I never want to grow up

Errores

"Tengo una gran fé en los tontos, autoconfianza lo llaman mis amigos" Edgar Allan Poe

Me despierto con un montón de duendes aporreando mi cabeza con partillos invisibles y puedo oír una vocación en mi cabeza que dice "¡Hola! Soy tu futura resaca".

Me toma un par de minutos percatarme de que no estoy en mi casa, esto es una habitación de hotel.

Me remuevo en las blancas sábanas y siento la tela en toda mi piel.

Por lo que, no llevo ropa, por lo que estoy desnuda.

Me siento a la velocidad de la luz y intento analizar la situación.

Obviamente no he dormido sola, pero aquí, no hay nadie.

Asique deduzco que ayer, me enrolle con un tío en la fiesta de empresa, pero era un gilipollas que me ha dejado sola y con una jaqueca de mil demonios.

Gimo internamente, siempre me tocan los patanes.

Me visto apresuradamente y me voy a la cafetería del hotel.

Necesito comida.

Tostadas, cruasanes, churros y un café.

Y sí, me lo he comido todo, que pasa, soy una mujer con apetito mañanero.

Respiro hondo, pago la cuenta y me voy a mi apartamento.

Me paso el fin de semana haciendo trabajo atrasado y sin recordar para nada la noche del hotel.

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Cuatro semanas después.

-Bueno, me gustaría presentarles el nuevo proyecto, se trata de....-sonido estraño en las tripas-.. De una propuesta para el nuevo...-sonido extraño de nuevo-...nuevo...

Siento que me mareo y corro a la papelera de la esquina, me agacho y vomito sonoramente, delante de los socios, y de mi jefa.

La cuál esta a mi lado sujetándose el pelo y dándome palmaditas en la espalda.

No es la primera vez que me pasa esto, vómitos, mareos, arcadas, sensación de desfallecimiento, para alguien que ama la comida es un dolor acercarte a algo que parece delicioso y sentir que vas a vomitar un elefante.

Teressa me pasa un papel para que me limpie la boca y me sujeta cuando creo que voy a caer de un mareo.

-Lo sentimos mucho, pero la reunión se tendrá que aplazar, la señorita Carter está indispuesta- dicho esto me acompaña a su despacho.

Me siento con cuidado en su silla y ella me mira desde el otro lado del escritorio, donde, debería estar yo.

-¿Has ido al médico ya?- me pregunta realmente seria.

La miro con los ojos bien abiertos y pestañeo un par de veces.

-No- me mira seria y frunce el ceño disgustada.

-¿Bueno, y a qué esperas?- Dice con un tono claramente molesto.

-Será... Será un virus estomacal, no necesito ir al médico - le digo restando importancia con un tono débil para nada convincente.

Teressa frunce los labios.

Se está conteniendo, o busca las palabras para decirme algo suavemente.

Me va a despedir, o dios, o dios, no puede haber nada peor que eso.

-No es un virus estomacal, estas embarazada..

Estaba equivocada, eso era mucho peor.

Y mi mundo se paró.

La miro con los ojos como platos.