En busca de protección, las hijas de un par de mafiosos italianos, Taylor y Madeline Santini viajan a Vinewood, Los Santos; con la esperanza de alejarse de todos aquellos que buscan despojarlas de ser las próximas líderes de la mafia Santini.
Un par...
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HORAS ATRÁS ...
LOS HERMANOS ONEIL'S NO ESPERABAN TOPARSE con la presencia de Trevor en lo que quedaba de su campamento de metanfetaminas. Aunque intentaran negarlo, ver la presencia del loco de su adversario les puso los nervios de punta. Pronto, todos los presentes, se pusieron alertas, listos para disparar en caso de cualquier movimiento sospechoso.
—¿T-Trevor?! -exclamó asustado uno de ellos al ver su imponente figura bajar de su camioneta.
—¿En serio se sorprenden de verme?, después de haberme dejado una invitación para venir a visitarlos a su casi extinto campamento. ¿En serio les sorprende ¡VERME AQUÍ?!
—Era una advertencia para que no vinieras, idiota. —todos se pusieron de pie y prepararon sus armas contra él.
— Son unos putos maleducados al hacerme venir hasta aquí y recibirme así. —Phillips se acercó a ellos con pasos lentos y amenazadores, azotando con brusquedad la puerta de su camioneta.
Estaba claro que el rey de los maniacos no estaba ahí para jugar. Si no, para enseñarle a esos niños que no se debe jugar con los juguetes de papá. Haberlo tentado de esa manera, lo había hecho entrar en modo masacre y ahora, tendrían que aprenderlo de la peor manera. Aunque, antes de ser cegado por la ira y acabar con ellos, les sacaría la información que necesitaba.
—Antes de que los haga pedacitos ¿con quién van a firmar, ¿eh? Nadie se metería conmigo, a excepción de querer dejarme fuera de una buena oportunidad.
— No es de tu incumbencia, Philips. —levantó firme el arma uno de ellos.
—No lo era hasta que volaron mi puta nave. Las armas y drogas de este lugar pasan por industrias Trevor Phillips o no pasan.
Rick Oneil intentó cambiar el rumbo de la situación intentando charlar de la manera más sensata posible con Trevor. Al parecer sus difuntos hermanos no le habían advertido sobre él, pues, frente a él estaba la persona menos sensata de todo el planeta tierra.
—Esto no te incumbe a ti, mejor lárgate antes de que esto resulte peor. -El menor de los Oneil's estaba a punto de ir justo detrás de los traseros de sus difuntos hermanos.
Trevor no respondió, fue su cabeza quien lo hizo. Literalmente. Con la frente rompió la nariz del tipo frente a él para después seguir con el otro, tomándolo del cuello de la camisa, para así lanzarlo contra el duro suelo que sus sucias botas pisaban.
Cuando estaba por aplastar los sesos de Rick, uno de sus compañeros arremetió contra Trevor, haciendo que este se distrajera para poder esquivar el ataque y contraatacar. Rick aprovechó esto, escabulléndose, hasta alejarse de la vista de Trevor. Mientras a la distancia, veía como un sólo hombre enceguecido por la destrucción, creaba una masacre contra los pobres diablos que hasta hace unos minutos eran sus amigos.
