentra en qué entretenerte." Quizá ya había obedecido demasiado, seguro que su tiempo de paz ya era suficiente, comenzaba a echar de menos su arrugada cara al rojo vivo al enfadarse. Rio e hizo una mueca de asco al recordarlo, seguro que el encierro y el calor del medio día, comenzaba afectarle. Así que, dispuesta a probar su piscina, se puso de pie y comenzó a revolver entre las pocas cosas que le habían permitido empacar, lo necesario para entrar al agua; tras unos minutos, dio marcha a su plan, bajando con un bikini que no dejaba nada a la imaginación, una toalla al hombro y otras cosas más en ambas manos. Caminó por toda la casa, se colocó sus lentes de sol antes de salir al jardín y echó un vistazo rápido a la amplia sala, topándose con la imagen de Michael dormido, aferrado aún al control de la televisión. La situación le pareció más que perfecta, la casa estaba sola y su viejo protector, estaba más muerto que vivo; nadie ni nada podría arruinar su momento de paz. Al llegar a uno de los camastros, dejó su toalla, el bloqueador y todo lo que tenía en mano, se colocó sus audífonos y se agachó para sentir la temperatura del agua, colocó sus rodillas igual que sus manos en el suelo, dejándola en una posición sugestiva, donde su bien formado trasero se podía apreciar con bastante claridad y tentación. Tras dejar pasar unos cuantos segundos, la sensación de una mano tocando la parte antes mencionada, la hizo ponerse de pie con rapidez soltando por inercia y todas sus fuerzas, un puñetazo que impactó de lleno contra la nariz de su acosador. —¡Perra! —Gritó Jimmy al sentir el punzante dolor de su tabique, llevando ambas manos a su rostro al sentir como comenzaba a escurrirle algo de sangre.
—¡Pervertidor de mierda! —Taylor estaba furiosa, sin detenerse comenzó a soltarle golpes de manera aleatoria, hasta lograr acorralar al chico.
