Cap 4

75 7 3
                                    

Capítulo 4: ¿Problemas en el paraíso?

Al amanecer, Grace vino a despertarnos uno a uno. Nos despertó más o menos a las ocho de la mañana, no era tan temprano como me imaginé. Me puse el uniforme y bajé a desayunar. Esta vez tomé un café, porque necesitaba despertarme, no querría que me estamparan contra la pared el primer día de entrenamiento. Cuando terminamos nos dirigimos a la sala de entrenamiento. El señor Reginald, era el que lo dirigía.

- ¡Chicos! Entrenaréis en pareja, Vanya contra Klaus -dijo, dio tres golpes con el bastón en el suelo. -Empezad a luchar, vale cualquier cosa.

Vanya, se puso en guardia. Por el otro lado Klaus, estaba en una posición de ataque. Klaus le fue a dar un puñetazo en el estómago, ella lo detuvo con el brazo y le dio a él en su lugar.

- ¡Uuhh! Que feo ha sido eso -dijo Luther con una expresión de dolor en la cara.

Vanya le hizo una llave a Klaus. Eso hizo que Klaus no se pudiera levantar del suelo, se rindió. La pelea terminó muy rápido, más de lo que tendría tardar. Klaus no se levantó del suelo, se quedó ahí tirado.

- Demasiado fácil número cuatro -dijo bostezando de aburrimiento el señor Hargreeves. -Tendría que haber más tiempo de pelea, sólo ha tardado segundos en tumbarte. Tienes que entrenar más...

Vanya se retiró tras su victoria. Luther apartó a Klaus del campo de batalla arrastrándolo a un lado. Estaba nerviosa porque quería ver con quien me tocaba, espero que no me toque pelear con uno fuerte.

- Kaylee, pelearás contra Diego.

Miré a Diego que estaba sonriendo y jugando con uno de sus cuchillos. ¡No era justo, él tenía armas! Nos pusimos en el centro de la sala, Reginald dio la señal para que empezásemos a luchar. Me puse en guardia, porque no podía acercarme a él sin que lanzase uno de sus cuchillos. Lo único que podía hacer en ese momento era defenderme y buscar una oportunidad para poder atacarle. Diego sacó cinco cuchillos, y los sostuvo unos instantes. Lanzó uno de los cuchillos al lado de mi cara, lo esquivé.

- ¡Eh! Eso no es justo -exclamé. -Yo no tengo armas.

- Dije que valía cualquier cosa -dijo el señor Hargreeves.

Refunfuñé, porque yo también quería mi propia arma. Al menos una para defenderme, porque no puedo pelear con Diego así. Lanzó el segundo cuchillo, esta vez me dio en el brazo. Rajó la chaqueta del uniforme, por poco hace una herida en mi piel. Lanzó el tercer cuchillo, con intención de darme en el pecho. Pero el cuchillo se quedó flotando enfrente mía. Miré hacia el señor Reginald que seguía con la misma expresión en la cara, cogí el cuchillo que flotaba a mi lado. Los chicos me miraban extrañados, porque no era normal que se quedase flotando. Y yo no había provocado eso, quizás... ¿Vanya me está protegiendo?

- ¿Te lo devuelvo? -dije apuntando hacia Diego.

Él seguía sin entender nada, así que no se movió de donde estaba. Lancé el cuchillo al extremo de la chaqueta, no quería clavárselo, solo asustarle. No sé si se sorprendió más él o yo, porque no esperaba acertar, le rompí la chaqueta. A continuación, Diego sacó todos los cuchillos que tenía y los tiró al suelo. Se había rendido, no quería lanzar más cuchillos. ¡Joo, qué pena! Ahora tenía que luchar con los puños, seguro que me tumba. Me puse en guardia, él estaba buscando un hueco sin defender. Se lanzó y me quiso dar una patada en la cara, yo me agaché. Era obvio que fuese a por la cara, me quería golpear para desequilibrarme. Le agarré el brazo y lo acerqué a mí, después puse mi brazo alrededor de sus hombros y le tiré al suelo. ¡PAM! Cayó al suelo. Por cierto, olvidé mencionar que se defenderme, se hacer llaves de judo. Le di la mano para ayudarle a levantarse, se levantó.

Núm 8 de la trilogía de Núm.8- Primera parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora