Cap 18

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Capítulo 18: La sombra

Dormí unos treinta minutos que yo calculé, lo mismo fueron más, pero necesitaba un descanso de verdad. Seguramente Cinco ya se encontraba bien, fue mi culpa que le metiese en ese aprieto. Porque podría haber estado más atenta, pero entre la soledad, lo harta y agotada que estaba no presté atención a mi ambiente. Cuando abrí los ojos los chicos me habían acompañado al descanso, todos menos Diego que hacía guardia.

- ¡Chicos ya se ha despertado, en marcha! -anunció el vigilante, es decir Diego.

Todos sin quejarse se levantaron como si hubiesen tenido un sueño ligero. Nos pusimos en un círculo.

- Chicos tengo una idea para poder salir de aquí, pero no sé si va a funcionar porque tengo la sensación de que no he utilizado todo mi potencial -les expliqué. -Porque pierdo la energía muy rápido. Creo que ya estoy acostumbrada a utilizar los poderes, así que al lío.

Puse la mano en el medio para que el resto tocase la mía. Nadie pareció entender lo que quería que hiciesen y me estaba cansando de tener el brazo en el aire.

- Chicos, tocar mi mano con la vuestra -les ordené un poco molesta porque no pillaron el mensaje a la primera.

Esta vez todos reaccionaron rápidamente e hicieron lo que les dije. Cerré los ojos y me concentré en la habitación en la que se encontraba atada Eira. En ese momento, se levantó un poco de aire. El viento, movía nuestros cabellos. La corriente de aire nos levantó del suelo, todos estábamos agarrados de la mano para no salir volando.

- ¡YA! -grité.

Un portal se abrió en el suelo y nosotros que estábamos en suspensión empezamos a caer en el interior de él.

- ¡Ahhh! -gritó Klaus. - ¡Vamos a morir!

- ¡Cállate! -le contestó Alison.

De estar cayendo por un portal, pasamos a caer en el suelo de una habitación. Nos quedamos todos tumbados boca abajo y cogidos de la mano en círculo. Nos levantamos del piso y vimos que en la habitación había una luz. La luz iluminaba a Eira que estaba atada a la silla eléctrica, estaba llorando y en la boca tenía un cinturón. Me acerqué a ella corriendo mientras el resto se quedaba ahí mirando la escena. Desaté a Eira que seguía llorando, ella se quitó el cinturón de la boca.

- Gracias... -dijo Eira limpiándose las lágrimas con la mano.

- No hay de que -la respondí suavemente. Me puse de cuclillas para estar a la altura de sus ojos. -Sé por lo que estáis pasando, yo os puedo ayudar. No tenéis que volver a mover un dedo por ella, no os merecéis que os traten así.

En ese momento ella me abrazó cosa que no me esperaba, yo la seguí el abrazo. Lo estaban pasando mal los hermanos que anteriormente creía que tenían una vida mejor que esa. Unos pasos se acercaron a la habitación en la que estábamos, Ethan abrió la puerta y se quedó parado mirando a Eira. Ella al ver a su hermano fue corriendo a darle un enorme abrazo. Pero este la apartó de una manera desagradable.

- ¿Qué te ocurre? -dijo Eira extrañada, ella estaba al borde de las lágrimas. Parecía que no se esperaba ese comportamiento en su hermano.

Entonces fue cuando me fijé en el detalle de que él tenía algo diferente, no solo su comportamiento hacia Eira era algo físicamente. Eira retrocedió sin entender lo que acababa de pasar. Ethan tenía los ojos de otro color, los tenía de un color más claros, tirando para blancos.

- Chicos alejaros de Ethan, pero cerrarle la puerta para que no de la alarma -les alerté.

Luther forzó al chico a que se quedase dentro, mientras Diego cerraba la puerta con pestillo. Eira se puso a mi lado, no soportaba ella ver a su hermano en ese estado.

Núm 8 de la trilogía de Núm.8- Primera parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora