VII. The golden trio

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☞︎ parte uno: CAPÍTULO SIETE ☜︎
the golden trio

Franklin Clinton había respondido intrigado la llamada que insistente sonaba en su celular al ver por la pantalla el nombre del contacto: "Michael De Santa"

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Franklin Clinton había respondido intrigado la llamada que insistente sonaba en su celular al ver por la pantalla el nombre del contacto: "Michael De Santa".  Hacía años que no lo veía y mucho menos, había cruzado palabra con él. Lo primero que se cruzó por su mente fue "una misión" pero era imposible. Hasta donde sabía, Michael se había retirado después del golpe al Union Depository. O eso creía.

—¿Michael? — Algo adormilado y con voz dudosa, esperó por una respuesta.

—Franklin, amigo, sé que juramos no volver a involúcranos, pero, hey, necesito tu ayuda. —Franklin dudó un poco en responder.

—Claro, lo que sea, hermano. —Al final ya nada malo podía pasar, ambos habían salido de cualquier actividad delictiva.

—Eres el mejor conductor que conozco y el único en el que confío. Necesito que seas mi chofer el día de hoy, ¿podrías?

—Ah... no veo por qué no, te recojo en algún lugar o...

—No, no, no, te veo en mi casa. — Michael lo interrumpió. —Es algo... Diferente. Te lo explicaré cuando llegues.

Sin más que decir Michael cortó la llamada y Frank se alistó para salir, rumbo a la residencia De Santa.

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—Escucha bien, Taylor, te dejaré en buenas manos. —Michael le daba indicaciones a Taylor.

Franklin era joven y un experto al volante, pero, ingenuo; y sabía que Taylor era una experta manipulando para lograr sus caprichos. Por lo que, no dudaría en usarlo para romper cualquiera de las reglas que él le impusiera.

—Es un chico joven, pero responsable y leal. Hará cualquier cosa que le diga mientras estoy fuera, así que, no intentes nada, porque no lo lograrás.

—Michael, relájate, si no es igual de aburrido y anciano que tú, no tendría que haber algún problema.

Michael bufó mientras Taylor sonreía burlona con los brazos cruzados esperando a que el dichoso chofer llegara. Mientras tanto, Amanda llamó a Michael a la cocina, obligándolo a que se tomará el mismo y asqueroso jugo verde que su esposa tomaba todas las mañanas. Taylor los miraba desde el pasillo que separaba la cocina del recibidor, algo celosa y asqueada, pues, al parecer estaban felices de pasar el día juntos.
Y eso, no era justo.
Mientras ellos se divertían, ella tendría que escabullirse hasta donde estaba su prima. El sonido de un auto deteniéndose a la entrada, atrajo su atención. Parecía que había llegado la hora de separarse.

 𝐎𝐕𝐄𝐑 𝐏𝐑𝐎𝐓𝐄𝐂𝐓𝐄𝐃 ✞ 𝑴𝒊𝒄𝒉𝒂𝒆𝒍 𝑫𝒆 𝑺𝒂𝒏𝒕𝒂 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora