En busca de protección, las hijas de un par de mafiosos italianos, Taylor y Madeline Santini viajan a Vinewood, Los Santos; con la esperanza de alejarse de todos aquellos que buscan despojarlas de ser las próximas líderes de la mafia Santini.
Un par...
• • • ☞︎ parte uno: CAPÍTULO ONCE☜︎ ¿Crees que somos ricos?
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Trevor y Michael esperaban a las chicas en la pequeña oficina que se encontraba a espaldas del Vanilla Unicorn. Trevor se encontraba sentado en la silla con ruedas mirando hacia el techo a la par que se balanceaba mientras que, Michael recorría la diminuta habitación inmerso en sus pensamientos. Ambos ignoraban la presencia del otro, intentaban actuar normal después de haber visto aquél performance de sus protegidas en un intento de procesar lo visto. Michael, sin duda, era el más nervioso y trataba de ocultarlo de Trevor. Aún no había decidido qué hacer con las chicas, dejarlas ahí no era muy buena opción —o quizá sí — rió internamente y después negó con la cabeza ante lo que acababa de pensar.
La puerta de la oficina se abrió, dejando pasar a la dos chicas, al escucharlas entrar ambos se sobresaltaron y aún no sabían qué les dirían al tenerlas al frente, por lo que, todo quedó en un silencio incómodo, lo cual resultaba extraño ya que las voces y música hacían un extraño y pesado eco cosa que descolocaba a Madeline.
—Y bien...—Habló por fin Madeline. — ¿nos trajeron aquí sólo para verlos holgazanear?
Trevor lanzó una risa sarcástica y se puso de pie mirando a Michael en espera de que él fuera quien hablara primero.
—Después de lo que sucedió, queríamos asegurarnos de que estuvieran bien.
—Bueno, es más que un hecho de que están más que bien — Trevor lanzó un silbido acompañado de un gesto con las manos haciendo alusión a algo grande.
Las chicas aguantaron la risa y apartaron la vista de los viejos delincuentes que tenían frente. Michael sonrojado miró a Trevor deseando poder golpearlo. —No seas idiota, nuestra algo de respeto.
—¿Cómo tú hace un rato? Un poco más y te abalanzas como un animal ¡AuuuuuuU!
Trevor hizo una terrible imitación de una especie de perro que a decir verdad, divirtió mucho a las chicas y le subió el ego a Taylor, más, si eso era posible.
—¡Trevor! Olvídate de eso. Hay cosas más importantes ahora. — Trevor giró los ojos y lo hizo a un lado para volver a sentarse en la silla de oficinista, adoptando una posición aburrida. —Bien. Por dónde comenzamos.
—¿Qué ocurrió en el acantilado?— Habló Taylor seria para por fin centrar la atención en lo sucedido. —Esos hombres no estaban tras nosotras, ¿Oh sí?
—No, no lo creo. Por lo que pude notar son mercenarios baratos, pandilleros que se mueven más por zonas de drogas. ¿Te resultan familiares, Trevor?— Respondió evitando hacer contacto visual con la rubia, Madeline notó eso.
—No.
—¿No?— Refutó intrigado Michael ante la corta y nula respuesta de su compañero. Lo conocía y sabía que ocultaba algo. —De repente no tienes más que decir.
