No volverá

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-Así que no sabes ni su nombre ni apellido- dijo Jordi sentado en el sofá mirando una televisión apagada y con mis piernas estiradas encima de su regazo.

-Tampoco tienes su número de teléfono, ni e-mail, ni sabes donde vive o trabaja- concluye este sin mirarme.

-No sé si trabaja- digo en un susurro.

Se gira a mirarme y entrecierra los ojos.

-Analicemos la situación, estas embarazada de un desconocido, de un completo desconocido, un hombre sin pasado, que desconoces su paradero y no dispones de la información para buscarlo por qué es un jodido desconocido, podría ser un espía, un  talibán o un príncipe sireno que no tendrías nidea de quién es ni de cómo encontrarlo- dijo en un evidente tono de reproche hacia mi persona.

La verdad, no me preocupaba, había asumido que estaba sola en esto, siempre lo asumí, desde el primer vomito a conciencia supe que estaría sola.

No es que sea una mujer fuerte e independiente (que también) sino que, nunca pensé en ese jovenzuelo que aparentaba ser mucho mis joven como el padre nada, mucho menos como el padre de MI bebé.

Puede que yo no estará maduramente preparada para tener un hijo pero no había que ser un lince para saber que él mucho menos.

No cuando un adulto se viste como un adolescente y actúa como tal.

No.

Definitivamente no concebía esa imagen en mi cabeza.

Yo maduraría, y sería madre, sola.

Siempre sola.

No necesito ningún hombre, ni para ser féliz ni para hacer féliz a mi hijo.

Vamos Britney Carter tu puedes con esto.

Y efectivamente, yo puedo.

Mi amigo se perdió en la profundidad de sus pensamientos y se quedó callado, parcialmente serio, sin expresión.

-Y si vuelve- dijo en un susurro sin mirarme.

Se giró a calibrar mi reacción.

La sangre se me heló por un momento.

No.

No había tal posibilidad en este mundo.

-No volverá.

Y así empujé ese desagradable pensamiento que hizo mi corazón encoger al baúl más recóndito de mi mente, pero algo en mí sabía que tarde o temprano tendría qur lidiar con ello.

Tarde o temprano nos veremos las caras Jeremy.

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Siete meses.

Tenía siete meses ya.

Estaba acordándome de todos los parientes cercanos del viejo-pasa-monje tibetano de los huevos-profesor de Yoga.

Maldito mundo.

Malditos todos.

"Tócate los pies"

¡¡¡Cómo mierda quieres que me toque los pies!!!

¡Parece que me he tragado una jodida sandía, no puedo tocarme los Pies!

-Venga Brit, solo agachate un poco más- Dice Jordi animándome.

Estoy roja cómo Elmo el de barrio sésamo.

-Jordi, mierda sujetame creo que me voy- Digo realmente en pánico, la tripa me tira hacia adelante, voy hacer puré de bebé en breve.

-¿Qué?-Dice asustado.

-¡QUE ME COJAS JODER VOY A APLASTAR A TU SOBRINO, IMBÉCIL!-Digo haciendo fuerza para no caerme hacia adelante sacando culo.

El me agarra por la cintura y me pone derecha.

Le doy una bofetada y me pongo a llorar.

Losé es muy triste, no la situación, sino yo, bueno...la situación también.

El me consuela a pesar de la hostia que le he arreado.

-Shhhh, que te pasa pequeña Spears- dice consolando.

Como consolador no vale una mierda, pero no tengo nada mejor.

-Odio el yoga, odio el saludo al sol, odio el ejercicio, odio ser una vaca marina, odio ser tan sensible, odio a la pasa tibetana y te odio a ti, ma-ma-ma-monazo- Digo hipando en la última parte.

El se echa a reir y empieza a abrazarme fuerte.

Estoy agotada solo quiero llegar a casar y Meter la cara en jengibre con mostaza.

Losé, asqueroso, pero me apetece mucho, mi bebé me hace comer cosas asquerosas.

I never want to grow upDonde viven las historias. Descúbrelo ahora